Yolanda Cadena (Livia Brito) es una joven mexicana que tiene como único anhelo pilotar aviones. La vida le cumplirá ese sueño, pero también la convertirá en narcotraficante. “La piloto” está basada en hechos reales, pero se toma varias licencias propias de de las narconovelas. Emitida por primera vez en Univisión en 2017, está disponible en Netflix desde hace unas semanas (donde llegó a ubicarse entre las historias más vistas).
ORIGEN VIOLENTO
Yolanda ama los aviones, desde pequeña su padre le incentivó esta pasión. Conoce la teoría por sus estudios autodidactas además de que su padre, antes de morir a sangre fría por dos policías, le enseñó sobre las máquinas. Como la escuela de aviación profesional está lejos de sus posibilidades, le pide ayuda a su padrino Ernesto; quien se aprovecha de su vulnerabilidad para violarla.
Luego de perder la vacante de la escuela, Yolanda se va de su pueblo no sin antes hacerle un corte en la cara a su violador. No se molesta en poner una denuncia, a sabiendas de que está tratando con una persona de muchas influencias.
NARCOS, AVIONES Y ROMANCE
En Ciudad de México, Yolanda trabaja como mesera en un club nocturno donde la tratan como un objeto. Es gracias a su “amiga” Zulima, interpretada maravillosamente por María Fernanda Yepes (“Rosario tijeras”), que logra salir del hoyo.
Pero Yolanda solo escapa del infierno para ir a un lugar incluso más caliente. Zulima coloca a Yolanda como aeromoza en Centroamérica Air, aerolínea que trafica droga para los hermanos Lucio y donde se quedará junto a otras jóvenes por medio a las represalias.
Pero con el peligro también llega el romance. El narco John Lucio (Arap Bethke) se siente muy atraído por Yolanda, quien corresponde los sentimientos. Sin embargo, Dave (Juan Colucho), colega de Yolanda que en realidad es un agente encubierto de la DEA, también siente algo por ella.
Ya saben, el típico triángulo amoroso de las telenovelas. Y como en cualquier otra ficción mexicana, la historia también tiene su villana, una realmente mala pero con cara de buena gente, para así complicar más aún la historia.
Se trata de Zulima, cuya suerte e inteligencia la ponen siempre un paso por delante de los demás, incluso cuando parece tener las de perder. Ella, que pretende ser amiga de todos, también protagoniza momentos cómicos que disminuyen la tensión propia de una historia de violencia.
UNA NOVELA ADICTIVA
Por sus diálogos, trama y cómo está contada; “La piloto” convence como narconovela, y sobre todo genera adicción, haciendo que veas varios episodios de un tirón. Seas o no aficionado a las historias de crímenes, le terminas encontrando al gusto, sea por las interpretaciones, la historia o el atractivo de sus personajes.
“La piloto” juega con típicos dramas de novelas, a los cuales añade mucha acción y poder. La familia Lucio y el Cartel de las Sombras tienen a la policía comprada para poder salirse con la suya; una problemática real de los países donde el narcotráfico ha ingresado en instituciones sociales.
Tras ver la larguísima primera temporada, donde cada uno de los 40 episodios es una invitación a no despegarse de los dramas de Yolanda, solo queda esperar la segunda, que ojalá pronto llegue a Netflix.
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