Mali: los recientes enfrentamientos en el país complican el despliegue de la ayuda humanitaria
Côme Niyomgabo, coordinador general de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Mali, cuenta sobre la situación humanitaria en el norte del país tras un recrudecimiento de la violencia.
¿Cuál es la situación actual en el norte de Mali?
El norte de Mali sufre una grave crisis desde 2012. A pesar de que en su origen se vincula a reivindicaciones fundamentalmente independentistas, desde hace unos años evolucionó y asumió diferentes formas: a las reivindicaciones independentistas se suman también otras de carácter religioso, la lucha por el control de las rutas de contrabando y la instrumentalización de las comunidades en un contexto de criminalidad y escasez de recursos.
Un año después de su firma, el acuerdo de paz de Argel no ha supuesto ningún avance significativo, y los pocos resultados obtenidos pueden verse malogrados por la reanudación de los combates entre los diferentes grupos. El 21 de julio de 2016 se reanudaron los enfrentamientos violentos en la región de Kidal, situada en el extremo norte del país, provocando más de 50 muertos y 82 heridos. Una semana antes de los enfrentamientos, se habían producido manifestaciones en Gao que acabaron en disturbios que se saldaron con varias muertes y una treintena de heridos. Esta evolución refleja, en parte, la exasperación de la población, que no ve ninguna mejora real en su vida cotidiana a pesar de los acuerdos de paz.
Por otro lado, los actos de delincuencia contra las organizaciones humanitarias continúan.
Esto dificulta seriamente el despliegue de la ayuda humanitaria, pues los enfrentamientos entre los grupos armados y la criminalidad complican y limitan el acceso de los trabajadores humanitarios a la población.
Campaña de vacunación en Ansongo, Mali ©MSF
¿Cuáles son las principales necesidades de la población?
El acceso a la asistencia sanitaria, los problemas relacionados con la inseguridad alimentaria, incluyendo la desnutrición, el acceso al agua y al refugio son las principales necesidades humanitarias en estas regiones.
Hasta cierto punto, las zonas del norte del país escapan en gran medida al control estatal, y el sistema de salud se colapsó tras el conflicto.
También existen poblaciones especialmente vulnerables, cuyo acceso a los servicios de salud es muy difícil. Por ejemplo, en Kidal, pero también en el norte de Ansongo, en Gao, la población es nómada y se instala durante varios meses al año en las zonas de pastoreo, donde el acceso a la asistencia sanitaria es totalmente inexistente.
¿Qué está haciendo MSF en el norte de Mali?
MSF trabaja en el distrito de Ansongo, en la región de Gao, desde el inicio de la crisis en 2012 y está presente en Kidal desde 2015; estas áreas se encuentran entre las más afectadas por el conflicto en Mali. MSF continúa proporcionando atención médica de calidad y gratuita a las personas afectadas por el conflicto armado, y se centra en el tratamiento médico de las víctimas del conflicto (heridos y desplazados), el tratamiento de enfermedades comunes detectadas por los servicios de atención primaria y secundaria, la prevención de enfermedades potencialmente mortales para los niños a través de campañas de vacunación, la quimioprevención de la malaria estacional y la respuesta a emergencias.
En Ansongo apoyamos el hospital de referencia (consultas, hospitalización para pacientes pediátricos y adultos, salud materno-infantil, nutrición y cirugía) y también realizamos servicios de derivación entre el hospital y varios centros de salud situados en las zonas rurales colindantes. Por otro lado, entre los meses de septiembre y diciembre pusimos en marcha un programa específico para ayudar a los niños menores de 5 años y las mujeres embarazadas de las comunidades nómadas que se trasladan por la zona durante este periodo.
Las poblaciones de estas regiones suelen recorrer largas distancias (a menudo más de 50 km) antes de su primer contacto con un profesional sanitario, y los mecanismos de supervivencia habituales de estas poblaciones quedaron muy debilitados por el conflicto armado que se prolonga desde hace más de 5 años.
Además, iniciamos un programa de quimioprevención de la malaria estacional en el área de Ansongo para proteger a los niños durante los meses de mayor incidencia de la malaria. También queremos poner en práctica la misma estrategia en Kidal, pero por el momento su desarrollo ha debido posponerse por motivos de seguridad.
Una niña es atendida por el personal de MSF en el distrito de Koutiala, en Mali
© Hadja Nantenin Dioumessy/MSF
¿Cuáles son las actividades de MSF en Kidal?
En la región de Kidal no hay presencia del Gobierno de Bamako. Son muy pocas las organizaciones humanitarias que trabajan en esta zona debido a la inestabilidad. El recrudecimiento de los combates no hace más que complicar la ya difícil situación. Pese a todo, seguimos trabajando en Kidal, y desde el año pasado apoyamos a dos centros de salud en la ciudad de Kidal y varios más situados en las zonas rurales, en colaboración con la organización local SOLISA (Solidarité pour le Sahel).
Además de en Gao y en Kidal, MSF también tiene proyectos en las regiones de Tombuctú y Sikasso, esta última situada en el sur del país.