En el año 2012, Beyoncé dio a luz a su primera hija: Blue Ivy, fruto del amor con su actual esposo, el rapero Jay-Z. En esa ocasión, la cantante se propuso bajar de peso en tan solo tres meses después del parto: y lo logró. Todo fue producto de una presión social por verse perfecta, que no pudo aguantar. Cinco años después, en el 2017, reveló que estaba esperando gemelos, pero esta vez hizo todo distinto.
La cantante reveló su dulce espera a través de una foto en su cuenta de Instagram y luego dejó a la vista la primera imagen de los pequeños Rumi y Sir.
"Pesaba 218 libras el día que di a luz a Rumi y Sir. Estaba inflamada por toxemia y había estado en reposo durante más de un mes. Mi salud y la salud de mis bebés estaban en peligro, así que tuve una cesárea de emergencia", describe la cantante para la próxima portada de Vogue que saldrá en septiembre.
Luego de su recuperación, Beyoncé se dio cuenta que su cuerpo había cambiado pero esta vez decidió darle la espalda al body shaming. "Durante mi recuperación, me di autoestima y autocuidado, y me sentí orgullosa de mis curvas. Acepté lo que mi cuerpo quería ser", señala. "Tengo una pequeña barriga de mamá, y no tengo prisa por deshacerme de ella. Creo que es real", continúa.
Con este mensaje positivo, Beyoncé -una de las mujeres más envidiadas a nivel mundial por su figura- invita a sus seguidores, hombres y mujeres, a que "aprecien la belleza en su propio cuerpo". Un mensaje necesario en tiempos de redes sociales.
La cantante será la cara del conocido september issue de Vogue, luego que la actriz y ganadora del Oscar Jennifer Lawrence lo fuera en el 2017.