En diciembre del 2006, Tabaré Vázquez y Alan García estuvieron juntos en la II Cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones. (Foto: AP)
En diciembre del 2006, Tabaré Vázquez y Alan García estuvieron juntos en la II Cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones. (Foto: AP)

El pedido de asilo del ex mandatario Alan García llega a Uruguay en una etapa preelectoral –sus comicios presidenciales son en octubre del próximo año–, en la que cualquier decisión de gobierno puede ser utilizada a favor o en contra. Tres politólogos uruguayos analizan este y otros escenarios que afronta el presidente Tabaré Vázquez para tomar la decisión sobre si el líder aprista se queda en el Perú o vivirá los próximos años como asilado en Uruguay.

1) La tradición del asilo político en Uruguay
Fue el propio canciller de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, quien aseguró que su país “tiene una larga tradición en materia de asilo”.

El ex embajador de Uruguay en el Perú Juan José Arteaga recordó en medios locales que el último asilo político que concedió su país se otorgó en el 2005, cuando un militar venezolano, durante el régimen de Hugo Chávez, solicitó la protección alegando que era perseguido por el gobierno. Dos años antes, hicieron lo mismo dos capitanes venezolanos, quienes vivieron por 31 días en la residencia diplomática uruguaya antes de recibir un salvoconducto.

El ex canciller Didier Opertti resaltó otro caso de 1999, cuando se dio asilo al ex ministro de Defensa paraguayo José Segovia.

Opertti indicó que la decisión del actual gobierno de Vázquez, que aceptó dar trámite a la solicitud de García mientras espera información del Perú, responde a una política de Estado. “Veo que hay una continuidad porque en esto no se puede andar cambiando de posiciones”, declaró a “El Observador”.

2) El escenario electoral y el juego político en medio
Los comicios presidenciales de Uruguay son en octubre del 2019, pero los partidos ya tienen a sus precandidatos para sus elecciones internas que se llevan a cabo tres meses antes de las generales.

“El Frente Amplio –el partido de gobierno– recibe esto en un escenario donde la aprobación del Ejecutivo es baja. Independientemente de las razones, hay un intento de enviar señales hacia los electores que los consideran radicales. Son cautos pero darán todas las señales de tolerancia a quienes piensan distinto, es un espacio para recuperar puntos”, explicó el politólogo Adolfo Garcé a El Comercio vía telefónica.

Este Diario intentó comunicarse con el presidente del Frente Amplio, Javier Miranda, para conocer la postura oficial del partido, pero no respondió nuestras llamadas ni los mensajes.

Pero el tema electoral no afecta solo al oficialismo. El ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti, del opositor Partido Colorado, se pronunció a favor de un asilo inicial en la residencia diplomática.

“Víctor Raúl Haya de la Torre, en su tiempo, se asiló en la Embajada de Colombia. No le daban el salvoconducto y estuvo años metido ahí adentro”, refirió.

Sin embargo, el precandidato del Partido Colorado, Ernesto Talvi, marcó distancia de su correligionario Sanguinetti alegando que “Uruguay no puede desautorizar a un país democrático” y transformarse en el destino de autoridades que buscan “esquivar” investigaciones.

3) Los factores de decisión para el presidente uruguayo
El politólogo uruguayo Daniel Chasquetti explicó que el presidente Vázquez no podrá tomar una decisión sin la postura colegiada de su partido, el Frente Amplio (una coalición de partidos de izquierda).

“Es importante lo que ocurra en el partido, ya ha limitado al presidente en algunas de sus decisiones porque no estaban en la misma línea. Es un actor de veto”, afirmó a El Comercio.

En la lectura de Chasquetti, el mandatario uruguayo buscará una salida técnica. “Acá pueden suceder dos cosas: o bien resuelven políticamente y obligan una discusión política, o van por la vía administrativa con la cancillería consultando a expertos y vincular la decisión a esa base técnica”, indicó.

Otro factor por tomar en cuenta es que Vázquez se encuentra en la recta final de su gobierno con niveles bajos de aprobación.

El politólogo Antonio Cardarello recordó que Vázquez acaba su gobierno con cifras muy inferiores a los períodos anteriores. En su primer gobierno (2005-2010), Vázquez terminó con 80% y José Mujica (2010-2015) llegó a 70%. La aprobación a Vázquez ahora fluctúa entre 35% y 40% en las encuestas.

“Comparado con el anterior gobierno, es el peor evaluado, y en gran parte se debe a la situación económica. Una decisión como el asilo puede jugarle a favor o en contra”, dijo Cardarello a este Diario.

4) Afinidades ideológicas rotas con el giro de García
Cardarello advirtió que otro punto que será un factor de presión para Vázquez es que, de darse el asilo, la oposición podría nuevamente cuestionar que el oficialismo “defiende corruptos por afinidad ideológica”.

Según dijo, el gobierno ha tenido problemas por posturas del Frente Amplio uruguayo a favor de Lula da Silva (Brasil), Cristina Fernández (Argentina) y Nicolás Maduro (Venezuela).

El senador del opositor Partido Nacional Javier García aseguró que el asilo no puede evitar “los alcances de la corrupción”.

“Espero que se valoren elementos estrictamente vinculados al derecho internacional, no valoraciones ideológicas ni personales”, dijo a El Comercio.

Sin embargo, el politólogo Chasquetti descartó que el Frente Amplio vea ahora con afinidad a Alan García. “Tras su segundo gobierno, la izquierda uruguaya dijo que poco tenía que ver con el modelo de izquierda. Reconocen históricamente al Apra como izquierda, pero a Alan ahora no”, explicó.

En opinión de los tres politólogos uruguayos, Vázquez otorgaría el asilo al ex presidente García.