Así es viajar a Machu Picchu en la nueva normalidad del COVID-19
Hace unos días compartí lo que se vive en Cusco desde la voz de sus protagonistas. Ahora les cuento sobre mi viaje a Machu Picchu, nuestra maravilla del mundo que busca renacer después de la caída del turismo generada por el COVID-19.
De vuelta a Machu Picchu
Viajamos a Machu Picchu en el servicio The Voyager Premium de Inca Rail, uno de los dos que ofrece esta empresa desde que se reanudaron las visitas en noviembre del 2020. Si bien existe un tren local que conecta Cusco con Machu Picchu por solo S/30 ida y vuelta, para peruanos, encontrar espacios es una tarea titánica. Para que te des una idea, nosotros llegamos el día 6 de enero y no había cupos hasta el día 14.
En todo caso, el viaje sigue siendo el mismo que hemos disfrutado todos los que alguna vez llegamos en tren a cumplir el sueño de conocer nuestra maravilla. La diferencia más resaltante sobre lo que ocurría antes del COVID-19, es que esta vez solo viajamos peruanos y en su mayoría cusqueños.
Otra novedad es que te toman la temperatura, desinfectan el calzado y el equipaje antes de abordar y te piden una declaración jurada de salud. Durante todo el viaje debes usar la mascarilla y protector facial, y no está permitido el consumo de bebidas o comidas en el trayecto.
Cabe destacar que Inca Rail es la única empresa de trenes en Cusco que cuenta con un sistema de purificación de aire en sus vagones, que elimina virus y bacterias. Lo que les permite viajar al 100 % de su capacidad, pero sin riesgos. Básico en tiempos de COVID-19.
Cae el turismo, caen los precios
Yuri Rodríguez, gerente de servicio a bordo de Inca Rail, sostiene que las consecuencias de la pandemia en Cusco han sido devastadoras: “Un gran número de empresas quebradas y puestos de trabajo perdidos son solo muestras de las consecuencias”. Solo en enero, la ferroviaria ha registrado una caída de 84 % en la ocupación comparada con el mismo mes del 2020. Incluso, tenían proyectado ofrecer el servicio The 360º desde marzo, pero la nueva cepa del virus ha puesto en duda esta decisión.
La escasez de viajeros ha producido una reducción considerable de servicios y también de precios. Inca Rail ha lanzado una promoción en la que oferta pasajes de tren en servicio turístico con hasta 50 % de descuento, para viajar hasta el 31 de marzo. Y no son los únicos.
Si antes del COVID-19, una habitación con agua caliente e internet en el pueblo de la maravilla costaba S/120, en la nueva normalidad cuesta S/70 o incluso S/60 si regateas un poco. Solo debes asegurarte de que cumplan con los protocolos sanitarios porque no todos los establecimientos lo hacen y eso daña seriamente a quienes trabajan con responsabilidad en Machu Picchu.
Las mismas rebajas se ven en los restaurantes: platos que costaban S/50 ahora se ofertan entre S/27 y S/30. También encontramos pizzas desde S/20. Solo es cuestión de que escuches a los meseros quienes detallan las tarifas, no publicadas, que manejan por la pandemia.
En el hotel Sumaq de Machu Picchu nos cuentan que pasaron de recibir 350 huéspedes en enero del 2020 a 18 en el mismo mes de este año. Ellos reabrieron el 27 de diciembre esperanzados por las fiestas de fin de año, pero con menos personal. De los 16 trabajadores de cocina, por ahora solo quedan 2. Sin embargo, la atención de primera se mantiene y sus protocolos son excelentes.
Junto con desinfectar las manos y el calzado al ingreso, hay gel en recepción y una mica que separa al huésped del personal. En el restaurante, se limpian las mesas y las sillas con alcohol en frente de los comensales. Los cubiertos llegan a la mesa en un sobre cerrado y las salsas o las mermeladas están selladas con papel film.
Cabe indicar que el lugar estaba impecable y que solo comimos 4 personas distribuidas en dos grupos, en un salón con 10 veces esa capacidad por lo que era muy fácil mantener el distanciamiento. Eso sí, es importante reservar para comer allí.
El Machu Picchu que no conoces
Atrás quedaron las multitudes que veíamos entre los muros incas, afectando la preservación del complejo y perturbando a la fauna. Ahora solo se ven pequeños grupos familiares, algunos con guías y uno que otro viajero independiente.
Como publiqué en su reapertura, se han implementado 4 recorridos. En mi experiencia, ir por la parte baja me permitió caminar más tranquila que quienes suben por la ruta tradicional. Solo que si viajas por primera vez no te conviene, ya que hay puntos que no ves como el Intihuatana.
En general, todo estuvo conforme lo establece el protocolo. Claro que no faltó el rebelde que se sacó la mascarilla para la foto, pero allí aparecieron los guardaparques de Machu Picchu, quienes exigen usarla durante todo el paseo.
Al salir puedes encontrarte con cero distanciamiento en las filas para subir a los buses de Conssetur. Como salimos tarde de Machu Picchu no encontramos gente, pero observamos el desorden más temprano. También vimos a viajeros con la mascarilla abajo mientras retornamos al pueblo. Como el chofer no logra verlos no les dice nada, pero eso es responsabilidad de cada uno.
Ver Machu Picchu después del cierre de ocho meses debido a la llegada del COVID-19 fue para mí una experiencia sumamente especial. No encontré mayor riesgo, gracias a los sistemas instalados en los trenes en los que viajé, los protocolos en la llaqta y por estar al aire libre la mayor parte del tiempo.
Si estás bien de salud y consideras oportuno viajar, opta por Cusco y Machu Picchu. Recuerda que se trata de destinos seguros que han sido certificados con el sello Safe Travels otorgado por el Consejo Mundial de Viaje y Turismo (WTTC), que garantiza el cumplimiento de los protocolos sanitarios necesarios para reducir los riesgos de contagio del COVID-19.
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