Hubo un día en que el tiro destronó al fútbol como el deporte rey en el Perú. Ocurrió la mañana del lunes 2 de agosto de 1948, cuando la redacción de El Comercio recibió un cable con una noticia que no se ha vuelto a repetir: Edwin Vásquez Cam, el ‘Pequeño Grande’, había conseguido la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres, en la modalidad de pistola libre. “A pesar de que por primera vez competía con tiradores de fama mundial, entre los que se contaba el famoso Ullmann, de Suecia, yo me encontraba perfectamente tranquilo, sin el menor asomo de nervios, dispuesto a luchar con mis contenedores hasta quemar el último cartucho, como Bolognesi”, declaró Vásquez al Decano, horas después de haber alcanzado su hazaña.
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El 22 de agosto, cientos de personas colmaron las instalaciones del aeropuerto de Limatambo para recibir al campeón olímpico. Le rindieron un homenaje en el viejo Estadio Nacional, donde fue cargado en hombros por jugadores del Sporting Tabaco alrededor de la pista atlética. Había nacido un héroe, pero también las bases de una tradición deportiva que, décadas más tarde, nos seguiría regalando triunfos.
BUEN PULSO
No es exagerado decir que el tiro es el deporte más exitoso del país, junto con el surf y el atletismo. Es una disciplina sobre la que cuelgan tres de las cuatro medallas olímpicas conseguidas por el Perú a lo largo de la historia. Si en los años 50 tuvimos a Vásquez, en la década del 80 surgió la figura de Francisco Boza, medallista en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 con meritorio segundo lugar. Tenía apenas 20 años, pero el pulso de James Bond. Ya en la década del 90, en Barcelona 1992, Juan Giha cosechó una medalla de plata más. Y, desde entonces, paramos de contar.
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Más de 30 años después, una nueva generación de tiradores busca terminar con estos tiempos de sequía deportiva. Una de las apariciones más gratas es la de Daniella Borda (28), que en los Juegos Panamericanos de Santiago obtuvo la medalla de bronce, en la modalidad skeet. “Esta era mi prueba final para intentar cumplir el sueño olímpico”, nos dice la deportista desde la Toscana italiana, adonde se mudó en 2020, en plena pandemia, para seguir con un riguroso plan de entrenamiento. “Después de tantos sacrificios, haber clasificado a París es una meta cumplida. Desde ya, me estoy preparando para llegar con el mejor rendimiento posible”.
Daniella creció rodeada de armas: su padre, Mario Borda, es un gran aficionado a esta disciplina. “Desde pequeña, aprendí la responsabilidad que conlleva manejarlas”, cuenta. En 2013, decidió incursionar de manera profesional en este deporte y, recuerda, siempre apuntó a llegar al máximo nivel. “Para ser un deportista de alto rendimiento, o un buen tirador, lo más importante es la disciplina. A eso hay que sumarle garra, perseverancia y mucha actitud”, concluye.
Nicolás Pacheco (29) es otra de nuestras balas. El joven tirador ganó la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos Santiago 2023 y, de esta manera, obtuvo su boleto para París 2024. “Ahora lo que toca es mentalizarse en los Juegos Olímpicos”, sostuvo Pacheco a su llegada a Lima. “A mí el fútbol me encanta. Es entendible que sea prioridad porque es un deporte que en todo el mundo es el más conocido y popular, pero también nuestro país tiene grandes deportistas que traen logros importantes en otras disciplinas”.
La lista de nombres que merecen toda nuestra atención la completan los tiradores Cristian Morales, Annia Becerra, Alessandro de Souza Ferreira, Sara Vizcarra, Marko Carrillo y Kevin Altamirano. “A pesar de tener un presupuesto reducido, hemos venido trabajando para darle estabilidad a los atletas. Cuentan con entrenador, municiones y un espacio inmejorable para practicar, como es el polígono de tiro de la base Las Palmas, que heredamos de los Juegos Panamericanos de Lima”, le dice a Somos Pancho Boza, presidente de la Federación Peruana de Tiro, quien en 2015 obtuvo una medalla de oro en los Panamericanos de Toronto.
El gran objetivo es que el tiro peruano vuelva a ocupar el podio olímpico, más pronto que tarde. “Los chicos vienen trabajando muy duro para eso. Estoy seguro de que la suerte nos va a acompañar en París”, concluye Boza con un tono que contagia de fe.
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