¿Por qué la homeopatía es una estafa?
“Papá, me he equivocado”. Una frase tan simple estremece cuando es Julián Rodríguez quien la pronuncia. Repite lo que le dijo Mario, su hijo de 21 años, poco antes de morir. Su error: abandonar el tratamiento médico de su leucemia para abrazar una pseudoterapia recomendada por un curandero que asegura ser capaz de curar el cáncer con vitaminas. El calvario de Mario duró seis terribles meses hasta que falleció en julio de 2014. Su padre aprieta con rabia los dientes al repetir: “Papá, me he equivocado”.
Este es un extracto del conmovedor artículo publicado en El País de España hace algún tiempo. Recomiendo leerlo porque en él se aprecia el daño que pueden llegar a ocasionar las terapias alternativas y la fe, que en momentos de desesperanza, uno puede depositar en ellas.
Hace un par de semanas puse sobre el tapete cómo una universidad tan prestigiosa como San Marcos certificaba un curso de homeopatía, una de las tantas pseudoterapias que existen en el mundo y que no ha demostrado científicamente que funcione más allá del efecto placebo.
Como era de esperar, muchos saltaron en su defensa. Así que aprovecharé un par de comentarios para explicarles por qué la homeopatía es una estafa.
1. “La medicina homeopática cura a largo plazo, no a corto plazo (…) No tiene efectos secundarios (…)”
Aclaremos algo, la homeopatía no cura absolutamente nada. Y es lógico que no tenga efectos secundarios porque sólo es agua o azúcar.
Muchos suelen confundir la medicina natural basada en plantas medicinales con la homeopatía. Pero no es lo mismo. Es cierto que existe evidencia científica de que ciertas plantas tienen compuestos o moléculas (principios activos) que alivian o curan ciertas enfermedades. Sin embargo, lo que se hace en la homeopatía es diluir un macerado o tintura de alguna de estas plantas tantas veces (8, 10, 20, 30, etc.) —a más diluciones, “más potente”— que si le hacemos el análisis químico más sofisticado que existe no hallaremos ninguna de las moléculas de la tintura original. Es decir, un medicamento homeopático no tiene ningún principio activo que alivie o cure una enfermedad. Es por esta razón que “cura” a largo plazo: la enfermedad pasa por sí sola mientras tu creías que se debía a la homeopatía.
Por ejemplo, el famoso medicamento homeopático que “cura” la gripe llamado Oscillococcinum®, no es más que una pequeña gotita (o 0,01 ml) de una cosa llamada Anas Barbariae (un extracto de hígado y corazón de un pato silvestre), potenciado a 200 K (diluido doscientas veces, es decir, pura agua), sobre un comprimido o pastilla que contiene 0,85 gramos de sacarosa (azúcar común) y 0,15 gramos de lactosa (otro azúcar), más conocido como excipientes. Te tomas una dosis de este Oscillococcinum cada seis horas y verás que en una semana te curas de la gripe (lo mismo que tardaría si no hubieras tomado nada).
Y ahora que sabemos cómo se prepara este medicamento homeopático para la gripe, podemos hacer el genérico. Simplemente basta con tomar una pastilla de Tic-Tac® o un caramelo Hortela (ambos son pura azúcar) y ponerle una gota de agua. ¡Listo! Si te lo ofrezco como si fuera un medicamento homeopático, no te darás cuenta de ello. Es más, tal vez te cures tan rápido como si hubieras tomado el mismo Oscillococcinum.
Por cierto, en la página de Boiron de Estados Unidos dice (en letras muy chiquitas como siempre): “These “Uses” have not been evaluated by the Food and Drug Administration“. En otras palabras, no los ha evaluado la FDA que es la entidad pública que autoriza el uso y comercialización de un medicamento. Si no lo hace es porque NO ES UN MEDICAMENTO.
2. “El temor de las grandes farmacéuticas que perderían mercado de sus tóxicos productos”.
Por si no lo saben, los productos homeopáticos también son puestos en el mercado por grandes corporaciones (no les llamo farmacéuticas porque no producen medicamentos que funcionen), siendo la más grande de todas la empresa francesa Boiron. Sus ganancias superan los 600 millones de euros al año. No sólo eso, como gran transnacional que es, en el año 2005 compró a Dolisos Laboratories, el segundo productor más grande de homeopatía del mundo. Esta es la misma estrategia que emplea cualquier empresa farmacéutica para acaparar todo el mercado.
Sin embargo, los grandes productores de homeopatía como Boiron, Hyland’s, Heel, entre otros, obtienen grandes beneficios a partir de sus productos. Empezando porque no son más que agua o azúcar.
Ya vimos que cada comprimido de un gramo del famoso Oscillococcinum tiene en su composición 0,85 gramos de sacarosa y 0,15 gramos de lactosa. El precio de una cajita de Oscillococcinum de 30 dosis, en oferta, es de S/. 219,90. Es decir, cada dosis vale más de siete soles. ¿Sabes cuánto cuesta un típico antigripal (Dayflu®, Nastiflu®, Nastizol®, etc.), que sí alivia los síntomas? Menos de dos soles la dosis. Una cajita del genérico del Oscillococcinum (Tic-Tac®) con 50 dosis y distintos sabores cuesta S/. 1.50. Repito, los medicamentos homeopáticos no son más que agua o azúcar:
Pagar más de siete soles por una cápsula llena de azúcar ¿no es una estafa?
Un medicamento de verdad, antes de salir al mercado, debe pasar por costosos y largos ensayos clínicos. A través de él pueden demostrar si realmente funcionan mejor que un placebo y que son seguros para el ser humano. Los medicamentos homeopáticos no lo hacen. No demuestran si son mejor que un placebo (que irónicamente también es una pastilla de azúcar).
Es cierto que muchos medicamentos presentan efectos secundarios y son tóxicos. Especialmente aquellos destinados a tratar problemas serios como el cáncer o las enfermedades autoinmunes y crónicas. Pero, debemos poner en una balanza los riesgos y los beneficios asociados al medicamento. Y siempre la vida pesará más que cualquier efecto secundario.
Cuando era niño, cada vez que me golpeaba, mi mamá o mi abuelita venían y me sobaban diciéndome “sana, sana, colita de rana, si no sanas hoy, sanarás mañana”. Lo hacían hasta que el dolor pase. ¿Acaso sus manos tenían el poder de sanar? Yo creía que sí. Pero no era más que un efecto placebo. Tal vez sin “el sana, sana, colita de rana” mi dolor hubiera tardado el mismo tiempo en disipar. Lo mismo hacen estas pseudoterapias. La diferencia es que ni mi mamá ni mi abuelita se hacían ricas “sanándome”.
Y, personalmente, lo que más rabia me da es ver a médicos, colegios profesionales y universidades que apoyan la homeopatía y otras pseudoterapias. Cuando se les pregunta ¿cómo saben que es efectiva esta pseudoterapia?, responden: “He visto a miles de pacientes sanándose”, pero no muestran ninguna evidencia de ello. Cuando se les pregunta ¿cómo funciona esta pseudomedicina?, responden cosas como esta: “es que las enfermedades se curan “desde arriba hacía abajo, desde dentro hacia fuera o en el sentido contrario al que aparecieron”. Es una pena ver cómo ciertos médicos se vuelven curanderos.
El tema da para mucho más que de seguro lo tocaremos en varias oportunidades. Estaré agradecido por cualquier crítica o comentario.