¿Tienes un perro seguilón?
¿Tu mascota parece tu sombra? ¿No se aparta de ti ni un segundo y te sigue a todas las habitaciones de la casa? ¿Parece una tragedia cada vez que sales pues se queda llorando y a veces incluso aullando? Si tu respuesta a estas preguntas es sí, entonces debes considerar que tienes un perro ansioso y seguilón
Y es que hay perros que son sumamente afectuosos, pero hay otros que se van al extremo, lo que puede convertirse en un problema si no lo corriges a tiempo.
Sucede que el perro ve a su dueño como al jefe de la camada. Si este jefe lo engríe en demasía y permite que siempre esté a su lado, está formando una mascota dependiente. Entonces, si esta persona está presente, el animal se siente seguro, siente que no corre peligro y se pone sumamente nervioso si este se va. Al quedarse, solo desfoga su ansiedad destruyendo cosas de la casa, orinando donde sea y dando alaridos.
Muchas veces este comportamiento es reforzado por el dueño que cree que el perro lo adora y no puede vivir sin él, por lo tanto, no lo deja solo y si lo hace siente culpa, por lo que al regresar a casa lo primero que hace es acariciarlo y premiarlo (así su mascota haya destruido objetos de la casa).
Esta conducta debe ser modificada con una terapia de acondicionamiento a largo plazo. Es decir, el dueño debe enseñarle a su mascota a estar sola. Esto consiste en salir de casa y regresar al poco tiempo. Repetir la acción la cantidad de veces que sea necesario; y en cada salida, es importante aumentar el tiempo de ausencia. Puede empezar saliendo de casa por 5 minutos, luego 10, luego 30 y así sucesivamente.
Si durante el tiempo que estuvo solo, el perro hizo algo malo, castíguelo (no lo golpee, sino debe darle un lapo con el periódico) y nunca lo premie. Así el animal se acostumbrará a no relacionar destrucción (su malcriadez) con cariño. Y es que hay personas que así vean que el animal ha hecho destrozos en casa, lo acarician y lo engríen. Si no ha hecho nada malo, el dueño debe entrar a la casa e ignorarlo.
Estas terapias tienen que ser asumidas no solo por el dueño de la mascota, sino también por los demás miembros de la familia, pues si uno no hace caso a la mascota con seguridad lo hará el otro. El animal buscará el reemplazo y a quién le haga caso.
Aquí la terapia debería ser también para el ser humano, porque muchas veces este se siente gratificado al saber que su mascota da todo por estar a su lado. Muchos incluso aceptan que el animalito duerma en su misma habitación, lo que lo convierte en un ser dependiente y eso no es bueno para ninguno de los dos.