Carlos Galdos en El Británico
Texto: Gerardo Mauricio Sosa Barreto
Video: Elizabeth Ita Vejarano
Corresponsales escolares asignados
El último miércoles el showman, Carlos Galdos, fue el invitado en el ciclo de entrevistas del Centro Cultural Peruano Británico, donde una vez más el público demostró su cariño por este peculiar e irreverente comunicador, que habla sin temor ni vergüenza de temas que nadie se atrevía a decirlo en público.
Esta vez no fue un show pero sí una excelente entrevista a cargo de Carlos Cornejo, que nos llevó a conocer más del hombre que vemos en escena o escuchamos en la radio; de sus peripecias para ingresar al mundo de las comunicaciones hasta su faceta como padre, una etapa en la que pocos lo han visto. Todos estos momentos de su vida son plasmados en cada uno de sus personajes y como él cuenta, reflejan cada uno de sus temores.
El Carlos Galdos que hoy conocemos, original y sin pelos en la lengua, es producto de muchos años de esfuerzo. Trabajó desde repartidor de cartas hasta ser el muñeco que aparecía en el programa “Un verano con Parchís”. Años después pasó por “Oky Doki” donde pudo demostrar uno poco más su talento. De la televisión saltó a Radio América y luego a CPN (Cadena Peruana de Noticias) donde obtuvo el horario estelar de los sábados y otro programa de lunes a viernes.
Su paso por la televisión siempre fue efímero ya que su programa “Otra Maldita Noche con Carlos Galdos” solo duró una temporada. Contó que ese tiempo pasó el año nuevo con su madre y familia en un restaurante sin ninguna expectativa para seguir, si no encontraba chamba antes de mayo de ese año daría un paso al costado de la vida terrenal para ingresar a otra dimensión.
Pero su suerte cambió, ahora su chamba son los unipersonales y la radio. “Caídos del Catre”, que se transmite de 6 a 10 a.m. en Studio 92, es el programa más sintonizado por los chicos entre 15 y 25 años. Mientras se dirigen al colegio o la universidad escuchan atentamente a Galdos, que habla de las mujeres, las suegras, la menopausia, la etapa del enamoramiento y manda sus mensajes asolapados que los dejan quemando neuronas.