La oferta vegetariana en Cusco
Caminando por Cusco encontrarás chicharrones, anticuchos, hot dog a la parrilla, pollo broaster y el muy querido cuy. Pero, ¿qué pasa si no quieres comer carne? ¿Cuál es la oferta vegetariana de Cusco? Menos mal, tratándose de un lugar cosmopolita adonde llegan personas de todo el mundo -y por ende con diferentes dietas- hay lugares por montones y a todo precio. Aquí va un tour verde, para todos:
Lila: Krishna criollo
En el mercadito de San Blás está, según la revista Lonely Planet, “el mejor secreto guardado de Cusco”: Govinda Lila. Ya no sé cuán secreto es, porque Lila revienta todos los días y puede ser que a las dos de la tarde ya no encuentres menú, pero de que es de los mejores lugares vegetarianos, es. Lila es una amable señora cuya edad no puedo calcular (puede ser entre 25 y 45) que siempre sonríe y es muy pícara para todo. Como buena devota de su majestad Krishna, cocina buenazo, sin probar lo que está preparando, y parece medio hindú aunque es bien limeña. Como es criollaza, sus platos son generosos, no entra en vainas y te da una buena sopa y un segundo más grande aún. Y lo mejor: tiene un ají único que solo ella sabe hacer y no le da la receta a nadie. Allí se junta toda la gente hippie de Cusco y viajeros que ya se corrieron la voz de que por seis lucas sales bien papeado y sanito.
Green Point: chau lomo saltado
Uf. Es lo primero que se me ocurre. Este point en Carmen Bajo 235, San Blás, puede remover los cimientos de cualquier carnívoro fundamentalista que crea que sin lomo saltado no hay paraíso. Green Point demuestra que la comida vegana (sin derivados animales como leche, queso, huevo) puede ser para chuparse los dedos también, tanto o más que un chorizo parrillero. Mis experiencias en Green Point han sido expansivas: han abierto un nuevo mundo de sabores. El dueño es Fabricio, un muchachos emprendedor y creativo que me dijo que era vegano (aunque no le creí mucho). Con buen ojo para los negocios y prodigiosas manos para la cocina, Fabricio ha creado a mi gusto uno de los mejores restaurantes que hay en todo Cusco, capaz de competir con cualquiera, no solo vegetariano. Además, supo crear un lugar cálido donde da gusto entrar y quedarse, bonito, limpio, donde sirven generoso y te atienden bien. De día tienen menú a 10 soles y por la noche solo a la carta, de 20 soles hacia arriba. Todo paga.
Alfa y Omega: menú volador
Este es el lugar más raro de Cusco y –tal vez por eso- uno de mis favoritos. Hacia la Avenida de La Cultura, a la altura de la Universidad San Antonio Abad, donde ya no hay turistas, sino el cusqueño de cada día, hay un comedor vegetariano muy particular, muy rico y variado. El lugar es de una organización religiosa que está segura de que Jesús es extraterrestre y que el saber viene en platillos voladores, información que fue revelada a canalizadores que dan charlas al respecto cada cierto tiempo en Cusco. Por eso verás posters del pesebre con ovnis sobrevolándolo y otros del sistema solar intervenido por ovejas que orbitan. Algo de crédito le doy a estos locos: eso de la estrella de Belén me suena bien extraterrestre también, pero ese es otro tema. Lo importante ahora es que por cinco soles te dan un rico y bien servido menú, además de acceso ilimitado a la, un poco desprolija, mesa de ensaladas. Puedes cambiar la sopa de entrada por yogurt natural y a la salida elegir entre mate caliente o refresco. El sabor no es gran cosa: sus cocineros no están tan iluminados como los personajes de sus posters, pero algo especial tiene este lugar que me hace regresar. Será porque la moza les dice a todos “hermanito” con sincero amor. ¿O nos harán un hechizo interestelar en cada plato? Queda en avenida Los Incas, a la altura de la UNSAAC. Tiene un cartel que dice “Comedor Vegetariano”.
El Encuentro: lento pero seguro
Es la gran alternativa para los que quieren ir a un lugar bonito, rico y que no cueste mucho. Su menú está seis soles, el cual incluye entrada, segundo y acceso por una sola vez a la mesa de ensaladas. A diferencia del anterior, la mesa de ensaladas de El Encuentro es alucinante, buenaza. Además viene con salsas picantes u otras como alioli, vinagretas y aliños exquisitos. Al menú le suman cariñosamente medio pan de trigo que, por esas cosas buenas que tiene el pan, mejora las cosas. La sazón es muy rica, pero yo que soy tragón, me quedo corto a veces. Sin embargo, algo en este lugar, a diferencia de los otros, me hace comer lento, lo que me produce una buena digestión. De todos, de hecho, el que me deja con la panza más organizada, es El Encuentro. Como Lila, el menú vuela, pero también hay platos a la carta. Anda full, así que seguro tendrás que arrimarte con gente que no conoces en la misma mesa, y si quieres, conversar, lo que es chévere. A lo mejor conoces a un Lama. ¿Dónde? Calle Tigre 130.
El Olivo: ¿con hambre?
Se ha convertido en uno de mis favoritos. Sabiendo que son buenos le han subido un sol más (ahora está 6 soles), lo que pago contento. Es un lugar menos turístico y me asombra ver cuánto cusqueño gusta de la comida vegetariana. No es que precisamente sean vegetarianos, tal vez sí, tal vez no, solo que han encontrado nuevas opciones fuera de la malaya frita, el chicharrón y la milanesa, lo que me da gusto. Cada vez que salgo del Olivo (y de todos los anteriores) siento energía que no me da la carne. Me siento bien alimentado y con fuerzas para comerme lo que resta del día. Esto no me pasa en un menú de Pollo Broaster con Chaufa, que muy rico, pero no deja gasolina para la máquina. El Olivo tiene también buffet de ensalada, que es muy surtida, rica y fresca, además de salsas. Tiene siempre una carta muy creativa, más que algunos de los anteriores, y si no te convencen los segundos del día, puedes combinarlos y hacer tu propio menú. Siempre está lleno de gente y parte de lo que te da su nutritivo plato, te lo quita el bullicio o la tele enorme donde pasan noticias sangrientas, a menos que te concentres tranquilo en tu quinua atamalada con croqueta de berenjena. Acá también puedes conocer a un Lama encubierto en ropa de notario público, me ha pasado. El Olivo queda en Pavitos, entre calle Belén y Lechugal. No tiene número en la puerta.
Bueno, la oferta vegetariana no queda acá. Hay otros que no he tenido el gusto de probar, pero he escuchado notables referencias del Shaman Vegan Raw, que es pura comida cruda (Santa Catalina Ancha 366-B). No importa si eres vegetariano o no. De hecho yo no lo soy, aunque traté de serlo pero siempre sucumbí ante el Pollo a la Brasa limeño. Ahora ya no trato y estoy más feliz, como lo que quiero y lo que quiero casi siempre es vegetariano. Mi cuerpo se siente mejor, me mantengo en mi peso y tengo mayor claridad para encontrar soluciones a mis problemas. Si nada de esto te es relevante y quieres solo un buen atracón -lo que también entiendo como buen comelón- ten por seguro que puedes tener jornadas alimenticias inolvidables sin carne, también. No quiero decirte qué comer y qué no. Solo darte opciones.
Vive como deseas, come lo que quieras, disfruta este momento como mejor lo sientas.