Beto Ortiz en Feria del Libro 2009
Por: Katerine García Moreno
Corresponsal escolar asignada
Polémico, extrovertido y sin pelos en la lengua el periodista y escritor Beto Ortiz; presentó su último libro “Por favor, no me beses” acompañado de Mónica Hoyos y Aldo Miyashiro en los comentarios, comenzó la presentación a todo el público asistente este Miércoles 29.En medio de risas y citando algunas de las crónicas de ya mencionado libro, es como fluyó esta amena e irreverente conversación entre las personas lectoras de su libro y no que estuvieron presentes esa noche en el vértice del Museo de la Nación. Mónica Hoyos comenzó, la charla, robándose el “show” pues su cercana amistad al escritor le daba licencia para preguntar cosas personales y no tan personales. Pero no fue hasta cuando Aldo Miyashiro habló que se soltaron las primeras carcajadas de la noche de 500 personas que desde ese momento entraron en confianza soltaron esas tensiones que fácilmente brotan al ver a tal escritor enfrente. Y pues al suceder esto fue que Mónica Hoyos se acercó al público para que con esta confianza ya ganada, realicen preguntas al escritor.
Contó experiencias y anécdotas que le sucedieron al escribir esta obra, y pasajes de su vida que marcaron mucho él, y de tal magnitud fueron que decidió publicarlas en este libro. Finalmente su siempre “Enemigo Intimo” Aldo Miyashiro le pidió que relatara su propio prologo pues él a lo largo de la jornada estuvo citando varias de sus crónicas escritas es este libro y Beto cedió a su petición diciendo:
“Escribo para hacer de cuenta que tengo una cita con cada uno de ustedes. Que tengo planes para el sábado. Que siempre hay gente que me está esperando. Escribo para distraer mi mente de los crímenes pendientes. Escribo físicamente como cuando friego platos doce horas seguidas en un restaurant.
Escribo para ver si así me das un poquito de bola.
Escribo en el loco afán de llamar tu atención. Escribo como un loco calato que te amenaza con su piedra y con su mugre. Escribo para que algún desconocido muchacho que, de repente, está en Ferreñafe o en Satipo o en Cerro de Pasco me lea, por azar, un domingo en el periódico y, con un poco de suerte, le guste lo que escribo y así otro día me quiera volver a leer y si, de repente, un domingo, mi columna no se publica porque ese día me tocó estar en algún remoto lugar sin internet o porque me dio flojera escribirla o porque he muerto simplemente, ese muchacho que está en Ferreñafe o en Satipo o en Cerro de Pasco me busque y no me encuentre y entonces, con un poco de suerte, hasta me extrañe. Y que yo jamás me entere.