Cada uno en su lugar
El panorama de Lima en cuanto a nuestra fauna está cambiando. Animales que no son de nuestro medio ambiente están empezando a convivir entre nosotros.
Foto: jamdowner
La introducción de algunas especies en nuestro hábitat ha hecho que en zonas donde antes no vivían hoy sí lo hagan. Esto sucede cuando por ejemplo, las personas traen a la ciudad animales que no pertenecen a nuestro medio sino a un ambiente natural.
Por ejemplo, hoy es común ver grupos de loros en varios distritos de la ciudad. Estas aves, que no son habitantes comunes de Lima, pueden ocasionar diversos problemas, entre ellos destruir las conexiones de cables telefónicos, pues los dañan al picotearlos. Otro animalito que podemos apreciar en algunas zonas de Lima son las ardillas. Seguro alguien soltó un par de ardillas en un parque, las cuales se reprodujeron y expandieron, con lo cual se vieron afectadas especies nativas nuestras.
Esta presencia de animales en zonas que no les corresponden es un problema que no solo ha sucedido aquí sino también en otras ciudades y países del mundo. Hace unos años en Australia el ser humano introdujo conejos en los bosques, que al cabo de poco tiempo se reprodujeron y formaron plagas. Los habitantes de la zona no tenían idea de cómo controlar la proliferación de estos roedores. Para intentar ejercer algún tipo de control se adquirieron perros salvajes australianos, que también aumentaron en número. Es decir, en un corto tiempo se modificó el ecosistema local.
La naturaleza es muy frágil, ya lo estamos viendo con el cambio climático: muchas especies se encuentran en peligro de extinción porque el clima ha modificado su espacio físico.
Entonces no ayudemos a la destrucción de nuestro medio, no introduzcamos una especie animal en un hábitat que no le pertenece porque podemos romper esquemas pre-establecidos y causar una catástrofe, por más que lo hagamos de corazón y creamos que estamos ayudando a un animalito.