Decálogo antidesastres
QUÉ NO HACER EN UNA PRIMERA CITA.
Por razones de fuerza mayor, más conocidas como trabajo, he tenido que cancelar mi cita de hoy y reprogramarla para la semana que viene. Aunque un poco desilusionado, el Chico Tímido estuvo de acuerdo; en definitiva era mejor vernos a solas que en una fiesta llena de gente a la que tengo que ir por razones laborales. Justo cuando colgué el celular con unas ganas de entregarle mi carta de renuncia a mi jefe, el aparato volvió a sonar. Era mi hermana, quien al enterarse del cambio de planes dijo: felizmente. Yo me pregunté y luego le pregunté a ella: ¿por qué?. Su respuesta me hizo reír: para que no la cagues, pues. Creo que no le falta razón.Ya había recibido de parte de ustedes, amables lectores, de mis hermanas, amigos y hasta de mi madre, todo un remolino de recomendaciones, consejos y hasta refranes de lo que se hace o no en una primera cita. La verdad, con el paso rápido de estos días ocupados no les había hecho mucho caso, pero ahora que me detuve a pensar en las últimas “citas” que tuve, o mejor dicho encuentros, desencuentros, pequeños desastres emocionales y una breve estadía en el terreno de la ambigüedad, pienso que sin llegar jamás a convertirme en una estratega del romance (no sirvo para las estrategias fuera de la oficina), hay ciertos errores que no quisiera repetir.
¿Por qué tanto drama?, me pregunto a mí misma. Quizás también ustedes. La respuesta es simple. Me gusta alguien y me atrevo a decir que de una manera muy especial. Entonces decidí, mientras espero el día de la cita, poner en papel –mejor dicho, en pantalla– lo que me estoy enterando hace días, no de lo que debo de hacer, sino lo opuesto: qué no debo hacer. Aquí va un compilado de lo que podrían ser los diez mandamientos para que no convertir esa primera vez en un desastre.
1. Hablar de un ex. Aquí coincido con los que me lo recomendaron, pero yo no lo hago. Simplemente, ¿a quién le gusta saber que el pasado es aún presente? Nadie que yo conozca, a menos que tenga un lado sadomasoquista. Igual funciona a la inversa. Escuchar del otro la palabra “ex” en la primera cita y, aún peor, si va antecedida por un “mi” (“mi ex”) es como si te cambiaran el vino por aceite de ricino.
2. No ser un yo-yo verbal. Nadie se siente cómodo, creo, con alguien que arranca como una matraca a hablar de sí mismo, y menos en términos de “yo soy”, “yo hice” y un aburrido etcétera. No es una buena salida para los silencios incómodos.
3. No exagerar. Está bien que todos queramos presentarle a ese que nos gusta lo mejor de nosotros, pero sin pasarnos de la raya. La personalidad es como el maquillaje, hay que ponerlo con cierta medida. No se trata de esconder lo que somos ni presentar a quienes no somos ni en pelea de perros. A nadie le gusta salir con la nueva colección invierno-primavera de Maybelline y no hay peor cosa que un chico que huela a zorrillo por darse un duchazo de colonia.
4. El sexo está prohibido en la primera cita. Eso me lo han dicho al unísono, ¿es cierto?.
5. Nada de emborracharse. Acá concuerdo y prometo tomar un vaso de agua por cada copa de vino. Nadie quiere levantarse con una resaca física y además la culpa de haber tomado tanto como para no recordar por qué él jamás volvió a llamar.
6. No ilusionarse mucho. Las grandes expectativas suelen ser el motor del las desilusiones. Este mandamiento me va a ser difícil de cumplir, pero haré mi mejor esfuerzo.
7. Ni bajo tortura contarle que lo googleaste. Hay que ser un buen investigador, pero en secreto, así hayamos espiado y encontrado en el Facebook que aún tiene colgadas fotos con su pasado.
8. No hablar en el presente del futuro. Es decir, no hay necesidad de ir a la velocidad de la luz desde “vamos a un concierto el próximo fin de semana” hasta el “quiero tener cuatro hijos y que nuestro labrador se llame Rocky”.
9. No ser la típica/el típico: “adonde quieras”, “lo que tú quieras”, “si tú quieres”, “a mí me da igual”. Creo que hay que tener la suficiente confianza como para, aunque sea, decidir a qué bar quieres ir si te lo preguntan.
10. Ni Converse ni ganchitos. No sé que tienen en contra de usar zapatillas algunas personas, pero les anuncio que ahora las alterno con zapatos de taco, es mi nuevo capricho. Igual pasa con las hebillas que tanto me gusta usar. Por ahora las he dejado porque uso cerquillo.
Estoy segura de que no existe un recetario para no cagarla. Pero sí creo que hay precauciones para anotar en la libretita mental, especialmente de nosotras las chupadas, impulsivas y distraídas. Aunque conociéndome, lo más seguro es que lo haga todo al revés.
¿Algo más? Si me olvido de algo, hablen ahora o callen para siempre.
POSDATA. Como parte de mis disculpas por el cambio de planes, le mandé una canción al Chico Tímido y él me ha sorprendido con un nuevo post que escribió a partir de una de las frases de la letra: i like you too much, after two little times (me gustas mucho, después de dos breves encuentros), donde me dice que lo mejor de no saber mucho de mí es todo lo que le queda por conocer. Este chico se las sabe todas (o en realidad me conoce más de lo que yo imagino).
Cuando me quejo con mi hermana de situaciones de las que he hablado en este blog y que ni yo misma cumplo (por lo menos, no siempre) me dice: “léete” y nos da mucha risa. Este post está dedicado a ella.
CANCIÓN PARA ESPERAR.
ESTA ES UNA CANCIÓN MUY ESPECIAL PARA MÍ. TE LA REGALO, MIENTRAS TANTO.