"The laws of gods and men". Todos los hombres demuestran su humildad en este capítulo de "Game of Thrones", pues tienen algo por qué suplicar. Stannis por dinero al todopoderoso Banco de Braavos, Theon/Hediondo por su vida, Daenerys se sienta en el trono de Meeren a escuchar las peticiones de su nuevo pueblo y Tyrion –encadenado en el juzgado- está listo para darse por vencido y confesar… pero no lo hace.
Lujurioso. Borracho. Asesino de madres. Enano. Un monstruo. En un genial discurso, Tyrion (Peter Dinklage) desfoga todas las injusticias de una vida por la que siente ya ha sido juzgado. La ira va creciendo tras escuchar testigo tras testigo torcer sus palabras –Tyrion, siempre supiste que algún día esa mordaz lengua tuya podría ser usada en tu contra- pero la peor parte llegó cuando Shae, su amante, sube al estrado. Imposible no soltar una lágrima cuando le suplica que no hable. La historia de amor que nunca pudo ser entre el enano y la prostituta. El espectáculo que su propio padre Tywin Lannister había montado, con el juicio como pretexto, termina con un show dirigido por el mismo Tyrion. Dando rienda suelta a su ira, les entrega el monstruo que tanto querían. “Yo salvé esta ciudad y todas sus vidas sin valor. Debí dejar que Stannis los matara a todos […] Soy culpable de ser un enano”, comienza Tyrion alzándose sobre todos sus acusadores para luego pedir demostrar su inocencia mediante un juicio por combate, uno de los momentos más esperados por los seguidores de la saga de George R.R. Martin.
“Aquí nuestros libros están llenos de cifras. Preferimos las historias que cuentan”
Para el Banco de Braavos, un rey no es más ni menos que cualquier otro mortal. Stannis saca su número, espera impaciente en cola, hasta que le toca demostrar su línea de crédito. ¿Con cuántos hombres cuenta? ¿Con cuántos barcos? Lo siento, su crédito no es bueno. Por favor retírese, pero gracias por visitarnos. Al banco no le interesa tu linaje o que clames ser el rey verdadero, le interesa lo tangible. Stannis es suertudo, a su lado está su fiel Davos quien demuestra ser un buen marketero.
Después de señalar las desventajas de cada integrante de la familia Lannister convence al banco que Stannis finalmente se sentará en el trono y será el único que les devolverá su inversión. Una lección sobre el poder. Ni el pequeño Tommen ni el luchador Stannis pueden sentarse en el trono de hierro sin dinero. Al final, el Banco de Braavos es el que gana.
"¿ME AMAS, HEDIONDO?"
No podemos olvidarnos de la evolución de la relación sadomasoquista entre Ramsay Snow y Theon/Hediondo. Por alejar a su hermana y lo que podría haber sido su salvación, Ramsay recompensa a su quebrado sirviente con un baño. Con todos los horrores que se ven en la serie –¿se acuerdan de las travesuras de Joffrey?- no hay duda que esta historia se lleva el premio de la temporada.
“¿Es justicia responder a un crimen con otro?”
Hasta entonces, el camino de Daenerys parecía sencillo y lleno de victorias. La joven –aclamada por miles de esclavos y sin oposición de parte de los antiguos amos- había ido de liberadora y saqueadora de ciudades sin detenerse a reinar. Algo que decidió cambiar el episodio previo. Y vaya que aprende más de una lección. Un noble le suplica enterrar los restos de su padre y le discute si su decisión de crucificarlo –junto con otros en represalia por el asesinato de niños esclavos- no fue otro crimen. Daenerys lo desestima severamente siguiendo un poco los pasos de papá Lannister. La lección de humildad aparece en la forma de un pastor cuya hija fue asesinada por Drogon.
Conmovedora escena en la que Dany entiende por fin que sus dragones no son mascotas –en realidad, son el equivalente a una bomba atómica- pero el daño ya está hecho. En cola, quedan 212 personas más en busca de su consejo y decisión. Mientras que el puberto rey Tommen, en Desembarco del Rey, no es más que un títere; ella prefiere reinar a pesar de los errores que cometa en el camino. Nunca había sido Dany tan poderosa y nunca estuvo más cansada. Que pase el siguiente.