En El Comercio continuamos con nuestra serie de entrevistas a personajes relevantes de la ciencia e investigación peruana. El extracto presentado a continuación forma parte de la segunda temporada de la serie de podcast “Mentes Peruanas”, en donde buscaremos conocer lo que hay detrás de los científicos, investigadores y expertos peruanos de distintas disciplinas.
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La pandemia no solo lo obligó a cerrar su consulta, sino que lo afectó directamente al quedar contagiado. Desde junio del año pasado, el oncólogo Mauricio León Rivera, jefe de la Unidad de Mastología de la clínica Ricardo Palma, no ha parado de atender pacientes. León Rivera, quien hace poco acaba de ser nombrado como uno de los nuevos directores de la Liga contra el Cáncer, considera imprescindible que se forme una real cultura de la prevención en nuestro país.
—¿Cómo considera que ha afectado la pandemia a los pacientes oncológicos?
La afectación ha sido total. Las cifras hablan de más del 70% de los pacientes con cáncer afectados por la pandemia desde marzo del 2020, pero yo creo que se ha afectado a su totalidad. Cerré mi consulta de marzo a junio, regresé a trabajar y me enfermé de COVID-19. Estuve cuatro meses sin trabajar. Con mi equipo veíamos, más o menos, a unos 800 pacientes por mes y, personalmente, operaba a 30 o 40 mensualmente. Entonces, toda esa gente con cáncer y con sospecha de cáncer ha sido afectada. Si solo mi unidad ve unos 800 pacientes por mes, imagínate el resto de unidades solo en Lima, y pensemos en el resto del país. Por supuesto, también hay gente afectada con cánceres más agresivos, que avanzan más rápido y llevan, probablemente, a la muerte del paciente; así como hay otros que no son tan agresivos, y que pueden esperar unos meses, y se pueden solucionar. Pero, sin dudas, la afectación debe ser mucho mayor que lo que señalan las cifras conocidas.
“El riesgo de que en el futuro haya mujeres con cáncer de útero –un cáncer totalmente prevenible– es alto, por no haber sido vacunadas”.
—¿Esta pandemia nos ha hecho retroceder lo que se había avanzado contra el cáncer?
De todas maneras esto nos ha hecho retroceder. Por ejemplo, el único cáncer del que se tiene certeza de su causa es el de útero, por lo que se pudo desarrollar una vacuna contra el virus del papiloma humano, que es el responsable de este cáncer. La propuesta para el 2020 era vacunar a 200.000 niñas de entre 9 y 13 años, de forma gratuita, en todo el Perú. El año pasado se ha llegado a vacunar solo a 36.000 niñas. Entonces, el riesgo de que en el futuro haya mujeres con cáncer de útero –un cáncer totalmente prevenible– es alto, por no haber sido vacunadas. La pandemia ya cambió las cifras del cáncer y nos ha hecho retroceder, definitivamente.
—Las consultas deben estar llenas…
Ahorita, nosotros los médicos estamos embalsados de pacientes de cáncer y con trabajo a ‘full’. Cuando volví a atender, desde junio del 2020 hasta agosto del 2021 no he parado. Opero unos dos o tres casos por día, atiendo a unos 40 pacientes por día. La mitad de ellos se atienden por teleconsulta, que es una nueva herramienta muy buena, que ha empujado a la medicina en todo el mundo, sobre todo en países como el Perú. En algunos sitios ya están usando hasta inteligencia artificial. Se dice que toda esta situación nos ha empujado para que lo que iba a pasar en siete años pase en uno. Esa es la parte buena de esta situación.
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—¿Qué podemos hacer para corregir la situación?
Hay proyectos aislados en el mundo, y depende del tipo de cáncer. En Japón hay, por ejemplo, muchísimo cáncer de estómago y ellos normalmente, para acceder a un trabajo, exigen hacerse endoscopías, que es algo que parece algo obligatorio, punitivo, pero al final salva vidas. En Suecia hay muchísimo cáncer de mama. Pero es el único país que ha disminuido en un 30% o 40% la mortalidad por cáncer, gracias a los exámenes masivos de mamografía. Algo que se ha hecho recientemente aquí es sacar la ley nacional contra el cáncer, que pone en el tapete el problema de esta enfermedad, que es la segunda causa de muerte en el Perú. Mi padre fue un oncólogo muy famoso. Él falleció en mayo del 2017 y veía la misma cantidad de cáncer avanzado que la que veo yo hoy en día. Estamos mejor entre comillas. En realidad, está mejor la gente que tiene dinero para ir a una clínica y tener acceso a terapias novedosas y caras. La gente común se sigue muriendo de cáncer, tan igual como cuando mi papá atendía, en los setenta y ochenta. Se ha avanzado en disponibilidad de tratamientos, pero no hay una real cultura de prevención. Por eso, cada cinco horas muere una mujer por cáncer de útero, siendo una enfermedad prevenible.
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