En páginas previas hemos hablado de los factores que determinan y afectan el clima, el cambio climático desencadenado por la actividad humana, y el trabajo del Grupo Intergubernamental de Expertos Sobre el Cambio Climático (IPCC).
La semana pasada, el IPCC publicó un nuevo informe, “Mitigación del cambio climático”, muy diferente a los anteriores (en realidad es la tercera y última sección de su “Sexto informe de evaluación del cambio climático”).
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A diferencia de los informes anteriores del IPCC, este no explica nuevamente los factores que están contribuyendo a acelerar el cambio climático, ni los escenarios que se darán si no controlamos esos factores. El nuevo informe, publicado el 4 de abril, es un enorme recetario de medidas que están al alcance de gobiernos y organizaciones alrededor del mundo que pueden aplacar, frenar y eventualmente revertir los cambios que hemos desencadenado.
Todavía no están listas las traducciones del inglés a otros idiomas, y con 17 capítulos y 2.913 páginas, puede intimidar. Felizmente, el IPCC ha publicado simultáneamente un resumen técnico y uno de políticas (en total 164 páginas), y los capítulos del informe están divididos por áreas de acción: transporte, construcción, agricultura, industria, energía, planificación urbana, etc. El capítulo final es quizás el más interesante para el público: acelerando la transición en un contexto de desarrollo sostenible.
Este último capítulo, además de explicar cómo es posible realizar los cambios necesarios para evitar una catástrofe, muestra cómo esos cambios pueden generar empleos y ganancias, enriquecer las economías locales y nacionales, y mejorar la calidad de vida en general. Todos estos beneficios se pueden lograr de manera sostenible. Es decir, un futuro que protege la salud de la población y que se puede mantener a mediano y largo plazo sin dañar el ambiente o eliminar los recursos que traen prosperidad económica.
“La principal dosis de realismo que se entrevé en todos los capítulos es el hecho de que el clima ya está cambiando”.
¿Dónde está la trampa?
Tras tantas advertencias de calamidad aparentemente inevitable, resulta difícil creer que algo así es siquiera posible, pero no hay trampa. Las 2.913 páginas de opciones y recomendaciones incluyen análisis científicos y técnicos que las justifican. El detalle es que su implementación requiere cambios significativos en actitudes y hábitos, lo cual requerirá voluntad, tanto política por parte de gobiernos como voluntad personal.
El Perú, aunque sorprenda a muchos, está en una situación ventajosa para superar esas barreras y beneficiarse de los cambios. En primer lugar, el Perú es un país donde la negación del cambio climático y otras teorías conspiratorias no tienen mayor asidero y, a pesar de tener deficiencias en la educación, mayormente se respeta y valora la ciencia.
Además, el país está en desarrollo, buscando invertir en la expansión de producción energética, infraestructura, industrias y comercio. Las fuentes de energía renovable se están abaratando rápidamente, y los materiales y tecnologías más sensatas desde una perspectiva climática y sostenible son las que reportarán mayores ahorros a lo largo de una vida útil que recién empieza.
Otra área donde el Perú está en desarrollo es el transporte. A pesar de haberse incrementado de 2 millones a 4,5 millones de unidades registradas entre el 2012 y el 2020, nuestro parque automotor es uno de los menores de Latinoamérica, con unos 78 vehículos por 1.000 habitantes (Brasil tiene 366; Chile, 287; y Ecuador, 141).
Esto nos da la oportunidad de crecer de manera sostenible. El capítulo 10 del informe, que trata del transporte, menciona que ya estamos viendo tendencias positivas: la creciente electrificación del parque automotriz, diseños de vehículos cada vez más eficientes y uso de materiales más ligeros y reciclables.
“El Perú está en una situación ventajosa para superar estas barreras y beneficiarse de los cambios”.
La revolución digital también está contribuyendo, desde la mayor eficiencia de motores hasta la coordinación de semáforos, planificación de rutas (incluyendo apps para menor manejo), y la realización remota de transacciones y trabajo.
El capítulo 7, dedicado a la agricultura y silvicultura, explica que ya se están dando pasos acelerados en un aumento de productividad que simultáneamente ahorra recursos y reduce la emisión de gases de efecto invernadero. Lista 20 áreas en las que se puede lograr gran impacto a corto y mediano plazo, desde mejoras en técnicas de cultivo y uso de fertilizantes, hasta prácticas de conservación y cultivos mixtos para producción forestal.
En otros capítulos se habla del avance y abaratamiento rápido de tecnologías limpias y sostenibles. El dedicado a la energía indica claramente que las fuentes de energía renovable, como la geotérmica y oceánica, y en especial la solar y de viento, se vuelven cada vez más baratas y se están adoptando a pequeña y gran escala alrededor del mundo.
Realidades y prioridades
El IPCC no es un grupo de soñadores que esperan aceptación y acción inmediata, el informe discute obstáculos y limitaciones. Uno de los más importantes es la producción de hidrocarburos (como petróleo, metano, hexano, fenol). El capítulo 6, dedicado a los sistemas de producción y transmisión de energía, indica que esta es un área donde los beneficios de actuar tendrían impacto enorme y rápido: pero esto requiere acción decisiva para que las poderosas industrias involucradas tomen las medidas necesarias.
La principal dosis de realismo que se entrevé en todos los capítulos es el hecho de que el clima ya está cambiando, y los impactos negativos se intensificarán hasta que las medidas empiecen a surtir efecto. La buena noticia es que las inversiones en desarrollo de infraestructura y las diversas áreas económicas van de la mano con la adaptación a los impactos meteorológicos del cambio climático. Ante los friajes más frecuentes, tormentas más intensas y deslizamientos o huaicos, tenemos medidas como la construcción que aísla calor y ventila mejor. Otro es la recuperación de manglares y hábitats costeros productivos, y la reforestación mixta de laderas.
El capítulo final dedica varias páginas a la discusión de las barreras y facilitadores para la transición hacia una economía sostenible que no descalabre el clima. Este se enfoca en las creencias y actitudes de políticos y ciudadanía, incluyendo temores al cambio y a los costos en que podrían incurrir.
El IPCC ha demostrado que la oportunidad de mejoras existe y está al alcance, y sus autores dejan en claro que el momento para aprovecharla es ahora.