Cutervo: la feria del ensueño fue del engaño
Informalidad y maltrato surrealista a los cutervinos
Se anunció una feria de primera ● Finalmente, fue de quinta ● La categoría de los diestros nada tuvo que ver con lo anunciado.
PABLO J. GÓMEZ DEBARBIERI
En marzo se anunció que Cutervo celebraría una feria taurina “del Ensueño”. Que en Chota, la cercana ciudad rival, torearían Andrés Roca Rey, El Fandi y Román, los peruanos Fernando Roca Rey y Juan Carlos Cubas y el mexicano Arturo Macías, pero que ellos superarían a los chotanos trayendo a Finito de Córdoba, El Cid, Urdiales, Fandiño, Luque y Oliva Soto. No habrían seis figuras de primera línea en Cutervo, pero sí un cartel de mucha categoría.
Sobre el papel, en efecto, parecía de ensueño. Sin embargo, tras una increíble sucesión de irresponsables y desaprensivos actos fallidos, cada vez más surrealistas y sin el menor respeto por el público que adquirió localidades para ver el cartel original, en vez de esos seis interesantes diestros españoles, finalmente actuaron Oliva Soto, el único de los anunciados; Esaú Fernández, buen torero, pero no de la categoría de aquellos seis; Nuno Casquinha, portugués afincado en el Perú; Paco Ramos, español que torea en el Perú profundo; Manolo Muñoz, modesto diestro venezolano y los peruanos César Bazán ‘El Yeta’ y Víctor Hugo Garavito. Con todo respeto para los espadas que finalmente torearon y que merecen la mayor consideración, el ensueño se convirtió en engaño puro y duro.
Solo se respetaron los toros anunciados. Los de Aníbal Vásquez dieron buen juego y varios de Parra, también.
−“Seda y Oro”−
La comisión organizadora de la feria, autodenominada “Seda y Oro”, la nombró, en enero, el alcalde de Cutervo, Aníbal Pedraza. Presidida por César Lozada Salazar, se superó a sí misma, día a día, actuando cada vez peor, generando estupor e indignación entre los aficionados locales y los visitantes. La mayor parte de los integrantes de la comisión iban renunciando poco a poco, dejando solo a Lozada, que gestionaba −es un decir− todo, por sí y ante sí.
−Grave perjuicio−
La afición de Cutervo es de una bondad rayana en la inocencia más cándida que imaginarse pueda, pero no es tonta ni merece ese maltrato. Los aficionados de la ciudad y localidades circundantes invirtieron en entradas, transporte, restaurantes y bebidas, para asistir diariamente a los toros.
Coparon la plaza todas las tardes, soportaron la disminución de categoría del cartel y aguantaron que las corridas no empezaran puntualmente. Solo la última tarde mostraron carteles censurando a “Seda y Oro”, manifestando su disgusto y denunciando el engaño.
Además, llegaron numerosos turistas, atraídos por el cartel “del Ensueño”; muchos de ellos, después de asistir a Chota. El beneficio económico para Cutervo, generado por sus corridas, era evidente. Pero algunos, al ver en lo que se había transformado la feria, asistieron solo a una corrida y se fueron. Muchos se quedaron y, de asombro en asombro, se decepcionaron. Después de lo visto ¿alguien retornará a Cutervo en el futuro? No parece probable. Ni locales, ni foráneos.
−Los responsables−
Cuando el alcalde Pedraza nombró −a dedo− a “Seda y Oro”, Casa Toreros, la empresa que regenta Acho, había ofrecido organizar la feria. ¡Inexplicable decisión de Pedraza! ¿Dirá algo ahora?
Pero el culpable directo es, indudablemente, César Lozada, que incumplió lo ofrecido. Que luego llevó, hasta allá, a tres toreros españoles, por gusto, sin querer pagarles. Que gastó, inútilmente, unos 50 mil dólares en pasajes desde España (para los toreros, apoderados y subalternos) que se perdieron o que fueron utilizados por esos tres diestros que, finalmente, no torearon. ¿No pudo planificar y presupuestar mejor la feria y haber invertido esos 50 mil dólares en contratar un cartel ajustado a sus posibilidades y cumplirlo a rajatabla?
¿El alcalde Pedraza y Lozada Salazar rendirán cuentas y darán explicaciones?
¡Qué forma de ensuciar y degradar a la otrora tercera feria del Perú! Pobres cutervinos. Lamentable y perjudicial para la ciudad.
Vea debajo de estas líneas las faenas de Cutervo.
HUBO DINERO SUFICIENTE
¿Habrá rendición de cuentas?
Hagamos números. En la plaza de Cutervo caben 8.000 personas; se llena las cuatro tardes, pero un 20% son niños, que no pagan. La entrada promedio es de 50 soles. Las cuatro corridas generan un ingreso total de 394.000 dólares.
Lo que sigue está en dólares. Los toros para los cuatro festejos cuestan 120.000; subalternos, caballos y arrastre, 38.000. Asumiendo 50.000 para otros gastos (13% de los ingresos), quedan, para 12 puestos de toreros 195.000. Seis diestros que cubriesen dichos puestos, cobrarían −cada uno− 31.000 por dos corridas, incluyendo gastos y pasajes.
Es evidente que los toreros que finalmente actuaron en Cutervo cobraron (si cobraron) muchísimo menos. ¿Adónde se fue el dinero? ¿Quién rendirá cuentas?
Lo nunca visto; la informalidad llevada a un nivel surrealista
Lo de Cutervo sería hasta cómico, si no fuera una tragedia y una burla a su gente.
Surrealismo es sobrepasar lo real mediante lo irracional u onírico. Lo sucedido en Cutervo supera lo increíble.
Al fallecer Fandiño, el 17 de junio, se dijo que Javier Conde lo sustituiría. El 19 dijeron que Daniel Luque exigía un adelanto considerable y que David Galván lo reemplazaría.
El día 20 se supo que ningún diestro había recibido aún un adelanto por sus honorarios y que por ello, a pesar de tener ya los pasajes en su poder −para ellos, sus apoderados y banderilleros o picadores− no embarcarían hacia el Perú si no recibían dicho pago inicial. Lozada Salazar sostenía que era un malentendido y que sí vendrían. Sostuvo eso hasta el 26 de junio, cuando ya se sabía que, definitivamente, Finito, El Cid, Urdiales y los sustitutos de Luque y Fandiño no volarían al Perú. Solo Oliva Soto, ya en Lima, estaba dispuesto a torear. El apoderado de Oliva, César Soto, asesor de Lozada y enlace con los toreros españoles, estaba en Lima, pero no quería ir –y no fue− a Cutervo.
−Impagos−
El 27 y 28 de junio se celebraron los dos primeros festejos (con carteles de menor categoría que los originalmente anunciados) y, finalmente, llegaron a Cutervo, el 29 por la mañana, los españoles Fernando Robleño, Javier Castaño y Antonio Nazaré, con apoderados y banderilleros, para lidiar las dos últimas corridas. Pero al llegar, Lozada les informó que no tenía cómo pagarles; aquella misma mañana, los tres se fueron de Cutervo, de regreso a España. ¿Pretendía que toreasen gratis?
El 29, la corrida empezó a las 4:40 pm, en vez de a las 3:30, pues los subalternos no habían cobrado. Ello fue incluso peor el 30; la corrida empezó a las 5:10 pm, porque a los banderilleros, picadores y cuadra de caballos se les debía, en conjunto, 125.000 soles; cobraron 86.000 y es improbable que a la fecha hayan recibido el saldo.