La misma mañana en que conversamos sentados junto a la piscina de su casa, él le había enviado por WhatsApp a la blonda e inagotable Susana Giménez, su best friend y confidente por casi medio siglo, el afiche de la obra que protagonizará, por primera vez en 42 años, fuera del teatro Marsano. En la imagen se ve grande el título: El padre. El lugar: La Plaza. Y, claro, la estrella: Osvaldo Cattone. Junto al texto, el rostro del argentino de 84 años en primer, primerísimo plano. “¿Qué te parece?”, le cuestionó temprano. Doble check azul, recibido en Lima. “¡Fantástico! Pero, oye, tenés que hacer te un lifting ya, eh...” Doble check azul en Baires. Emoticón de carita estirada. Emoticón de carita feliz.
“Mirá lo que dice, pero no importa. Estoy espléndido para lo que se viene... Chicas, ya dejen de ladrar que no me dejan hablar...” Gilda (por la cinta de Rita Hayworth), Sophia (por la Loren) y Pitou (un personaje de ficción) están como locas porque el fotógrafo anda buscando dónde hacer las fotos como Pedro por su casa. Solo que es la casa de ellas. “Últimamente hay muchas buenas noticias. Empezamos los ensayos de El Padre y estoy tan emocionado. Este es un hombre mayor, inteligente, capaz, bien plantado, seductor, que va perdiendo la lucidez por el Alzheimer. Pierde su conexión con la realidad, el lenguaje, el sexo. El personaje es hermoso y me pertenece porque tiene mi mundo. No hay muchos papeles así para viejos. Si decía que no, lo iba a hacer otro, Ísola, Gustavo Bueno. Iba a ser una lástima dejarlo pasar... ¡Cállense, carajo! ¡Amores de mis vidas, cómo las hago callar!”, exclama. Sofía y Pitou se van resentidas. En ese hogar todos son temperamentales. Con su partida vuelven a oírse las olas que rompen en la playa de Villa.
La obra que lo tiene tan ilusionado fue creada por el francés Florian Zeller en el 2012 y ha sido un éxito en Europa y Estados Unidos. Es thriller, drama y comedia, una pieza traída a Lima por el director Juan Carlos Fisher. “Tuve temor de aceptar porque me auto dirigí por 42 años, por el choque de los egos, pero estoy enamorado de Fisher, de su método de dirección y del respeto de mis compañeros. Así te lo digo, me tiene entregado”. Pese a ello, cree que esta será, probablemente, la última vez que actúe. “Mi memoria ya no es tan elástica. Cuando tengo la letra, la tengo, pero me cuesta aprenderla. Además es un texto endiablado porque el Alzheimer... En España se hizo el papel con apuntador. Yo no podría. Tengo mi orgullo”.
AMORES PERROS
El actor, director y productor llegó al Perú en 1973. Lo trajo Genaro Delgado Parker para que protagonizara con Regina Alcóver la telenovela “Me llaman Gorrión”. Tres años después, la familia Marsano le otorgaría el funcionamiento/alquiler del famoso teatro, encargo que tiene hasta hoy, 124 puestas en escena después. Con la mano en alto y sosteniendo un vaso de Coca-Cola, confiesa, con la verdad y nada más que la verdad, que nunca actuó fuera de allí porque no le ofrecieron algo que él sintiera que merecía.
Lo que tampoco sintió que merecía fue lo que pasó con Mauricio Mulder. Por esos días, el congresista aprista le increpó rabiosamente vía redes sociales que discriminaba a los adultos mayores en el Marsano, pues cuando él fue a ver la obra no encontró asientos disponibles destinados a esa condición. Lo tildó de “fiasco” porque las entradas regulares costaban S/ 100. Que cómo se iba a promover así el teatro. Porque, claro, cómo iba a costear eso con su modesto sueldo de parlamentario.
- Viste que Mulder se disculpó.
¿Ah, sí? ¿Qué dijo?
- Que no sabía que eras ajeno a esa producción. Que habías sido un caballero por la manera en que aclaraste las cosas.
[Guarda silencio unos segundos y aguanta la lágrima] No lo sabía, no veo televisión. Me parece de buena gente que reconozca el error...
- ¿Por qué te emociona?
Se habían vendido 49 entradas de adultos mayores esa noche y quedaba solo una cuando él llegó. Quería cuatro. Fue injusto el origen del bochinche. Pero lo que pasó luego fue de locos. La gente me hizo una defensa muy cerrada. Me sentí querido. A él, un cargamontón que hasta me dio pena. Pero ya está.
- Dijo que iría a verte en EL PADRE.
Y qué bueno. Yo tengo 84 años y me voy a ir pronto. No importa si me faltan cuatro, dos o un año. No tengo, como tienes tú, 50 por delante. Por eso quiero que cada momento de mi vida sea apacible, agradable. Estoy bien de salud y no quiero cagármela con Mulder ni con nadie. Ya pasó. Si va, saldré a saludarlo, cómo no. También le daré un abrazo... ¿Te quedás a almorzar, verdad?
LA DOLCE VITA
Hay lasaña, helado y champán para comer. Están preparando la mesa en el jardín. Mientras charlábamos, ha elegido solapadamente la vajilla. Elías Alfageme, el hombre cámara, va retratándolo hace 40 minutos. El pedido de un clic más, tras otros 457, lo aburre. “¡Elijahs, no jodás más con los fotos, Elijahs!”, vocifera medio en broma, más en verdad. A su lado, en la sala, se ubica una mesa con varios portarretratos. Hay familiares en blanco y negro que no viven más. Está Regina Alcóver en colores desgastados. Y Chabuca Granda. “Me la topé en un avión una vez. No la reconocí; en qué iría pensando. Me saludó y me dijo que era una gran admiradora. Que tenía un retrato mío en su mesa de noche. Le pregunté su nombre y, cuando me lo dijo casi me caigo. Qué honor. Nos hicimos muy amigos”.
“Esto sácalo si quieres. No lo narro mucho porque creen que miento o que fue una alucinación y ya he dicho que nunca me he drogado. Soy tan exuberante que acabaría suicidándome o qué sé yo. En fin, soy ateo, no creo en la reencarnación ni en los fantasmas, pero sí en ovnis. Yo he visto uno. A inicios de los 70 estaba haciendo una temporada de teatro con Susana [Giménez] en Mar del Plata. Era domingo y tenía que estar el lunes por la mañana en Buenos Aires para filmar. Un amigo ofrece llevarme por tierra y acepto. Pero el tráfico de regreso era infernal. Alguien nos sugiere, para cortar, tomar un camino afirmado sobre una pampa. Vamos. Eran las 2:15 a.m. cuando todo se ilumina de lila. De pronto, de golpe, suspendido en el aire, como a unas cinco cuadras de distancia, algo con forma de habano, pero echado, flota sobre el suelo. Con muchas luces de colores. Está ahí unos minutos, da unas vueltas y desaparece. Un lugareño, luego, nos dijo que ‘ellos’ iban ahí todo el tiempo. No bajaban, pero siempre se estacionaban. Yo creo que eso es Dios. La maravilla del universo, la naturaleza, la vida misma”.
PRESENTE ACTIVO
Nada de eso quiere dejar de atestiguar el señor de las tablas en el Perú. Por eso le espanta tanto la idea de la muerte. No la forma o el después, sino el perderse la vida, tan fabulosa como es. “No es superficialidad. El dolor existe y me toca. Mi único hermano murió hace dos años cuando tomaba una siesta y me devastó. No tengo familiares directos vivos. A mi primera esposa la encontré en la cama con mi mejor amigo una noche que volví a casa de pronto porque la función se canceló. Fue un golpazo. Pero no me victimizo, no me complazco en la pena. Yo no tengo nada de eso. Yo salgo”, sentencia.
Y sí. Cattone es un tipo del presente. No guarda reseñas amarillentas o portadas viejas. “Mi ambición es seguir chupando la vida como un helado que no quiero que se termine. Es ser feliz. Es leer esta nota el sábado y seguir ensayando El padre”. De ahí que, tal vez hoy, le tome un par de fotos a esta revista y le parece?”. Doble check azul. Que luego le diga que se deje de joder con el lifting y que vaya buscando pasaje para venir al estreno. También que estas páginas terminen en los hocicos de Gilda, Sofía o Pitou como rudimento liberador de energía y estrés. Y ya está. A otra cosa, que el arte será largo, pero la vida es breve. Brevísima.//
***
LÍNEA DE TIEMPO: VIDA Y OBRAS
1933. NACE UNA ESTRELLA. Osvaldo Inocencio Cattone Ripamonti nace el 17 de enero en Argentina. Sus padres fueron dos humildes inmigrantes italianos. Él era carnicero; ella lavaba ropa ajena. Desde chico tuvo interés por actuar, cantar y bailar.
1952. ESCENAS DE LA VIDA CONYUGAL. Se casa por primera vez a los 19, con una estudiante de actuación. Volvería a hacerlo dos veces más. La segunda con Inda Ledesma (ex mujer de Sebastián Salazar Bondy) y con la famosa actriz argentina Amelia Bence (foto).
1954. DE ROMA CON AMOR. Tras haber ganado experiencia en obras de teatro y radionovelas y haber asistido a la Universidad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, viaja a Italia a estudiar actuación en la Academia Nacional de Arte Dramático de Roma. Se gradúa con honores.
1960. CAMINO A LA FAMA. Regresa a Argentina y con éxito hace teatro, cine, televisión. Su fama se encumbra al actuar en la telenovela NINO.
1973. EN ESTA TIERRA DEL SOL. Llega al Perú traído por Genaro Delgado Parker para que estelarice la telenovela ME LLAMAN GORRIÓN. Busca un espacio para poner obras de teatro. Lo encuentra en el teatro Marsano, inaugurado en 1976.
1981. TODAS LAS LLAMADAS. Conduce en TV el show COMIENDO CON CATTONE. En las décadas siguientes sería el artífice de éxitos memorables en la tablas nacionales, como ANNIE, EL HOMBRE DE LA MANCHA, OTELO y RELACIONES PELIGROSAS, entre otros. En Lima ha puesto más de 120 obras.
2017. JUSTO HOMENAJE. El Congreso de la República le otorga un diploma de honor por su importante contribución al arte y la cultura del país.
VIDEO RELACIONADO
Osvaldo Cattone y la inspiradora charla TEDxLima que dio en el 2018.
Contenido Sugerido
Contenido GEC