Paseando en Inglaterra
Hace varios años que tenía pendiente un viaje por la Inglaterra profunda. Ya había estado en Londres y en Manchester, pero tenía ganas de conocer la Inglaterra de colinas verdes, castillos y pueblos medievales. Si bien la intención estaba ahí, no terminaba de animarme a hacer ese viaje. Será porque viví en Canadá nueve años y la cultura no me parecía lo suficientemente exótica, o porque viviendo en Francia tenía la idea que Inglaterra estaría siempre a la mano. También estaba el hecho de que viajar por la campiña inglesa es un poco complicado sin carro y les confieso que no me gusta manejar, mucho menos si es con el transito al revés de como estoy acostumbrado. Pues sucede que desde hace unos meses he estado yendo a Inglaterra seguido por razones personales y he tenido la oportunidad de descubrir ese lado del país que no conocía… y les cuento que me ha encantado.
Por supuesto que es imprescindible conocer Londres, una de las grandes ciudades del mundo, pero merece un post especial que les prometo en un futuro cercano.
Ciudades de renombre histórico o cultural como Oxford son de fácil acceso por tren o autobús desde Londres.
La apertura de líneas aéreas de bajo costo a aeropuertos regionales como el de East Midlands permite conocer otras ciudades como Nottingham, la ciudad de Robin Hood, y confirmo que el bosque de Sherwood todavía existe.
Salir de las zonas urbanas sin transporte propio es un poco más complicado y requiere planificación y algo de suerte. Quise descubrir los pueblos de la región de los Cottswolds. Para esto tomé un autobús hasta el pueblo de Chipping Norton. Pero, después de haberme dado una vuelta por el pueblo, quise ir a Stow-on-the-Wold. La Oficina de Turismo me indicó que en transporte público me tardaría unas dos horas.
Convengamos en que dos horas de transporte público para cubrir 16 km no es práctico, por lo que comencé a caminar, a tirar dedo y a disfrutar de le hermosa campiña al mismo tiempo. Tuve que esperar veinte minutos para que una señora me recogiera.
Luego me fui a caminar de pueblo en pueblo. Inglaterra tiene una extendida red de caminos peatonales públicos que atraviesan campos, bosques y propiedad privada por igual. Uno puede pasar varios días explorando el campo por estos caminos (pero es bueno llevar un paraguas y un impermeable).
El paisaje inglés alberga un sinnúmero de catedrales góticas de una arquitectura impresionante. La novela “Los Pilares de la Tierra” de Ken Follett ilustra de una manera amena el proceso de construcción de una iglesia gótica, así como las intrigas de esa época.
Hace dos fines de semana alquilamos un carro (pero no manejé yo) y paseamos por el sureste de Inglaterra.
Los bosques y praderas esconden castillos en diferentes estados de conservación. Algunos están en ruinas, y otros siguen siendo utilizados por la nobleza.
Las praderas terminan de forma accidentada en un litoral dramático.
También hay pintorescos pueblos costeros dedicados a la pesca y al turismo.
Visitamos el santuario megalítico de Stonehenge, construido hace más de 4.000 años en la planicie de Salisbury, aunque el tamaño de la piedras y el excesivo número de turistas decepcionan un poco.
Lo curioso de Inglaterra es la manera en que orgullosamente perpetúan usos y costumbres que datan de hace varias décadas o varios siglos por el simple hecho de que son tradición. Muchas de estas tradiciones se han convertido en iconos del país, como es el caso de las famosas cabinas telefónicas,
el uniforme de los policías
o los taxis londinenses
Otras tradiciones son humanas, como lo personifica la familia real. Pero como no me permitieron fotografiarles, me contento con mostrarles a un “gritador”, quien tradicionalmente gritaba las noticias para que la gente del pueblo se enterase de las novedades (ejecuciones, invasiones o catástrofes). Hoy en día son contratados para anunciar eventos, por ejemplo matrimonios.
Tuve la suerte de coincidir con una feria de caballos donde se congregan los gitanos por edicto real dos veces al año desde hace quinientos años.
Pero quizás la tradición más querida de todas es la de los pintorescos pubs donde los ingleses se congregan para compartir buenos momentos después del trabajo y antes de llegar a casa.