Aún falta poco más de un año para el Mundial de Qatar –oficialmente arranca el 21 de noviembre del 2022–, pero las calles de Doha, su capital, ya vibran a causa del mayor evento deportivo del planeta: sonidos de taladros y martillazos se expanden por todo el centro de la ciudad. Las autoridades han visto conveniente remozar sus pistas y veredas para recibir a los cerca de 1.2 millones de hinchas que llegarían a la sede mundialista, según estimaciones de la FIFA. “Ahorita hay obras por todos lados”, nos dice María José Barbis (25), una joven peruana que se estableció hace poco más de dos meses en el país del Golfo Pérsico, casi con nostalgia porque la escena parece cualquier interrumpida calle de Lima, siempre a medio terminar.
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