Ni bien se abre el ascensor que da a su departamento, un cuadro de gran formato de la bahía de Ipanema -firmado por su esposo, el artista Pablo Patrucco- nos da la bienvenida. Por el pasadizo que conduce a la sala, asoman grabados, esculturas y coloridos lienzos que contrastan con las paredes impecablemente blancas. El refugio de Paloma está lleno de vida.
Los últimos tres años, la actriz y dramaturga estuvo alejada de los escenarios. A inicios del 2016 se casó y, al poco tiempo, quedó embarazada de Isabella, su hija de un año y siete meses. “Desde que decidí formar una familia, dejé de lado la actuación. Me pareció importante dedicarme exclusivamente a este proyecto. Y cuando nació Isa, quise darle todo mi tiempo”, cuenta iluminada por la tenue luz invernal que se filtra por las ventanas.
Hoy, sin embargo, dice que llegó el momento de volver a actuar. Que quisiera participar en una comedia, además de escribir. Por lo pronto, tiene dos películas bajo el brazo. Una es la precuela de “Gloria del Pacífico”, del cineasta Juan Carlos Oganes, que se rodará el 2019 en la sierra central. La otra se filmará en setiembre próximo. Bajo la dirección de Augusto Tamayo, encarnará a Flora Tristán, la autora, socialista y feminista franco-peruana.
“Elijo con minuciosidad las propuestas en las que trabajaré porque busco que me inspiren. También, que abarquen temas que nos permitan reflexionar sobre nuestra historia y el presente que vivimos”, explica.
¿Cómo te preparas para los papeles que vas a interpretar?
Primero estudio el guion para involucrarme con mi personaje. Luego, a solas, realizo el ejercicio creativo de darle vida: practico la entonación que le voy a dar y la postura que adoptaré. En el caso de Flora Tristán, además, estoy investigando su obra para entender su pensamiento. Fue una mujer visionaria en un contexto que le restaba valor a la voz de las mujeres. Lamentablemente, ella no tuvo la repercusión que mereció en la historia del Perú.
¿Te consideras feminista?
Absolutamente. Creo que el feminismo es la ruta para lograr los grandes cambios que nuestra sociedad necesita. Aún vivimos en un país machista, donde no existe la igualdad de género. Eso debemos modificarlo, tanto hombres como mujeres. Deseo que, en un futuro cercano, mi hija crezca en un Perú con una estructura política distinta, libre de corrupción y en el que cada uno de los ciudadanos tengamos las mismas oportunidades.
¿Cuál es tu mayor preocupación en esta etapa de la maternidad?
Lo que ocurre en el país me genera desilusión y ha hecho que me pregunte a qué mundo he traído a Isa. Por eso, entre Pablo y yo buscamos sensibilizarla, poco a poco, a través del arte. La llevamos a exposiciones, a obras de teatro y a algunas movilizaciones, como las que convoca Ni una menos.
¿Formar una familia siempre estuvo entre tus planes?
En realidad, no. Desde niña he sido muy curiosa, así que tras graduarme en Artes Escénicas, mi mayor interés fue explorar las posibilidades de la actuación: teatro, cine y televisión. Aquí y en el extranjero. Aunque mi carrera ha sido de perfil bajo, creé mi propio camino. Pero cuando el de Pablo se cruzó con el mío, todo cambió.
¿Cómo nace tu historia con Pablo?
Las cosas entre los dos fluyeron naturalmente. Nos presentó un amigo en común y yo lo invité a la obra en la que trabajaba en ese entonces. Luego de la función tomamos un café y poco a poco nos fuimos conociendo. Solo nos separamos un mes, cuando viajé a Francia. Regresé, nos reencontramos y, un año después, me propuso matrimonio. ¡Acepté feliz!
¿Qué es lo que más disfrutas de tu vida en pareja?
Disfruto de lo simple. Por ejemplo, de caminar. Es un momento que me tomo con Pablo para conversar sobre nuestro día. También nos divierte ir a conciertos, al cine o por unos tragos. No es que seamos artistas bohemios, sino que es fundamental, para una mejor vida en pareja, darnos un tiempo para hacer juntos lo que nos gusta. Asimismo, resulta vital que cada uno tenga su espacio.
¿Qué encabeza tu lista de prioridades?
Seguir construyendo el amor dentro de mi familia. Muchas personas parecen haber olvidado que este sentimiento es esencial para crear relaciones sólidas. No me refiero a ir abrazando a la gente por la calle, sino a ser generoso con los que más lo necesitan, tener una actitud noble y desearle el bien a quienes nos rodean. Tratemos a los demás como quisiéramos que nos traten. Es una manera de ser mejores día a día.