Editorial
Frente al conflicto social, la clave es más diálogo
Publicado en El Comercio el 11/11/2008 Opinión A4
No nos engañemos. Los últimos conflictos sociales producidos en el país, y la lista de problemas que se esconden en diversas provincias y poblados del territorio nacional exigen retomar nuevos espacios de diálogo que permitan sentar en una mesa de trabajo a autoridades, ciudadanos y representantes de organizaciones de la sociedad civil para hallar salidas a innumerables asuntos pendientes.
Ello ha quedado demostrado, una vez más, en la última audiencia regional de El Comercio, realizada en Lambayeque el último fin de semana y que, entre otros logros, ha puesto en evidencia no solo las expectativas de una colectividad que clama por ser escuchada, sino también asuntos muy graves que eventualmente podrían convertirse en serios conflictos de diagnóstico reservado.
La lista es larga, pero basta hacer referencia a la crisis de la industria azucarera y el conflicto que ha generado el proyecto del Alto Piura-Olmos; dos problemas antiguos que, sin embargo, son una amenaza latente, según lo expresado en la audiencia regional.
En el primer caso, como se expresó en este encuentro ciudadano, resulta alarmante la falta de consenso que existe en torno a la ley de la actividad empresarial de la industria azucarera, que para algunos debe consolidarse, mientras que para otros debería desecharse.
Evidentemente, se trata de una doble perspectiva derivada, en principio, del estatus de las empresas del sector, pero que debe resolverse ante las exigencias del mercado y los retos que impone el TLC con Estados Unidos.
Diagnósticos del sector señalan que algunas azucareras han logrado entablar acuerdos comerciales con el sector privado que les ha permitido dar un vuelco de 180 grados. Otro grupo de empresas si bien no cuenta con socios, se está adaptando al mercado. Se trata de organizaciones que han logrado diversificar sus actividades, generando puestos de trabajo, para no tener las tierras abandonadas. Pero, lamentablemente, esa no es la situación de todas las azucareras peruanas, pues, hay un grupo en crisis que tiene una participación importante en la producción.
En cuanto al proyecto del Alto Piura-Olmos asistimos también a un enfrentamiento sordo, entre Piura y Lambayeque, que los gobiernos locales y nacional tienen que prevenir. Y eso solo será posible si se establecen los correspondientes canales de diálogo y de información, como concluyó el presidente del Consejo de Ministros, Yehude Simon.
Estamos ante una guerra por las aguas del río Huancabamba entre dos departamentos que lo reclaman para sí y bajo la premisa de que sea utilizado para dos proyectos diferentes que, salomónicamente, deberían mixturarse.
Es decir, otra vez, esa miopía macrorregional que impide a dos departamentos limítrofes trabajar de manera conjunta hacia una meta común.
Por eso, como expresó el director de El Comercio, Francisco Miró Quesada Rada, en el Perú hay que rearmar el diálogo y también los valores, por el bien de nuestra sociedad y un desarrollo regional que no puede detenerse.