Trabajo infantil, responsabilidad de adultos.
Texto e imagen: Dana Mariluz Soto
Corresponsal escolar asignada.
Eran las 4:25 pm. El cielo aún se encontraba nublado. En unos minutos iba a entrevistarme con niños, a quienes no conocía. Lo único que sabía de ellos es que diariamente salen de sus casas a trabajar para ayudar en sus hogares, sin saber que están expuestos a todo tipo de peligro.Cuando me presentaron a los tres niños con los que iba tener una larga conversación vinieron a mi mente una serie de preguntas, que nadie podía responderme.
Jean Carlos, Fiorella y Shirley eran los niños que ansiaba conocer. Tres lindos chicos con una sonrisa tímida y sobretodo dispuestos a contestar las preguntas que yo tenía que hacerles.
Fiorella tiene 12 años y Shirley 10 años, las dos son hermanas, ellas trabajan vendiendo chocotejas en las oscuras y peligrosas noches de la Av. Emancipación y en Flor de Amancaes en el Rímac. Ellas trabajan porque es una necesidad en su familia, son 5 hermanos y el trabajo de sus padres no es suficiente para mantener a toda la familia, es por eso, que Fiorella y Shirley deben salir a trabajar y así contribuir a suplir sus necesidades.
Ellas dicen que el trabajar perjudica mucho sus estudios. ¿De qué manera? Pregunté. No podemos hacer nuestras tareas o a veces no tenemos dinero para hacer algunos de los trabajos del colegio, contestaron. Pues, todas las ganancias obtenidas por la venta de chocotejas deben ser exclusivamente para su hogar.
Jean Carlos tiene 9 años. Él trabaja limpiando carros en la Av. Emancipación, tiene 5 hermanos, trabaja en las noches para poder ayudar en su hogar y lo cuenta con una mirada perdida. Arriesga su vida en cada semáforo de aquella avenida.
Jean Carlos sueña con ser médico algún día, es por eso que estudia mucho a pesar de lo obstáculos que se presentan en su vida, por ejemplo, no puede estudiar bien porque el trabajo le quita mucho tiempo o simplemente por no tener dinero para los trabajos que tiene que realizar para el colegio.
Jean Carlos solo quiere ser médico para ayudar a los niños con escasos recursos, porque su hermana menor se enfermó y sus papás no tuvieron dinero para llevarla a un hospital a pesar que estuvo a instantes de morir.
Él ha pasado por malas experiencias limpiando carros, cuenta que un día estaba en una de las tantas noche frías de Lima, cuando de pronto se cayó su juguete, lo estaba recogiendo pero un transporte público pasó sobre sus pequeños dedos y también destruyó su juguete.
Nuestra conversación fue muy corta, fueron sólo quince minutos, quince minutos que me enseñaron mucho de la realidad de nuestro país. Una realidad que nos golpea cada día, que nos ofende cada día. Yo regresé a mi casa, donde me esperaba mi familia, ellos regresaron a las calles, donde los esperaba…el peligro.