Un reciente estudio experimental publicado en la revista “Nature” del 3 de agosto, en el que cerdos fueron revividos una hora después de haber sido considerado muertos, desafía la definición que tiene la ciencia de la muerte. Hoy veremos algunos detalles.
Durante siglos se aceptó que la muerte llegaba con el cese de las funciones vitales del animal o el ser humano. Cuando se comprobaba que el ser vivo dejaba de respirar y su pulso había desaparecido, se decía que estaba muerto.
LEE TAMBIÉN: Sobre el baño neutral y otros conceptos biológicos básicos que se deben aclarar con urgencia
Sabiendo o intuyendo que ese diagnóstico de muerte podía ser erróneo, muchos personajes pedían ser enterrados con un dispositivo compuesto de una cuerda atada a una campanilla que se encontraba fuera del féretro. La idea era que, si la persona recobraba la razón estando en el cajón, pudiera, jalando la cuerda, alertar al personal del cementerio. De ahí la expresión “lo salvó la campana”.
Ventiladores mecánicos como resucitadores
Sabiendo que el cese de la respiración era el signo fundamental de la muerte, se piensa que el médico y anatomista belga Andrés Vesalio, fue el primero en sugerir el modo en que la vida pudiera extenderse, devolviéndole la respiración a una persona en trance de morir.
En “De Humani Corporis Fabrica” de 1543, escribió: “Para que la vida le pueda ser restaurada al animal, debe intentarse abrir un orificio en el tronco de la tráquea y, a través de un tubo de caña colocado en esa apertura, debe soplarse para que el pulmón suba de nuevo y tome aire”.
Vesalio describió el procedimiento que se hace en la actualidad, cuando a pacientes muy graves se les hace una traqueostomía y se les conecta a un ventilador mecánico, para devolverle la vida.
Es decir, el ventilador mecánico fue el primer método que movió el hito de lo que durante siglos se consideró la muerte: la falta de respiración. Por ello, al hablar de usar un ventilador mecánico se habla de resucitar al paciente.
Experimento con cerdos
Investigadores de la Universidad de Yale, que ya habían revivido algunas células cerebrales en cerdos en el 2019, anuncian que lo han logrado con otros órganos del animal.
Para eso, causando un paro cardíaco, provocaron la muerte de casi 100 cerdos, y los dejaron exánimes por una hora. Cumpliendo con los requerimientos de no crueldad en los animales, los cerdos fueron previamente anestesiados para evitar sufrimiento y estuvieron en hibernación durante el experimento.
Durante ese tiempo, los investigadores realizaron todas las pruebas habituales para certificar que los animales estaban muertos: la medición de funciones vitales y toma de electroencefalogramas y electrocardiogramas.
“El ventilador mecánico fue el primer método que movió el hito de lo que durante siglos se consideró la muerte: la falta de respiración”.
Tras una hora, los investigadores transfundieron, en una vena de los cadáveres, sangre mezclada con OrganEx, una solución especial con una forma sintética de hemoglobina, mezclada con otros compuestos y moléculas que ayudan a proteger las células y prevenir la formación de coágulos de sangre.
Seis horas después del tratamiento con OrganEx, el equipo descubrió que ciertas funciones celulares básicas estaban activas en muchas áreas del cuerpo de los cerdos, incluidos el corazón, el hígado y los riñones, y que algunas funciones de los órganos se habían restaurado.
Los cerdos del grupo control, que solo recibieron una transfusión de sangre, no mostraron ninguna actividad funcional en sus células. Es decir, permanecieron muertos.
Uno de los científicos, el Dr. David Andrijevic, le dijo a “The New York Times” que no sabían qué esperar. “Haber conseguido la restauración de funciones celulares fue increíble para nosotros”. El Dr. Sam Parnia, profesor en la Escuela de Medicina Grossman de la NYU, dijo al Science Media Center en Londres que este estudio “demuestra que, tras la muerte, las células en los órganos de los mamíferos [incluidos los humanos] no mueren por muchas horas”.
Posibles usos de esta tecnología
Aunque es muy muy temprano para que se experimente en seres humanos, los investigadores piensan que la técnica podría ser usada para aumentar la oferta de órganos humanos para trasplantes.
También dijeron que podría usarse para prevenir daños graves en el corazón de un paciente luego de un infarto cardíaco masivo, o en el cerebro de una persona tras un severo derrame cerebral.
Implicaciones legales y éticas
La Dra. Nita Farahany, profesora de derecho de la Universidad de Duke (Carolina del Norte) que estudia las implicaciones éticas, legales y sociales de las tecnologías emergentes, le dijo a “The New York Times” que el experimento era “alucinante”, pero que plantea importantes preguntas sobre la definición de muerte. “Si hasta ahora hemos supuesto que la muerte es un estado del ser, ¿será que existen formas de muerte que son reversibles?”.
LEE TAMBIÉN: Esto es lo último que se sabe sobre la viruela del mono y el COVID-19
En un comentario, publicado en el mismo número de la revista “Nature”, el Dr. Brendan Parent, director de investigación de políticas y ética de la Universidad de Nueva York, dijo que el experimento originaba preguntas difíciles sobre la vida y la muerte, pues si se acepta que –con la actual definición de muerte– esos cerdos estaban muertos, la pregunta crítica es: ¿qué función o funciones celulares aún desconocidas, podrían cambiar la definición de muerte?
Así como los ventiladores mecánicos –al devolverle la respiración al enfermo moribundo– movieron el hito de lo que antes se consideraba como la muerte, es posible que devolverle las funciones celulares a lo que, hasta ahora, consideramos un cadáver, mueva otra vez el poste de lo que se considera muerte.
TAGS
TE PUEDE INTERESAR
- Centaurus: ¿Estamos frente a una nueva generación de variantes del SARS-CoV-2?
- Consumir más suplementos y vitaminas no aseguran más salud
- ¿Cómo va la salud de la población afroperuana?
- El fútbol, la emoción y la salud del corazón
- Viruela del mono: Se confirma el nivel de la transmisión comunitaria de la enfermedad