El Baratillo es todo
Si estás un día sábado por Cusco no te puedes perder el Baratillo: el mercado más extravagante que vas a ver en tu vida. No te puedo asegurar que vas a encontrar las 3B pero que si vas a encontrar de todo y barato, tal vez no bueno y bonito. A mí me vacila ir al Baratillo porque condensa lo que somos: esa onda emprendedora, trabajadora, caótica, informal también, amistosa y por supuesto, popular. Es de lo más interesante que he visto en mi vida en Cusco.
Pero vamos por partes. ¿Qué es el baratillo? Es un mercado de pulgas ambulante que solo funciona los días sábados desde muy temprano en el barrio de Santiago. Los comerciantes son habitantes aledaños o que vienen muy de lejos a vender cosas que pueden tener en sus casas (como ropa, adornos, electrodomésticos). Aquí puedes encontrar todo lo que necesitas. Y si crees que no te falta nada y vas solo para sapear, el Baratillo te hará gastar de todas formas porque te inventará una necesidad en toda esa maraña de objetos inclasificables.
Puedes encontrar todo tipo de ropa, desde zapatos hasta calzones. Hay guitarras, impresoras, material de construcción, muñecas de plástico, tocadiscos, antigüedades, patines, cables, bicicletas, televisores y hasta perros. Y esto es solo una pequeña fracción de la inverosímil oferta del Baratillo. En mi caso, mi chompa favorita la compré en el Baratillo y me costó tres soles. A los que le gusta la ropa o buscan algo especial en montañas de prendas usadas, el Baratillo los complacerá. Acá realmente puedes encontrar joyones, tirados en la calle a precios muy reducidos. También está bueno para comprar recuerdos, ponchos, quenas, sandalias, cerámicas sin la subida abusiva de precio del centro.
Huelga decir que el Baratillo puede ser una experiencia extrema, porque estará flotando en una sopa de miles de personas sedientas por una compra compulsiva y uno que otro choro que quiere tu Smartphone para venderlo ahí mismo después. Así que fuerza primero, para entrar a la selva de cemento y cuidado para no ser mordido. Garantizo una estadía tan emocionante con bizarra.
La regateada es típica en nuestro país y en el Baratillo más. Todos estarán bajándole unos soles a su futura y ya decidida compra -por si acaso- y los comerciantes querrán lo contrario, subirle un poquito más. Cuando haga la transacción de sus nuevas botas por 10 soles, gestione amablemente su descuento, que lo conseguirá. Para los más avezados hay comida ambulante como chicharrones, helados, ceviches de jurel, huevos de codorniz, chicha de jora, etc.
Entre toda esta locura, el Baratillo es una deliciosa opción para vernos mejor. Alguien con alma de sociólogo o antropólogo encontrará finas estampas de nuestro Perú. A mí me fascinan estas cosas. No sé ustedes, pero me parecen sagradas estas costumbres tanto como un pago a la tierra, y estos sórdidos lugares como las más imponentes ruinas. En todas ellas estamos nosotros, explicándonos a nosotros mismos. El Baratillo, amigo lelo, no está en la guía, ni aparecerá en National Geographic, pero tiene esa cosa única que solo se entiende cuando se va. Será nuestra propia esencia expuesta, satirizada y con gran sentido del humor, tanto que al reírnos de nosotros mismos, empezamos a amarnos mejor. 100% recomendable.
¿Cómo es?
El Baratillo queda en el distrito de Santiago, en torno a la Plaza principal de este distrito. Se puede llegar en taxi desde el centro (5 soles) o caminando en ruta hacia el mercado San Pedro, cruzando el Puente Santiago. Tiempo estimado de caminata: 15 minutos. Vaya ligero de cosas, sin objetos de valor.