Muchas veces se ven los resultados, pero se desconoce del esfuerzo que hay detrás. El sábado pasado Remigio Huamán logró el quinto lugar en el High Trail Vanoise (Francia), un campeonato europeo de Skyrunning, en la modalidad Ultra. El fondista peruano fue el único sudamericano en recorrer los 70 kilómetros y 5.400 metros de desnivel de esta competencia y como ya es costumbre dejó el nombre del Perú en alto, superando a otros corredores favoritos.
Estar en el Top 5, con un tiempo de 9 horas 6 minutos y 21 segundos, en una competencia dominada por europeos es un gran resultado, pero este mérito cobra otra dimensión si se conoce la travesía que vivió Remigio Huamán para poder competir codo a codo con grandes referentes. Fueron casi dos días de viaje, entre vuelos y escalas, sin poder dormir bien para afrontar una dura carrera.
El jueves, por la mañana, dejó Huancavelica para enrumbar a Jauja y tomar un vuelo a Lima. Horas más tarde, partió a Madrid, a donde llegó la tarde del viernes. Tras una pausa, luego voló a Ginebra, donde iba a tomar un tren a Val-d'Isère, localidad de la competencia, si no fuera porque debido a un retraso en el vuelo no llegó a tiempo. Sin saber qué hacer y sin la posibilidad de tomar un taxi pues bordeaban los 600 euros, Remigio encontró a alguien que lo llevara. Llegó el sábado a las 2:00 a.m., dos horas antes de la partida. Sin comer ni descansar y adolorido, ahí estaba: dispuesto a correr por 9 horas.
“Fue muy difícil mandarme a correr 70 kilómetros en montaña con tanto desnivel tras no haber descansado nada ni haberme alimentado bien. Pero ahí estaban los mejores, el campeón mundial Luis Alberto Hernando, el ruso Dmitry Mityaev y otros grandes corredores, -cuenta Remigio Huamán-. Comencé un poco rezagado, pero después corrí parejo con ellos. Al llegar a la nieve, me sacaron ventaja y poco después sentí que mi cuerpo ya no respondía”.
“Desde el kilómetro 20 hasta el 50 fue un calvario para mí. Nunca me había sentido así en una carrera. Sentía que me desvanecía y no sabía qué hacer: solo seguir hacia adelante hasta un punto de hidratación. Tras comer algo de fruta, mi cuerpo empezó a despertarse. Estaba en el puesto 6, vi al francés Nicolas Martin y di todo lo que pude. A falta de 4 kilómetros, lo alcancé y luego pude superarlo”, agrega.
Saber que su familia lo acompañaba a la distancia le dio fuerza cuando las piernas ya no daban: “En estas carreras, la cabeza es lo que te hace terminar. Físicamente mi cuerpo ya no podía, lo que me hacía avanzar era mi motivación: mi familia, que a miles de kilómetros estaba siguiendo mis pasos. Además, ¿cómo iba a abandonar si soy imagen de Perú? Yo me repetía: ‘si abandono, lo hago desmayándome’. En mi cabeza, solo pasaba terminar la carrera y dejarlo todo por mi país”.
La altura fue un problema para muchos, pero él sentía que corría en su pueblo de Atalla, en Huancavelica. Su mayor dificultad fue no haber descansado. Sin embargo, pese a las dificultades, se siente agradecido: “Esta carrera se me acomodaba muy bien, pero por factores externos no pude correrla como debía. Siento que puedo dar más, quizás el próximo año pueda volver para ganarla ya que ahora conozco la ruta. Estoy agradecido a PromPerú porque financió mi viaje y a mi entrenador Diego Navarro que siempre estuvo ahí”.
A puro corazón y valor, Remigio Huamán consiguió una honrosa participación en Francia y poco a poco se va ganando un lugar. Esta experiencia le demostró que está más fuerte que nunca en lo mental y le servirá para lograr su gran objetivo: conquistar la dura Marathon Des Sables, que se realizará desde 26 de noviembre al 6 de diciembre en nuestro país. "El triunfo se tiene que quedar en casa", dice. Y seguro que él seguirá entrenando en silencio, esforzándose día tras día como hasta ahora para seguir peleando entre grandes.