¿Qué valor generamos?
Nuestro objetivo como empresarios es generar valor. A un primer nivel sabemos que ese valor está en construir empresas exitosas y rentables que brinden buenas condiciones de empleo y entreguen a la sociedad productos y servicios de buena calidad. Ese es un excelente inicio, pero no es suficiente. La historia nos ha enseñado que ese no es el único valor que las empresas podemos crear. Nuestro deber es trascender para mejorar la sociedad en la que vivimos, como verdaderos agentes de cambio social.
Sabemos lo que ha ocurrido los últimos años en el país: nos hemos convertido en una economía modelo de crecimiento; sin embargo, la inequidad aún es enorme. Según cifras del Banco Mundial, el 10% de la población peruana acumula el 40% de la riqueza y sus ingresos son 50 veces los del 10% de peruanos de ingresos más bajos. Es más, el índice Gini revela que en 17 de las 25 regiones del país el nivel de desigualdad se ha incrementado y en 9 de ellas habría aumentado en más de 6%.
Esta situación es muy peligrosa porque alimenta la percepción de que las empresas prosperan a costa del resto de la sociedad. Y es importante que los empresarios la miremos con atención porque es una fuente de conflictos que puede interrumpir el proceso de crecimiento del país.
¿Qué hacer? Detenernos a pensar en el valor que aportamos a la sociedad. Como dije al principio, es claro nuestro compromiso económico hacia la empresa, pero ¿después de eso qué? ¿Cómo estamos retribuyendo a la sociedad que nos ha dado ese marco para crecer y desarrollarnos?
Hoy más que nunca, el Perú necesita que sus empresarios y ejecutivos estén realmente comprometidos con un modelo de desarrollo más humano, dispuestos a cambiar la realidad para generar un entorno que beneficie a la sociedad en conjunto. Que mejoren su visión de negocios con una nueva cultura de compromiso social con todos los grupos de interés a los que su gestión impacta.
Pero no se trata de influir solo en nuestras empresas. Tenemos un rol adicional que jugar: contribuir al esfuerzo de educar, modelar y liderar a más empresarios, ejecutivos y emprendedores y a la sociedad en general hacia una cultura de compromiso social. Debemos comprender que no podemos hacer empresas exitosas y competitivas que perduren sin compromiso social, porque nuestro éxito se basa en una sociedad en proceso de crecimiento. Si la sociedad tiene problemas, nosotros los tendremos tarde o temprano.
Entonces, seamos inteligentes y agradecidos con el Perú. Desarrollemos la RSE y difundamos sus buenas prácticas. Hagamos que cada vez más empresarios y emprendedores –grandes, medianos y pequeños– adopten prácticas de gestión ética, responsable y socialmente comprometida.
Así, además, los empresarios y ejecutivos seremos mejor reconocidos, evaluados y valorados por nuestros clientes, proveedores y la población en general en la medida en que nuestros esfuerzos no estén abocados solo a parecer mejores, sino a serlo verdaderamente. Incorporemos un enfoque de desarrollo social a la gestión ética y responsable que aporte desarrollo no solo para nuestras empresas o nuestros planes de carrera sino, lo que es más importante, para la sociedad en conjunto.
Es momento de tener en claro nuestro aporte al país y a su crecimiento. Seamos los líderes socialmente comprometidos que el Perú necesita.