El reciente libro “Norteñas peruanas” (2023), del fotógrafo Regis Cebrián, es fruto de la preocupación de su autor, un amante y cultor de la marinera, por una tendencia que ve imponerse en los concursos de baile. Se preguntaba Cebrián por qué las bailarinas de hoy optan por usar vestidos “como de princesas de cuento” en los torneos, para nada ligados a la riquísima tradición del traje del norte peruano.
“Cuando volví a Perú, luego de un tiempo afuera, noté que en concursos de marinera había pocos trajes de mocheras, huanchaqueras o monsefuanas y más bien muchos otros con colores fuertes de sierra, y con exceso de flores al estilo panameño. Muy lindas sí, pero definitivamente vestidas con un concepto muy lejano de representar un traje tradicional del norte peruano”, señala. Piensa que el afán de competir y llamar la atención causó que los trajes de marinera empezaran a cambiar, en colores, formas, materiales y texturas dando como resultado una distorsión de lo que solía ser en el pasado.
Con ganas de hacer pedagogía y de proteger un acervo del posible olvido de las nuevas generaciones, Cebrián recorrió con su equipo distintas zonas del país como Cajamarca, Cajabamba, Piura, Chiclayo, Zaña, Monsefú, Trujillo, Moche y más buscando a diferentes personajes relacionados con la conservación del traje típico: coleccionistas, investigadores y familias tradicionales, y el resultado es este libro de 200 páginas que recoge los trajes más vistosos de la zona norte del país.
“Para desarrollar este proyecto convoqué a dos amigas que también bailan marinera y están dentro de esa línea de preservación y difusión de las tradiciones peruanas. Ingrid Ojeda y Urpy Fischer han sido mis cómplices en esta aventura y me han apoyado en varias etapas de este proyecto”, señala Cebrián. Añade además que si bien no existe un traje de marinera como tal, sostiene que desde hace varias décadas se convirtió en costumbre bailar marinera en competencias usando los trajes típicos de norte. A su juicio, la poca información que existe al respecto “no ha llegado de manera efectiva a quienes están involucrados en la enseñanza, difusión y promoción del uso de trajes tradicionales”.
Para la tapa de “Norteñas Peruanas: Trajes Tradicionales” se escogió a la modelo Alessia Rovegno, por su poder simbólico al ser nuestra actual Miss Perú, quien viste un traje de la zona de Incahuasi, en Ferreñafe. Señala que este esta compuesto por blusa, lliclla y faja originales confeccionadas por la artesana de Incahuasi Ana Cecilia Manayay. El sombrero incahuasino tejido en Puerto Etén, y la manta es de Luis Passalacqua. Los aretes de la foto, trabajados por Pablo Custodio, son réplicas de piezas originales incahuasinas.
Con sus imágenes de retratos con fondo de jardín, al estilo Martín Chambi, Cebrián aspira a contribuir al debate sobre la identidad y la empatía, que tanta falta nos hace estos días. //
El libro se encuentra disponible en Libreria Cultura Peruana, El Virrey y a través del autor al whatsapp 985 690 357
Recuadro
La historia de los vestidos en el norte
Pavel Elías, historiador y profesor de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Piura
Sobre la vestimenta de los indios tallanes que habitaban la costa del corregimiento de San Miguel de Piura en el siglo XVI, tenemos dos descripciones de cronistas. El primero, Pedro Pizarro, señalaba que vestían “unas camisetas y mantas de algodón labradas de algunas labores con lana, traen unos rebozos alrededor de la cabeza que les da vuelta debajo de la barba con unos rapalejos. Las mujeres traen unos capuces vestidos que les llegan hasta la garganta del pie”. Esta descripción coincide con la de Fernández de Oviedo, quien dice que todos los hombres de esta región “Andan arrebozados […] con unas tocas de muchas vueltas, e así traen las cabezas muy grandes con aquellos rebozos, e a los cabos sus repacejos colgados que parescen barbas”.
Durante el período virreinal temprano (siglo XVI), tenemos que los indios de la zona de Serrán y Cajas, según el tributo en ropa que les pedía su encomendero, vestían de la siguiente manera: una manta y camiseta, anaco y liquida (lliclla). El tamaño general era: “la manta del indio e anaco de la india 2 varas en ancho y 2 varas en largo, la camiseta del indio vara y ochava en largo y 2 varas menos ochava en el ancho del ruedo; la liquida vara y media en largo y otro tanto en ancho” (Espinoza, 2006).
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