El virus protector
Baculovirus. ¿Lo recuerdan? Un asesino maquiavélico. Ingresa a las entrañas de su víctima —las larvas de polillas y mariposas— a través de la comida. Toma por asalto las células de su intestino donde prolifera. Manipula su comportamiento y lo guía hasta la cima de un árbol donde le da la estocada final. El cadáver del gusano se derrite y gotea hacia las hojas inferiores portando millones de virus que están listos para infectar nuevas víctimas.
Helicoverpa armigera es una polilla oriunda de África. Su larva (oruga) es una de las plagas más devastadoras que existen en el mundo. Ataca a una gran variedad de cultivos, especialmente, el algodón, provocando cuantiosas pérdidas a los agricultores asiáticos y europeos. En febrero del 2013, Brasil reportó por primera vez esta plaga en el continente americano.
Para controlar el ataque de esta plaga, los asiáticos usan plantas transgénicas que producen una proteína de origen microbiano (Bt) que resulta tóxica para la oruga. Donde no está permitido el uso de transgénicos, utilizan pesticidas o a nuestros amigos los baculovirus que han sido modificados genéticamente para ser más letales.
Sin embargo, en la última década han aparecido poblaciones de H. armigera resistentes a las plantas transgénicas y a los baculovirus mejorados. Los científicos están buscando nuevas estrategias para controlar a esta temible plaga. Capturan a los gusanos en busca de algún parásito que pueda ser aprovechado.
En el 2012, esta búsqueda dio un resultado inesperado. Investigadores chinos descubrieron un nuevo virus infectando a H. armigera llamado densovirus (de cariño HaDNV-1). No sabían que efecto tenía el virus sobre el gusano por lo que decidieron estudiarlo.
La primera sorpresa que se llevaron era que el virus no parecía tener un efecto perjudicial sobre la plaga. Esto era muy extraño pues los densovirus son letales para muchos invertebrados. Ellos fueron los responsables de exterminar grandes poblaciones de estrellas de mar en el Pacífico Norte.
Las larvas de H. armigera infectadas con el densovirus se desarrollaban mucho más rápido, tenían mayor peso y acumulaban mayor cantidad de grasa corporal que las larvas no infectadas. Además, las hembras adultas infectadas ponían más huevecillos y un menor porcentaje de sus descendientes morían. Sin dudas, la infección del virus tenía efectos beneficiosos sobre esta plaga.
Lo más interesante fue que el 80% de las larvas infectadas por el densovirus sobrevivían a la infección por el baculovirus, a diferencia del 50% de supervivencia de las que no estuvieron infectadas. Esto indicaba claramente que densovirus protegía a H. armigera de su némesis: un virus que protege a su hospedero de otro virus.
Y no solo eso, también observaron que las larvas infectadas por el densovirus eran más resistentes a bajas concentraciones de la toxina Bt (≤0.8 µg/g) producida por las plantas transgénicas.
Los investigadores todavía no entienden cómo hace este virus para proteger a la larva de H. armigera. Una hipótesis que manejan es que, al acelerar el desarrollo larvario del insecto, los hacen menos propensos a ser infectados por el baculovirus, quien prefiere siempre a las larvas más jóvenes. Todavía no está nada definido pero entender el mecanismo de resistencia permitiría desarrollar mejores estrategias para controlar a esta plaga.
En la naturaleza existen muchos casos de microorganismos que invaden a los insectos y, de alguna manera, los benefician; ya sea protegiéndolos de otras infecciones, favoreciendo su fecundidad o cambiándoles de color para esconderse de sus depredadores. Pero que un virus haga esto es muy raro.
Lo cierto es que el densovirus se beneficia de la mayor supervivencia de H. armigera y de su alta fecundidad pues su transmisión se da verticalmente, es decir, de madre a hijos.
Referencia:
Xu P, et al (2014) PLoS Pathog 10(10): e1004490. doi: 10.1371/journal.ppat.1004490