¿Estás -Estarás- sin trabajo? Cuida tu Marca Personal
Y a casi todos aceptan que estar sin trabajo temporalmente -estar en transición profesional- es parte natural del ciclo de vida laboral. Hasta los más exitosos, los mejor preparados y con mejores puestos se van a encontrar en transición una, dos, tres o varias veces a lo largo de su carrera profesional. Y varias de esas podrían ser involuntarias o sorpresivas, aunque por supuesto a nadie le gusta pensar en eso.
Es importante recalcar que cuando nos toca estar en transición, cuidar la marca personal se vuelve imperativo. Lo que más ayuda a tener “jale” en el mercado laboral, es decir, un alto nivel de empleabilidad, pasa por tener una marca personal impecable, de alto valor relativo y con una reputación muy coherente y bien alineada con nuestras metas de carrera de mediano plazo y de recolocación inmediata.
Entonces, ya que el objetivo es elevar el valor de nuestra marca personal, toca poner mucha atención a cómo nos presentamos a nosotros mismos y qué decimos a los amigos, contactos y relaciones sobre la transición y nuestros planes futuros.
Claramente no debemos presentar una imagen de persona fracasada, amargada, resentida, vencida o, peor aún, sin esperanza. Hay que tener mucho cuidado de no ser negativo, de no hablar mal del exjefe, de la empresa anterior, de las circunstancias, del sector. Y muchos lo saben, pero lo siguen haciendo, “solo con los íntimos” o la familia cercana. En esa negatividad hablan mal de todo y todos, y por supuesto de sí mismos sin siquiera darse cuenta. Nadie quiere vincularse con personas sin la fuerza de carácter para enfrentar esos retos con valor, clase y la cabeza en alto. Y además dejan una sensación percibida como deslealtad con quienes trabajaron anteriormente.
Por supuesto que quejarse es una reacción natural en una época que no es necesariamente la más cómoda de todas. Y es más fácil decir: “yo estoy bien, son ellos los que están mal”, pero es vital que no hagamos eso. Tampoco hagamos terapia con los amigos para contarles nuestras penas y frustraciones. No olvidar que los amigos y relaciones son los principales “vendedores” de nuestros servicios profesionales y/o publicistas de nuestra marca personal. Para que esto se dé así, ellos deben creer en nosotros con convencimiento y buenos argumentos de éxito, resultados y conocimiento de valor que agregamos y que podemos agregar a futuro. Si no creen en nosotros, jamás nos pasarán la voz de oportunidades, jamás nos recomendarán, jamás nos darán más datos de contactos adicionales a visitar.
¿Qué es lo que sí debemos hacer? Contemos a nuestros amigos que estamos entusiasmados con encontrar una posición que nos apasiona. Que el mercado está reaccionando positivamente a nosotros, o está en vías de hacerlo. Que tenemos posibilidades de demanda por nuestros servicios. Y es bueno que sepan exactamente qué nos gusta hacer, qué nos apasiona, en qué somos buenos, cuál es la contribución al resultado que hemos tenido.
Es sabio dejar esa estela positiva en los demás, mostrando energía, pasión, ganas, entusiasmo por lo que viene. Todo eso se lee como éxito y jala al éxito. Nada “vende” más y mejor nuestra marca personal que el entusiasmo sincero, que nos hace ver fuertes, exitosos y seguros. Es un tema de palabras, pero sobre todo de lenguaje corporal. Toca movernos con energía y, por qué no, alegría, y decir: “estoy contento, entusiasmado, esto es lo que deseo para mí, lo que realmente quiero hacer, y estoy feliz por lo que viene para mí en el futuro”. No es fácil, pero muchos lo hacen con resultados extraordinarios. ¡A cuidar su marca!
Publicado el 02/08/2017 en América Economía
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