Yoga y surf en la Laguna de Piuray
Hace meses vi una foto de una chica doblada como un arco sobre una tabla de surf, en medio de la Laguna de Piuray (en Chinchero a 3,400 metros sobre el mar). ¿Se puede hacer eso?, me pregunté. ¿Con quién hay que hablar?
Resultó que había que hablar con un amigo llamado David Otalvaro, a quien conocí hace más de tres años, cuando recién llegué a Cusco. Él vino de Colombia sin idea de qué hacer, pero ahora es profesor de Yoga y gestiona SUP Cusco (junto a su socio Álvaro Bedoya), proyecto que tiene tablas de Stand Up Paddle y trabaja con niños de la comunidad de Pongobamba.
Cada domingo, durante la mañana, reúne a los chicos para que entren al lago a vacilarse. Hace yoga con ellos, tienen buena química. Álvaro les enseña la técnica con el remo, la forma de ir más rápido sobre el agua. Estos chicos, cuya rutina está ligada al colegio y al campo, expanden su universo gracias al deporte. Es interesante que, según me contó David, los niños perdieron paulatinamente el miedo a la laguna (cada año se ahogaba una persona). Ahora es como un parque acuático ilimitado.
Además Chinchero -nos guste o no- será sede del aeropuerto internacional de Cusco, lo que implicará nuevos retos para los habitantes de esta zona. La visión de David es mostrar, simplemente, el potencial del Lago como espacio de creatividad, diversión y movimiento económico. Es nada más poner la mirada en la Laguna.
A mí me parece loable, considerando que no es fácil para David y Álvaro conseguir tablas, wetsuits y equipos en general. Algunas organizaciones han aportado, como la de la princesa Charlene de Mónaco (con dos tablas), la empresa privada y medios de comunicación, que quedan fascinados con la imagen de los niños surcando la laguna. Así que si a usted se le ocurre algo para que esto continúe, pase la voz.
Por mi parte, no quise perder la oportunidad de sentirme en la foto y subirme a una tabla. En una de ellas me fui hasta la mitad del lago y ahí, todo se me apagó. He tenido momentos de paz en la vida, pero este ha sido único, especial e inolvidable. ¿Será muy frío el lago? La única forma de averiguarlo era tirándose y lo hice, como para perder el miedo también. Lo que tuve fue una renovación total, un chapuzón de alegría que nunca conocí y fuerzas para imaginar, seguir, remar y caminar sobre el agua como en tierra firme.