Uno de los principales factores de riesgo para desarrollar un cuadro grave de COVID-19 es tener obesidad y sobrepeso. Y hay evidencia de que la cantidad de personas con una de estas condiciones de salud se ha incrementado debido al confinamiento por la pandemia.
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En el Perú, el Ministerio de Salud estima que más del 60% de peruanos mayores de 15 años vive con sobrepeso u obesidad, lo cual se relacionan a su vez con enfermedades como diabetes e hipertensión.
El Comercio conversó con el Dr. Darío Bardales, médico endocrinólogo y secretario de filiales de la Sociedad Peruana de Endocrinología, respecto a la situación de la obesidad y sobrepeso en el Perú y cómo el peso ha sido un factor determinante en la pandemia en el país y el mundo.
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“Estamos observando muchas personas adultas, niños y ancianos que han aumentado de peso [durante la pandemia]”, señala Bardales.
- En países europeos se ha reportado que las personas han aumentado de peso debido al confinamiento. ¿En l Perú ha sucedido lo mismo?
Sí, se ha realizado estudios no solo en Europa sino también en América latina y se ha determinado un incremento ponderal en hombres y mujeres de entre 1 a 5 kg, en relación al confinamiento, como consecuencia de menor actividad física y mayor consumo de alimentos sobre todo procesados.
No se han realizado estudios en nuestro país, pero en la consulta médica estamos observando muchas personas adultas, niños y ancianos que han aumentado de peso. Asimismo, [observamos] muchos diabéticos que han deteriorado sus niveles de glicemia [glucosa libre en la sangre].
- Este escenario de aumento de personas con obesidad y sobrepeso en el país puede suponer el incremento de la cantidad de casos de diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares en el mediano plazo.
Por supuesto, el aumento ponderal trae consecuencias a corto, mediano y largo plazo, por ejemplo, estamos viendo un incremento de dolor de rodillas por artrosis, lo que perpetúa la inactividad y el sobrepeso; a mediano plazo podemos ver un deterioro de los niveles de glucosa, de la presión arterial y del colesterol. Asimismo, a largo plazo, podríamos tener un aumento de eventos cardiovasculares como infartos cardiacos o derrames cerebrales y la incidencia de algunos tipos de cáncer, sin contar en todas las etapas el deterioro de autoestima, aumento de ansiedad y depresión.
En el mundo y en el Perú, un gran porcentaje de fallecidos y personas que desarrollaron COVID-19 grave tenía obesidad. ¿Hay algún protocolo de manejo específico para estos pacientes?
No existe ningún protocolo especial para las personas obesas, pero en general en la atención se requieren camillas y camas de mayor capacidad, mayor tiempo y dificultad para intubar, más personal para traslado y dificultad para pruebas diagnósticas como la tomografía.
Tomando en cuenta el plan de vacunación COVID-19 actual, ¿se debe reformular la ubicación de las personas con obesidad en las fases de vacunación? ¿Deben tener prioridad en el acceso?
Hemos visto que ni siquiera la edad, tener diabetes o algunos tipos de cáncer son factores tan potentes predictores como la obesidad para complicaciones y mortalidad por COVID-19.
La obesidad determina una menor capacidad pulmonar, una reacción inflamatoria pulmonar indebida y un compromiso inmune de las defensas, todo ello se relaciona con complicaciones y mortalidad, por ello el 75% de muertes por COVID-19 se relaciona con sobrepeso u obesidad en nuestro país.
Por ello, consideramos que la obesidad es el principal factor de riesgo para complicaciones y muerte por COVID-19 y es el grupo de pacientes de mayor prioridad de vacunación. A la fecha, esta patología aumenta hasta en 40 veces el riesgo de morir de forma súbita y de padecer otras condiciones graves como hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares, entre otras. Estas se ubican entre las primeras causas de muerte en el país.
En ese escenario, ¿qué se puede hacer a nivel gubernamental para evitar que se incremente aún más la cantidad de personas con enfermedades no transmisibles, en especial la obesidad?
Es obligación de todos los líderes de opinión, la sociedad civil y el Estado promocionar y promover los hábitos saludables desde antes de la concepción, durante la niñez y todas las etapas del ser humano para evitar la obesidad.
Otro punto es reconocer a la obesidad cuando ya la padece un ser humano como una enfermedad, lo cual tendrá implicancias tanto en la importancia que el público le daría a esta patología, así como cobertura de seguros en consultas médicas, análisis y medicamentos.
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