La sorprendente ciudad de Frankfurt y cómo la guerra impactó en su arquitectura histórica

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Esta vez recorrimos el casco histórico de la ciudad alemana donde conviven diversos estilos arquitectónicos que estudiamos, probablemente, en el colegio: gótico, barroco, clásico y renacentista se manifiestan en los detalles de las casas, antiguas tabernas, museos e iglesias. La historia está viva, hasta la más reciente. Es impactante conocer que mucho de lo que se ve en la plaza Römerberg y en la ciudad no es original, sino que fue reconstruido después del bombardeo de la Segunda Guerra Mundial. Algunos lugares icónicos fueron replicados a partir de fotografías con la finalidad de guardar las construcciones con la mayor similitud posible.

La plaza Römerberg es conocida como el corazón de la antigua ciudad. Su distribución no se parece en nada a las plazas de armas que fundaron nuestras ciudades tras la invasión española. La dinámica era distinta, pero el propósito de congregar gente para comunicar los asuntos importantes de la ciudad y en eventos de interés popular fue el mismo.

Aquí se verá el edificio llamado El Romer, este es una muestra de la arquitectura original que perdura desde hace más de 700 años. También está la antigua iglesia de San Nicolás y una serie de viejas casas muy coloridas también reconstruidas. Los turistas recomiendan visitar la plaza Römerberg al amanecer o al atardecer porque la iluminación natural del sol provoca otras sensaciones sobre esta bella arquitectura.

Actualmente, en la plaza y sus alrededores se encuentran negocios como casas de cambio, restaurantes, cafés y las tradicionales y rústicas tabernas, donde se consumen platos locales elaborados con embutidos, carnes y pescados, así como la tradicional sidra, bebida a base de manzana, bastante popular en Frankfurt.

Este mismo espacio ha sido testigo de coronaciones de emperadores y punto de reunión de comerciantes que atraían a visitantes de distintos reinos medievales. Una de sus fiestas más celebradas es el famoso Mercado Navideño que está en pie desde 1393. Es uno de los eventos más esperados por los lugareños y uno de los más largos en el centro pues se desarrolla de noviembre a diciembre.

Entre las iglesias que se recomienda visitar está la San Pablo que fue reconstruida y, por su fachada, para el tranvía. A las fueras del centro está la Catedral del Emperador que destacó por su importancia durante el Sacro Imperio Romano Germánico. Es muy concurrida por su torre gótica de 95 metros de altura. Para los grandes lectores de la literatura alemana, una opción es visitar la Casa de Goethe, el célebre autor de “Fausto”, muy cerca del casco histórico.

Para llegar a este lado de la ciudad, hay opciones de transporte público y tranvía. También taxis por aplicativo. Es tanta la arquitectura y sus recovecos por conocer que, por lo menos, los visitantes deben destinar un día para disfrutar este lado de la ciudad al pie del río Main. //