Hay que aprender a observar. No en vano es el primer paso del método científico. Tenerlo como regla ha sido clave para que la arqueóloga Yomira Huamán Santillán ponga los ojos sobre el complejo arqueológico de Cajamarquilla, a 6 km al norte del río Rímac, en Lurigancho-Chosica. Ayudó ser vecina de la zona. Sabe mejor que nadie que el área de 167 hectáreas ha sido explorada en poco menos de 2%. En su último año de carrera en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, le pedían un trabajo de investigación: quería cerrar una etapa importante estudiando el lugar que la vio crecer.
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Había iniciado el semestre del 2020-I cuando el profesor Pieter Van Dalen Luna recibió la propuesta de Yomira. “Recibo con mucha alegría sus proyectos porque de estudiante también he hecho excavación. Uno tiene que motivar a los estudiantes a que sigan investigando. Conozco el sitio [Cajamarquilla] y sé su importancia”, cuenta el también arqueólogo por la UNMSM, magister en Arqueología Andina y Gestión Cultural, y doctor en Ciencias Sociales con especialidad en antropología, con la misma emoción de aquella vez. Recibieron un pequeño financiamiento para las 10 unidades de excavación que autorizó el Ministerio de Cultura. Todo estaba listo, pero la pandemia retrasó el proyecto. Las y los arqueólogos están expuestos durante el trabajo en campo. Esta vez, se sumó la incertidumbre -como todos- de enfrentarse a un virus del que poco o nada se sabía.
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Con protocolos establecidos (toma de temperatura, uso de dos mascarillas, aislamiento post visita in situ) y flexibilidad para los traslados, retomaron el proyecto y en el camino se sumaron estudiantes de las universidades de San Marcos, San Cristóbal de Huamanga y San Antonio de Abad de Cusco. Además de ellos, cuenta Yomira, tienen voluntarios. En total hay alrededor de 40 personas en el lugar. El pasado 20 de octubre empezaron a excavar. Es en la unidad ocho (la responsable es la arqueóloga Bach. Noelia Allcca Aiquipa) donde, en medio de la plaza, encuentran una cámara funeraria. En su interior había una momia -en buen estado de conservación- en posición “fetal, con las manos tapándose la cara, amarrado con soguillas”. “No se había encontrado una momia con estas características. La misión italiana dirigida por Claudio Sestieri (entre 1962 a 1971) recuperaron algunos fardos funerarios de la pirámide, que lleva su nombre”, agrega el profesor Pieter.
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Los arqueólogos explican que se trataría de un varón que, por el patrón de entierro, era de la región altoandina (“en el caso de la costa se coloca en posición extendida, al interior de fardos”). “Esta quebrada es un corredor natural por donde se asciende desde el valle del Rímac a la comunidad campesina de San Antonio Chaclla, en Huarochirí, en la cuenta del río Santa Eulalia. [En el corredor] de la época prehispánica hasta la colonial, transitaban a fin de realizar transacciones coloniales. Tan es así que, en la colonia, por acá bajaba la gente en mulas o caballos trayendo hielo para abastecer a la ciudad de Lima”. Se ha encontrado además restos obsidiana, que son restos de roca volcánica “que utilizaron en la sierra en época prehispánica”.
Lo que se sabe de la momia preinca / escucha aquí
La zona fue ocupada por distintas culturas: Lima (200 a.C. – 500 d.C.); Wari (500 – 1000 d.C); en el intermedio tardío fue un punto de encuentro multiétnico entre los Ichma (900 y 1470 d.C.), de la costa, como los Chaclla, de la sierra de Lima. La momia encontrada “podría datar” del 800 al 1200 d.C. -es decir, pertenecer a la cultura Wari o Chaclla. Van a corroborar la hipótesis con los análisis de ADN del carbono-14.
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Además de la investigación, están desarrollando en trabajo de gestión cultural con vecinos aledaños, instituciones cercanas. A la fecha, han explorado el 70% de las unidades asignadas. Han podido continuar con el apoyo económico de Bacilio Huaman, un empresario de la zona. Han tocado las puertas de las empresas de la localidad (la zona es industrial), así como de la Municipalidad distrital de Lurigancho. Hasta el momento no hay respuesta. El equipo sigue trabajando contra viento, marea, huaqueros y pandemia: este hallazgo ayudará a conocer cómo era la vida del antiguo poblador del valle de Lima. Por lo pronto, hay que proteger Cajamarquilla (y toda zona arqueológica). //
Cómo llegar al Complejo Arqueológico de Cajamarquilla
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