Templo de la luna: Cusco a tus pies
Hay una ruta que difícilmente aparecerá en las guías de turismo, y eso está bien para aquellos que quieren abstraerse del ruido de la ciudad y fusionarse con el dulce movimiento de las flores (hello, lelos). A tan solo una hora, subiendo a pie desde la plaza existe una extensa pradera que es bisagra entre la metrópolis y el Valle Sagrado. A lo largo de este manto bendito se encuentran diversos vestigios de la cultura Inca como ruinas, bosques de piedras y caminos. Hoy queremos llevarte, mi querido lelo, por un tour alucinante: la ruta hacia el Templo de la Luna.
Un buen punto para partir es la Plaza de Armas. Precisamente la subida empieza en la Calle Triunfo que lleva a San Blás. Esa misma te llevará directamente hacia el templo. Para mayores señas, la ruta que estás tomando es la del “Antisuyu” la parte oriental del Tahuantinsuyo que conectaba con el hoy territorio de Bolivia y frontera con Brasil. Hay señalización y si no la ves, un cusqueño amable te dirá cómo ir. Así llegarás a un hilo interminable de escaleras, luego a la carretera y más tarde a un glorioso fragmento de Camino Inca original.
Al ritmo de tus pasos y jadeante respiración, el ruido de las calles cusqueñas y sus alteradas vibraciones irán quedando atrás, en algo que seguramente experimentarás como si fuera el paso a otra dimensión. Una vez sobre el piso verde natural, sentirás el regocijo de conectar tu piel con algo que vibra como tú. Las montañas adoradas por los Incas, el cielo azul, la lentitud con que se mueven los rebaños de ovejas y el saltarín encanto de las plantas podrían hacerte sentir parte de una misma cosa, vivir algo “místico”, que es en realidad lo más normal del mundo. Eres tú con la naturaleza.
En el camino está el Templo del Mono, que dicen fue mirador astronómico, centro de adoración, de sacrificios, etc. Se llama así porque tiene un mono esculpido en piedra, sin cabeza porque los españoles se llevaron esta parte hecha de oro. Otra leyenda es que es un lugar de tributo a la selva ya que el mono no existe en la sierra peruana. Difícil ponerse de acuerdo sobre el origen y función de este espacio. Tal vez sea mejor quitarse los zapatos, saltar por las piedras como niño o echarse a esperar por alguna revelación mientras miramos la forma de las nubes.
Menos de medio kilómetro después está la misteriosa roca del Templo de la Luna. Dicen que es un templo para la fertilidad, de hecho, muchas parejas que no pueden tener hijos van a este lugar con la fe de reactivar su centro reproductivo. La cueva más importante tiene una grieta en la parte superior por donde ingresa un fino rayo de luz que revienta sobre una mesa de piedra fría. Algunos dicen que antes aquel cuarto de roca estaba recubierto de oro y que en noches de luna llena el rebote de la luz era cegador. Esta cámara presenta caracteres femeninos, de hecho muchos le encuentran semejanzas con el útero y la abertura del techo con una vagina. Asimismo, se puede encontrar algunas formas fálicas en la entrada.
Aquellos que abren sus sentidos al sonido de las piedras y el silencio de la noche, encontrarán revelados los misterios de los antiguos Incas, tallados en la roca en forma de serpientes, pumas o cóndores: la trilogía del imperio. Encontrarán en el inmóvil paisaje un rico dinamismo que invita al descanso, al re-encuentro con uno mismo, a la paz.
Si eres más aventurero puedes seguir el Camino Inca por ocho horas hasta Pisaq, hermoso pueblo del Valle Sagrado. Particularmente nunca he hecho la caminata, aunque me resuena fuerte el deseo de agarrar mi carpa, cocinita a gas y fundirme en la oscuridad de este camino que es pura luz.
En Cusco, el límite lo pones tú. Te dejará lelo notar que el camino siempre sigue, que detrás de la gran roca, hay una más grande, que debajo del río hay una ciudad de oro que nadie ha encontrado aún. Que el tope no sea la agencia de turismo. Mi recomendación es esta: amárrate bien los zapatos, sal a caminar con alguien que quieres, y en el momento más oportuno quítatelos para compartir con la tierra el placer de estar vivo hoy día.