Neumonía: “Me atormenta saber lo diferente que puede ser la vida para un niño, dependiendo de dónde vive”
El Dr. Alan González es mexicano y se unió a Médicos Sin Fronteras (MSF) en 2009. Desde entonces, ha realizado 17 misiones con la organización en países como Camerún, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Haití, Irak, Costa de Marfil, Kenia, Libia, Siria y Tanzania. En esta entrevista describe su experiencia atendiendo a niños con neumonía.
Abidjan, Costa de Marfil 2011 © Brigitte Breuillac
Los médicos parecen tener dificultades para recordar casos específicos de pacientes con neumonía. ¿Podrías decirme por qué?
Sí, a mí también me costó bastante recordar una historia en particular. Eso es porque la mayoría de los niños que vemos en las clínicas de MSF tienen neumonía, malaria o desnutrición. Muchas veces, estos niños tienen dos o tres de estas enfermedades al mismo tiempo. Intento recordar a todos los pacientes que he atendido, pero es muy difícil cuando tantos de ellos tienen síntomas parecidos.
Muchos de los niños que no reciben atención médica mueren a causa de neumonía, casi un millón de niños al año… Los niños que puedes atender ¿se recuperan?
Mejoran cuando están bajo nuestro cuidado, pero la pregunta sigue siendo la misma… ¿por qué la neumonía afecta a tantos niños? Es indignante porque tenemos medios para prevenir que los niños enfermen de neumonía. La vacuna contra la neumonía existe.
Pero no todos los niños tienen acceso a la vacuna…
Me imagino que esa es una de las principales razones por las que nos encontramos con tantos casos de neumonía en nuestros proyectos de MSF.
Cuéntanos alguna de tus experiencias.
Mientras estaba de misión con MSF en Abidjan, Costa de Marfil, atendí a un niño en una condición extrema. No lo atendí yo cuando presentó la neumonía, recién lo conocí cuando ya había desarrollado neumotórax, una condición en la que el aire se filtra en tu cavidad torácica, causando así el colapso de los pulmones. Aunque es raro que las personas con neumonía desarrollen neumotórax, ésta puede ser una de las tantas causas del padecimiento. Como el niño sólo tenía un año y medio, y después de ver su historial médico, llegué a la conclusión de que su condición fue causada por un severo caso de neumonía.
Eso suena muy doloroso…
Bueno, sí, en ese estado es increíblemente difícil respirar, y podías notar cómo se le dificultaba conseguir algo de aire. Primero, atendimos su neumonía, le dimos antibióticos y oxígeno. La infección se disipó rápidamente, pero todavía no podía respirar bien porque uno de sus pulmones estaba colapsado. Necesitábamos colocarle un catéter para liberar el aire de la cavidad torácica.
¿Qué se logra con eso?
Una vez que el aire sale, el pulmón se puede expandir de forma normal y la respiración se normaliza. Es un procedimiento sencillo para un médico, yo lo he hecho varias veces en adultos y en jóvenes, pero como este era un niño, era un caso mucho más complicado. Preguntamos a varios hospitales locales si podían atenderlo y en ninguno querían hacerlo. Finalmente, después de un par de días, logramos encontrar un hospital en donde estaban dispuestos a intentarlo. Tenían a un doctor con mucha experiencia realizando este tipo de procedimiento. Lo enviamos a este hospital cercano, ahí le realizaron el cateterismo para sacar el exceso de aire. El niño tuvo que quedarse allí internado por unos días pero lo dejamos en buenas manos.
¿Se recuperó?
¡Sí! Vino a visitarnos después al salir del hospital, y nos alivió ver lo bien que estaba. Pero, como ves, fuimos muy afortunados. Como estábamos en Abidjan, la ciudad más grande de Costa de Marfil, tuvimos suerte de encontrar un hospital al que pudiéramos mandarlo y en el que podían proporcionarle el tratamiento que necesitaba.
Claro, y ese tipo de atención depende del lugar en el que te encuentres…
He trabajado en varios contextos, tanto con MSF como con otras organizaciones, en donde no hay opciones. Antes de unirme a MSF, pasé algunos años trabajando en el sur de México atendiendo a poblaciones indígenas. Recorrimos distancias muy largas para llegar a poblados remotos, y trabajamos con comunidades que sólo veían a un médico dos veces al año. Básicamente, esto implica que las dos veces llegamos a instalar clínicas porque no había instalaciones médicas cercanas. De cierta forma, los niños que conocí en el sur de México llegaron a nuestra clínica con algunos síntomas parecidos a los de los niños que conocí mientras trabajaba en Costa de Marfil, pero realmente me atormenta saber lo muy diferente que puede ser la situación final para cada niño, dependiendo del lugar en el que vive.
Me imagino. En países como Estados Unidos, los niños normalmente no contraen neumonía porque han sido vacunados. Pero la neumonía sigue siendo el asesino número uno de niños en el mundo. Es una diferencia muy drástica.
Por eso son tan importantes los programas de inmunización de rutina y las campañas de vacunación. Para esto, los países deben poder ser capaces de comprar la vacuna, y la vacuna de la neumonía es una de las más caras.
Hasta hace poco, incluso MSF tenía que pagar precios ridículamente elevados por la vacuna. Para finales del año pasado, Pfizer y GSK anunciaron que venderían la vacuna a organizaciones humanitarias, para su uso durante emergencias, a un precio de unos $9 dólares por niño por las tres dosis (una disminución significativa comparada con lo que se pagaba antes).
Es una buena noticia. De esta forma podemos proteger a más niños atrapados en conflictos, en crisis que son los lugares en los que trabaja MSF.
¿Crees que Pfizer y GSK también deberían bajar el precio de la vacuna de la neumonía a todos los países en desarrollo?
¡Por supuesto! México ha crecido mucho en los últimos años, pero aún no es un país rico. Afortunadamente hemos logrado que la vacuna de la neumonía sea parte de nuestro esquema de vacunación regular para los niños, pero hay otros países de bajos y medios ingresos, que no han podido hacer lo mismo porque el precio de la vacuna es demasiado alto.