Soltera vs. solterona
¿QUIÉN DIJO QUE UNA MUJER SOLTERA NO PUEDE TENER UNA DOLCE VITA?
Una de las mejores cosas de escribir un blog es la respuesta inmediata de los lectores mediante sus comentarios. Salvo un par de trolls (me acabo de enterar que en la jerga blogística son esas “personas” que dejan palabras ofensivas solo porque pueden hacerlo y que solo tienen un destino: el mágico y maravilloso mundo del spam), pienso que todo tipo de crítica es constructiva. Hecha esta aclaración, he leído repetidas interrogantes y, además, consejos, que me han dejado más de una vez pensativa: “¿por qué buscas novio?” y punto seguido: “en vez de novio, necesitas terapia”, “todas tus relaciones han sido destructivas”, “si sigues así, nunca lo vas a encontrar”, “eres una traumada”, “estás desesperada” o algunos cariñosos, reconozco, “no te desesperes, Ali”.
Yo me pregunto ¿Por qué un hombre que busca estar con alguien es un soltero codiciado, y, en frases hechas que he oído repetidas veces (y que dicho sea de paso, jamás me atrevería a utilizar), buen partido, un tigre, jugador, partidazo, galán, etc.;y por otro lado, una mujer que busca novio es una loca desesperada, y que seguramente, algo malo debe tener para que este sola (y otras teorías aterrorizantes, como la que seguro se inventaron para una profesora de biología de mi colegio que reducía su estado de soltería al un cuento terrorífico e inverosímil de que la dejaron plantada en el altar), ante la cual hay que sentir, si no miedo, un poco de aprehensión, forzada comprensión -porque ¿quién la entiende? ¿Acaso no quiere casarse? ¿No quiere tener hijos?- y hasta lástima por no haberse realizado hasta ahora -trago saliva en este momento- como mujer. En resumen: ¿Somos las solteras futuras solteronas?
Pongámonos claros, nacemos y morimos solos, es la naturaleza humana. No creo que el hombre se haya dado el trabajo de evolucionar por milenios en la tierra para que en pleno 2008, alrededor de los 30, o en algunos más escalofriantes casos, de los 20, nos excluyan de la masa de gente que se empareja y reproduce. Eso no, a mi parecer, es una creencia cultural, aprendida y en muchos casos, dañina para la salud mental y el libre desenvolvimiento de la femineidad de muchas mujeres. ¿Cuántos matrimonios no hubiesen terminado en horribles y tristes divorcios si el “sí, quiero” hubiese sido una real elección por parte de ambos cónyuges, en lugar de un forzado paso obligado a seguir por el qué dirán algunos incautos.
En mi caso, estoy segura de que tres de las cuatro proposiciones de matrimonio que recibí hubiesen terminado en una separación segura. Y ni quiero pensar en las consecuencias que eso hubiese traído en caso de existir descendencia. No me gustaría estar atada por siempre a un hombre que no amo solo porque “ya era momento” de subir el supuesto siguiente escalón de la vida. Así que en este momento agarro un megáfono imaginario y digo: la vida está hecha de elecciones; aunque a veces para que otros las entiendan haya que quedar –algunas veces- como una paria, rebelde sin causa, libertina, loca, “pobrecita”, desubicada o, como me dijo mi padre repetidas veces, desacertada. Y esto no solo es algo que nos pasa a algunas mujeres, hay chicos que a cierta edad hasta han visto su sexualidad o estilo de vida cuestionadas por no tener una pareja.
Además, he de decir que no he ido a bares, restaurantes, o por la calle, con una caña de pescar o una soga de rodeo, al mejor estilo cowgirl, tratando de atrapar a un hombre. Así esto fuera posible, no lo haría. No creo que el amor funcione de esa manera. Qué pasa si el llamado (no por mi) príncipe azul, aún no ha aparecido, o qué pasa si no aparece nunca, ¿tendré que sentirme incompleta el resto de lo que me quede de vida? o lo que es peor, ¿tendré que verme sujeta a todo tipo de, muchas veces, ridículas conjeturas, absurdas confrontaciones o miradas de compasión?
Sí, he tenido algunas experiencias decepcionantes, unas peores que otras, pero algunas muy felices, y que me han permitido conocer a alguien y amarlo, y del mismo modo, dejarlo que me conozca y me ame. Y esto ha sido dentro de un periodo que va desde los 13 años a los 34 que tengo ahora. Con sus altas sus bajas, con novios que me adoraron, otros no tanto, algunos que me terminaron odiando o yo a ellos, otros que me hicieron hacen daño y pocos, los que no tuvieron razón de ser; y además periodos muy divertidos de soledad.Todo se trata de decisiones, y de aprendizaje. ¿De qué otra forma sino?
¿Quieren saber por qué no tengo novio? Porque ahora, en este momento no lo tengo, es así de sencillo. ¿Quiero tener un novio? Si. Así de simple también. Y ¿por qué? Porque sigo creyendo en el amor, pero no como una obligación; y porque hay cosas, como los domingos en los que extraño un beso de buenas noches, o esas caminatas por calles vacías, o esas bromas que solo funcionan de a dos, o por último, por esas cosas que veo de pronto y que parecen mágicas, como ayer por la tarde, cuando estaba en una bodega y vi a un chico con su hermanito menor que le ayudaba a elegir un chupete en forma de corazón con un mensaje para su enamorada, que me gustaría compartir con alguien.
Por ahora, me quedo en una imaginaria fontana de Trevi (que bien podría ser la ducha de mi pequeña casa, a falta de una tina), bailando sola y libre por la noche; y en mi propia película, con el perdón de Fellini, sin esperar que Marcello Mastroianni venga a mi rescate. Eso es lo mejor de la vida. La pasión, la libertad, la vehemencia con las que uno decide hacer esto o aquello.Tengo salud, trabajo, buenos amigos, la posibilidad de vivir sola, un par de proyectos que me tienen más que emocionada y un sueño a punto de convertirse en realidad. El resto es dejar que el destino nos sorprenda y estar preparados para dejarnos sorprender. Quizás uno de aquellos giros repentinos de nuestra propia historia personal sea toparse con un posible novio, que elijamos, y que nos elija, para estar uno al lado del otro y ver juntos otro de los ángulos dulces de la vida.
Canción para no excusarse de ser quien uno es
Hay una frase en especial, que me gusta mucho:”por mi vida, por mis alegrías, hoy vuelve a comenzar”
Está dedicada a mi buena amiga Alejandra, por las noches en las que la cantamos hasta el amanecer, a punta de vino barato y sin saber una pizca de francés.
Escucha aquí un extracto de “Non, je ne regrette rien” ( No, yo no me arrepiento de nada) de Edith Piaf
Esta es una escena en la que Rita Hayworth interpreta a Gilda, una mujer a la que le importaba un pepino lo que pensaran de ella. Ojo con la canción (“Put the blame on me, boy”).