La encontramos minutos después de conducir el espacio “América espectáculos”, a un lado del set de grabación. Nos invita a acomodarnos en unos sillones negros para hacer la entrevista. Cuando habla, cuando suelta una frase, aún se percibe la adrenalina propia de alguien que hace un programa en vivo todas las mañanas. Pero poco a poco, conforme se va desarrollando la conversación, los decibeles bajan de intensidad, como si Rebeca Escribens (46) se despojara del personaje que vemos en pantallas. Más pausada, nos cuenta sobre su rol como conductora de espectáculos en medio de una coyuntura que quema, de su amistad con las “Mujeres de la PM” y del diagnóstico que recibió a fines del año pasado tras descubrir un extraño lunar en su tobillo, que la hizo prender las alarmas e ir inmediatamente al dermatólogo.
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—Antes de ser conductora de espectáculos, ¿los temas de farándula eran de tu interés?
No, no. De hecho, me lo propusieron en más de una oportunidad en otros canales, cuando solo me dedicaba a actuar. Yo ingresé a América TV en 2013 para conducir el magacín nocturno “A las once”, que duró cerca de dos años. Ya con más confianza, se me presenta la posibilidad de estar en “América espectáculos” porque Fiorella Rodríguez se iba. Fue una casualidad. Terminé aceptando y ya han pasado nueve años.
—Ahora, digamos, estás bastante empapada de lo que sucede.
Es parte de mi trabajo. Cuando estaba en “A las once”, mi atención estaba volcada en todo lo que pasaba en la coyuntura social, política y económica del país. En este caso, son los espectáculos. Además, aquí no hay mucho que buscar, porque en las redes sociales te saltan las noticias sin querer queriendo.
—¿Qué uso le das a tus redes?
Busco un equilibrio. Me gusta estar en el celular viendo qué pasa y, a la vez, estar pendiente de qué es lo que subo como contenido. A veces lo hago por diversión o chacota y publico cosas ‘hueveras’, pero otras veces trato de informar sobre los temas que me interesan.
"Yo no ingresé al mundo del espectáculo para hacer televisión. La tele es una consecuencia de algo"
—En 1991, ingresaste al programa concurso “Buscando a la Paquita peruana”. ¿En esa época, pensabas en hacer una carrera en la televisión?
Es que yo no ingresé al mundo del espectáculo para hacer televisión. La tele es una consecuencia de algo. Cuando yo escucho a los jóvenes decir que quieren estar en televisión, yo pregunto: “¿Haciendo qué?, ¿qué vas a estudiar para hacerlo?”. En mi caso, fue un concurso el que me llevó a estar ahí. A raíz de eso, se hizo un taller que duró cerca de cuatro años. Yo recuerdo salir del colegio e ir inmediatamente a lo que eran las instalaciones de canal 2, en San Felipe, a llevar clases de actuación, baile y expresión corporal con grandes maestros. Siempre digo que soy actriz de profesión y conductora de oficio.
—También estudiaste Diseño de Interiores. ¿De dónde te nace esa versatilidad?
Antes me cuestionaba y me conflictuaba conmigo misma porque sentía que iba de acá para allá. Un día me gustaba algo y luego otra cosa. Ahora lo acepto, lo digo: me gusta ser actriz, conductora y el diseño de interiores. De hecho, yo misma diseñé el set de “América espectáculos”; me dieron la oportunidad de hacerlo. Yo elegí la mesa, puse la plantita, escogí los colores. Es algo que me apasiona.
"Estoy preparando mi primer unipersonal. Es un trabajo que trata de hurgar en tu vida, en lo que te hizo daño, de volcar esos momentos de dolor y tristeza que tuviste a una gran comedia"
—¿Esa curiosidad por explorar nuevas facetas te llevó a hacer “Mujeres de la PM”?
En realidad, todo empezó como jugando. Gianella y yo somos amigas de toda una vida. Con Katita y Almendra recién nos conocimos a partir de esta gran idea que tuvo Almendra: hacer “Mujeres sin filtro”. Ella fue quien nos juntó. Primero se forjó nuestra amistad y luego terminamos ya de manera profesional constituyendo una empresa, que se llama Mujeres de la PM, cuya razón social es “porque nos da la gana” [risas].
—¿Qué otras inquietudes profesionales tienes?
Estoy preparando mi primer unipersonal. Es un trabajo que trata de hurgar en tu vida, en lo que te hizo daño, de volcar esos momentos de dolor y tristeza que tuviste a una gran comedia. Para eso, estoy trabajando con personas que saben del tema. No te voy a decir por dónde va a ir, pero de hecho sí tiene que ver con mi vida, con mis tropiezos, con esa Rebeca torpe de la que me avergonzaba.
—¿Cómo es tu vida detrás de escena?
Aunque no lo creas, soy bien casera, y bien antisocial. No soy de ir a fiestas. Mi plan ideal es estar acostada al lado de mi esposo, de mis hijos y de mi perro Leo. Mi trabajo es bulla y mucha exposición. Pero en mi hogar busco lo contrario: la paz que me da mi esposo, las risas de mis hijos. Estar tranquila. Soy muy celosa de mi casa y de todo lo que está en ella. Todo lo que esté de la puerta de mi casa para adentro es sagrado para mí.
—Hace unas semanas, contaste en tus redes que habías sido diagnosticada con cáncer de piel. ¿Cómo ocurren las cosas?
El año pasado, me hice mi chequeo general y ya había visto ese puntito marrón que me estaba rompiendo el ojo. Yo estoy muy atenta a todas las señales, a todas. Fui donde la doctora, le hice la consulta y luego de una biopsia me confirmaron que era positivo. Me lo sacaron, acá está [enseña un parche en el tobillo]. La segunda biopsia salió negativa, felizmente. De chica, no era consciente de las barbaridades que hacía bajo el sol. No conocía el bloqueador. Usaba aceites, gaseosa. Olvídate, hacía tontería y media.
—¿Cuál es la mayor lección que te deja esta experiencia?
Que prefiero pecar de exagerada, que de dejada. La prevención es muy importante. Yo ahora tengo que hacerme controles cada seis meses. Lo que es importante saber es que sí puedes disfrutar de un día de playa, pero con sombra, con bloqueador. Incluso, hay ropas de baño que tienen tecnología UV. Uno puede seguir disfrutando de la vida, pero cuidándose. Que es algo que yo, lamentablemente, no estaba haciendo. //