La Peña del XV, aficionados persistentes, tras 55 años
En 1959, un grupo de jóvenes se congregaron en torno a la tauromaquia, anhelando ser toreros aficionados; lograron torear y 55 años después siguen con la misma ilusión.
PABLO J. GÓMEZ DEBARBIERI
La persistencia de la afición taurina, es indesmayable. La Peña del XV, 55 años después de fundada, continúa reuniéndose cada miércoles, para conversar y debatir acerca de la tauromaquia.
NACE UNA PEÑA
En 1959, un grupo de jóvenes estudiantes de medicina, liderados por Andrés León Martínez −aficionado desde niño y anhelando convertirse en médico de Acho, lo que finalmente logró− se reunían en los techos de la casona de la Universidad de San Marcos para aprender a torear. Al grupo de futuros médicos, encabezado por Andrés León y Pedro Gutiérrez, se unieron otros adolescentes anhelando convertirse en toreros aficionados: José y Manuel García Miró, Salvador del Solar y Javier Camino. A ellos se agregaron Amalia García Miró, Fernando Belaúnde, Eric Tweddle, Enrique Freire, Enrique Espinosa, Humberto Passalacqua y Abraham Mejía; con los años, se sumaron otros aficionados: Marcial Ayaipoma, Eduardo Gómez de la Torre, Javier Barco, Renzo Mariátegui, Jaime Dorich, Eduardo Velez, Jaime del Castillo y Jesús Gil, entre otros.
En 1959 empezaron a asistir al que sería su tendido emblemático en Acho, el 15. Para muchos de ellos, que ya toreaban de salón en la azotea de San Marcos, la temporada de novilladas de aquel año y la feria del Señor de los Milagros, fue su primer encuentro con la tauromaquia real. Entonces, empezaron a llamarse Peña Taurina del XV.
TOREROS AFICIONADOS
Por aquella época, en Lima se daban muchas novilladas y en 1960, las organizó en Acho, Lou Stumer, un arqueólogo norteamericano afincado en el Perú desde 1950, cuyo hijo, Miguelito, se convirtió en uno de aquellos novilleros a los que Adolfo Rojas ‘El Nene’ apadrinaba. En las de 1960 actuó en Lima un novillero español, Tomás Sánchez, a quien José García Miró le compró capote y muleta, los primeros trastos reales de la peña; hasta ese momento habían toreado con capotes y muletas improvisadas.
Por las noches, los aspirantes a toreros aficionados de la peña, toreaban furtivamente en el camal del Frigorífico del Callao, preparándose para su primer festival. Así, el 25 de febrero de 1961, torearon en una placita portátil en Ancón, José García Miró, Javier Camino y Pedro Gutiérrez, lidiando becerros de Salamanca. El presidente del festejo fue el excéntrico Jesús Alberto Asín −‘El loco Asín’−, que poseía en Chosica una estrambótica colección de cosas raras, en un cerro, ‘Aquicito’; descendiente de los capeadores a caballo y ganaderos de Rinconada de Mala, poseía en ‘Aquicito’ la cabeza de Arabí Pachá, mítico toro, lidiado muchas veces –un pregonao−, al que logró estoquear Ángel Valdez en 1885. Asín le concedió a García Miró dos orejas y el rabo; a Gutiérrez la “oreja izquierda” de su becerro y a Camino, la “oreja derecha” del suyo. A continuación, actuaron en provincias, adonde llegaban, sin saber dónde se alojarían ni qué ganado torearían; muchas veces, en la camioneta de reparto de El Comercio. Solían tener éxito, pero en Goyllarisquizga, en Pasco, a 4,200 metros de altitud, les echaron unos toros ya toreados que resultaron ilidiables y tuvieron que escaparse de la plaza bajo una lluvia de botellas y treparse como pudieron al tren de minerales, para huir de la ira de los aficionados.
MÚLTIPLES AVENTURAS
En 1962, se presentaron en Acho, con reses de Chuquizongo, José García Miró, Salvador del Solar, Javier Camino y Pedro Gutiérrez, junto a El Nene. Dos años más tarde lo hicieron Del Solar, Gutiérrez y Manuel García Miró. En 1968, la peña averiguó que el legado de Hipólito Unanue especifica que Acho debe cederse a la Facultad de Medicina de San Fernando el noveno domingo de cada año –gracia aún vigente− y organizaron la primera corrida de San Fernando, la que desde 1816 nadie había montado; torearon José y Manuel García Miró, Del Solar, Camino y Gutiérrez. La peña seguiría organizándola cada año, para finalmente lograr que en 1972, Ángel Teruel matara en solitario seis toros de Mimiahuapan en Acho.
En 1965, con Acho llena hasta la bandera, toreó Cantinflas; en la parte seria, actuaron José García Miró, Rafael Puga y Raúl Aramburú. Cuatro años después, José García Miró y Pedro Gutiérrez volvieron a torear en Acho, junto a Rafael Ortega y Gregorio Sánchez. Posteriormente, siguieron actuando en ruedos peruanos, mexicanos y españoles, siempre como toreros aficionados.
Los miembros de la peña, además de toreros prácticos, han sido cirujanos de Acho, empresarios taurinos, ganaderos, directores de la Beneficencia Pública de Lima y del Patronato de Acho. Se le concedió a la peña la Medalla de Honor del Congreso. Tras muchas décadas, son mucho más aficionados que en sus comienzos.