Bodega Murga, en el corazón del valle de Pisco
Es mi primera visita luego de una larga parada obligada, el viaje es hacia la bodega Murga ubicada en el distrito Humay en Pisco, a 240 km. al sur de Lima
Muy temprano en la mañana partimos en la minivan Pietra Posamai, enóloga Ximena Escudero, jefa de marketing, Flor Rey, jefa sommelier de Maido y gestora de este linda aventura y yo. La hora no favorecía la charla pero esta se activó con el cafecito y ricos panecillos en Toñito, restaurante de carretera.
Algo de historia
La familia Bellido es propietaria de la hacienda y bodega desde 1890. Tiempo después junto a unos amigos que se convirtieron en socios, decidieron cultivar variedades criollas como albilla, italia, negra criolla, quebranta y mollar, sin el empleo de químicos, para la elaboración de pisco. Así, con la participación del maestro pisquero Alberto Di Laura, nacieron los primeros piscos que mostraron una calidad indiscutible. Esta parte de la historia merece una nota propia que espero compartir pronto.
Los resultados de los mostos fueron el gran incentivo para que decidieran elaborar vinos con estas mismas variedades, todas ellas de la categoría vitis vinífera. El destino confluyó para que Pietra Possamai, joven enóloga brasilera con rica experiencia desde sus 17 años y mentalidad abierta aceptara el reto. Como ella dice: “si alguien me hubiera dicho que estaría en Perú haciendo vino no lo hubiera creído”. Lo cierto es que la empatía entre todos y coincidir en la misma filosofía de producir vinos sin químicos –así esto le quite a Pietra el sueño- desde el viñedo a la botella, hace el camino que decidieron hacer al andar.
Pietra nació en Bento Goncalves, considerada la cuna del vino brasilero. Allí estudió enología mientras terminaba la secundaria tradicional, previa autorización de los padres -me pregunto mientras la escucho ¿por qué no se puede hacer lo mismo en Ica?- Aunque su hablar es calmo y pausado, trasmite carácter firme, pasión y convicción de lo que hace (como buena Sagitaria). Es que se necesita mucho temple para haber aguantado toda la pandemia, alejada de su patria y seres queridos, allí en medio de la calma y el silencio de los viñedos en Pisco acompañada de Campanita, su fiel amiga canina.
Los viñedos
Las vides de Murga están plantadas en el corazón del valle de Pisco, el terreno es franco arenoso, con presencia evidente de piedras de canto rodado medianas y pequeñas. Estas tierras son bañadas por las aguas del río Pisco que sigue su curso rumbo al mar. El valle es una zona muy antigua donde incluso se han encontrado restos de la cultura Paracas.
También tienen otros viñedos plantados entre medio de las dunas, como un tesoro escondido, lugar donde llegamos en horas de la tarde, montadas en el fiel jeep verde que maneja don Roberto Gamonal, gran conocedor de la zona. Una vivencia que nos deja sin palabras al caminar en medio de las parras que brotan de la arena, haciéndole frente a la inclemencia del desierto, con una vista impresionante y la luz del sol en el rostro. Allí en medio de la arena nace la vida y las vides. Es imposible dejar de pensar cómo el ser humano se las ingenia para seguir avanzando y evolucionando.
La bodega
La bodega es pequeña y cuenta con todo el equipamiento necesario para realizar el trabajo. Desde tanques de acero, ninguno de plástico ya que sería una contradicción de su quehacer, barricas de madera de Acacia muy utilizada en la elaboración de vinos naturales, también las hay de roble francés, huevos de concreto y ánforas de arcilla que llegan de la Toscana italiana.
En Murga los vinos no son filtrados ni clarificados, buscando siempre la menor intervención, por ello pueden encontrarse sedimentos en el fondo de las botellas y es parte de su identidad. Pietra cuida los detalles desde el nombre del vino, se inspira mirando las uvas y aporta ideas para el diseño, el tipo de botella, el corcho.
Los vinos
Qué suerte probar los vinos que aún no salen al mercado, más aún explicados de la mano de su hacedora. Degustamos directo de los tanques: un vino blend de mollar y moscatel negro muy interesante y sutil, otro vino de negra criolla, otro blend de italia rosada, moscatel de alejandría y moscatel negro, lindo en aromas y paladar, finalmente un albilla que siempre hace suspirar.
En la mesa catamos las siguientes etiquetas:
Alejandría 2022 con 10.8° de alcohol y 9 meses en huevo de concreto. Elegante en nariz y paladar, delicado, con sabores de fruta blanca, cera de abeja y hierbaluisa. El post gusto es fresco, suave y amable.
La cata comparativa de un vino de uvas del valle y del desierto. Un blend de albilla, negra criolla y quebranta del 2021. La cosecha 2022 con 11° a base de negra criolla del desierto con clones de Quilmaná. Super interesante.
El vino Campanita 2022 con 11° en honor a su amiga canina es a base de albilla y negra criolla. Un vino juguetón y divertido, lleno de fruta roja dulce, rosas secas que luego de unos minutos dieron paso a las pasas negras, guindas secas y té negro. En boca las sensaciones son diversas con una textura agradable.
Sophia L’orange 2022 se ha vuelto el favorito de muchos. Ofrece un precioso color rosa melón, con frutas rojas poco maduras, flores secas, boca que muestra personalidad, con frescura y fluidez. Es el vino que a Pietra más le gusta hacer pues considera que es la puerta de entrada para entender los vinos de Murga y el estilo de vino natural que hacen.
Murga es una bodega boutique, respira identidad, compañerismo y compromiso con el quehacer. Las imágenes finales en mi memoria son de Pietra y Alberto, charlando, riendo, como si se conocieran de toda la vida, viendo como descargan las botellas que acaban de llegar. El trabajo en una bodega no se detiene, siempre hay algo que hacer, si no es en el viñedo es en la bodega, o en la comunicación, la comercialización, la difusión. Como la vida misma.