Los mejores retornos del thrash metal
Hace unos días comenté el nuevo auge del thrash metal. Ahora revisaremos los retornos thrashers de las viejas glorias (algunas no tan gloriosas, valgan verdades). En la década del 90, sobre todo luego de 1992, el auge del grunge en los medios de comunicación masivos, que durante un tiempo le dieron alguna cabida a los géneros extremos del metal, y el boom, primero del death metal y luego del black metal nórdico al interior del movimento metal, hicieron que el thrash se diluyese y desapareciese del panorama musical principal. Los hoy llamados 4 grandes del thrash metal estadounidense corrieron variada suerte. Metallica simplemente se apartó sin ningún remordimiento del género que le vio nacer, en busca de los millones de dólares que el éxito masivo les deparaba. Slayer cayó en una serie de álbumes intrascendentes cada vez más alejados del thrash hasta permitir que bandas como Korn les influyesen decisivamente. Un esperpéntico Diabolous in musica da cuenta de esta debacle. Anthrax continuó realizando algunos trabajos interesantes, pero lejos del thrash. Megadeth siguió editando notables discos a lo largo de los 90, pero con dificultad pueden ser catalogados dentro del thrash metal. En Europa, la miríada de bandas de thrash metal de estilo alemán que proliferaron durante los 80 se fue extinguiendo, para 1994 quedaban poquísimas. Los grandes clásicos Kreator, Sodom y Destruction, se fueron cada uno por su lado. Destruction, luego de un brillante Craked Brain, entró en un prolongado estado de coma por años (unos infames ep´s son todo lo que produjeron en los 90). Sodom siguió siendo una banda fuerte, pero cada vez más cercanos al death metal. Kreator dio la batalla algunos años, pero luego del Coma of Souls se fue decantando hacia terrenos cada vez más alternativos que dieron su mayor fruto en el Endorama de 1999, para sufrimiento de los headbangers del mundo.
Sin embargo, a partir de ese mismo año, comenzaron a producirse retornos interesantes y hasta excepcionales. El primero que debe ser citado es el All hell breaks loose de Destruction. Un disco que pese a no tener un sonido brillante, hace gala de una aceleración y una violencia thrashica increíble, nada de guitarras de baja afinación no paradas de ritmo a lo Machine Head/Pantera sino puro y rabioso thrash. El The antichrist del 2001 constituyó un importante refuerzo de esta tendencia, con una mejor producción y con canciones realmente inspiradas y algo modernizadas se convirtió en un moderno clásico del thrash metal. El 2001 vio el retorno al thrash de Kreator con un brillante Violent Revolution, quizás el mejor disco de la banda. El M-16 de Sodom cerraría la brillante saga de retornos del triunvirato thrash teutón con un thrashicamente rocanrolero, retro y brutalmente genial álbum. El Live in Bangkok registrado en el 2002 da cuenta de la furia de Sodom en este siglo. Otro retorno alemán de trascendencia aunque poco notado es el de Necronomicón, el Construction of evil es superior a cualquier disco compuesto por esta banda en los 80. Otro notable aporte vino de Dinamarca. Artillery que en 1990 nos diera El By inheritance, la más refinada pieza de thrash europeo del periodo clásico, editó un excelente y prometedor When death comes, en el que las influencias de Destruction se conjugan la tradición speed/power metal sin tensiones ni contradicciones (no olvidemos que esta banda tuvo un falso retorno en el 99 con B.A.C.K., trabajo bastante mediocre y muy new para un apetito thrash).
En los últimos años, el retorno mejor logrado debe ser el de los italianos Bulldozer, Unexpected Fate, maravilloso disco lleno de ideas frescas que no se apartan de la tradición de esta genial banda italiana. No se parece tanto a lo que hicieron con el Neurodeliri, sino más al IX y al Final Separation, estilo de mediados de los 80.
En Estados Unidos y Canadá, el thrash metal también volvía. Luego de la resaca de Pantera y NWOAM (Lamb of God, Kilswitch Engage y otras bandas de ortodoxia cuestionable). Luego del concierto Thrash of the Titans, que marcó la reagrupación de varias bandas clásicas, comenzaron los relanzamientos. Exodus con Tempo of the Damned es uno de los más interesantes. The formation of damnation, de Testament también se debe contar entre los más notables retornos. Testament anduvo ensayando con el death metal en los 90 y produjo dos notables discos: Low y The Gathering (así como el bodrio conocido como Demonic).
Aunque los dos retornos que más llamaron mi atención son los de dos bandas ochenteras que no estuvieron entre las más conocidas. Por un lado Destructor, que en 1985 nos destruyó el cerebro con Maximun destruction, volvió al ataque con Sonic Bullet (2003) y Forever in leather (2007). Cuya violencia musical es digna del más enérgico thrash de los 80. El otro es el Infidel, de At War, retorno realmente sobresaliente pues At War no se hallaba entre las bandas de primera fila de los 80, no eran malos, simplemente tampoco eran muy buenos, eficientes es la palabra, (si no lo han oído no se pierdan el Infidel, es absolutamente apabullante y contundentemente bien grabado, 100% recomendado). Otro disco de retorno muy bien logrado fue el The art of dying de Death Angel. Esta fue una de las bandas que más avanzó técnicamente en los Estados Unidos, en 1990 produjo el Act III que realmente se desmarcó de lo que se había hecho hasta entonces en thrash metal. Varidos riffs y cambios de tiempo son la marca del álbum. En su retorno, se nota un mayor apego al hardcore y al punk pero con una calidad instrumental de primera, temas efectivos, redondos, contundentes. Lástima que sus dos posteriores esfuerzos hayan renunciado a su tradición y se hallan subido al carro del sonido actual gringo. No olvidemos tampoco el retorno de Heathen, la banda que llegó a lo más técnico en el thrash de Estados Unidos con el Victims of deception, (los Artillery de América). El disco sucesor de esta gran obra es el Evolution of chaos, un disco que abre muy bien, pero que se diluye conforme avanza, buen esfuerzo sin duda alguna, pero a cuenta de algo más grande en el futuro cercano. De Canadá volvimos a tener noticia de un par de viejos conocidos: Sacrifice, que con The ones I condemn mostró que la máquina para pelear por el metal sigue intacta; e Infernal Majesty, que compuso uno de los discos más torcidos y vehementes de la década, el One who points to death.
Finalmente, y luego de todos, Metallica volvió al ruedo del género que contribuyó a crear allá por 1982/3. El Death magnetic fue para tirios y troyanos un gran disco luego de los sucesivos desastres llamados Load, Reload y Recontrareload (Saint Anger). Disco oportunista que pretende subirse al carro radical ahora que vuelve a sonar lo fuerte en el metal. Nostalgias por un pasado que ellos mismos desperdiciaron, este álbum no es un clásico sino a lo más un tributo a sí mismos, a lo que fueron.
Cosas que se quedaron en el tintero: Vio-lence, a pesar de que volvieran a ensayar y que nunca defraudaran con sus discos (3 a la fecha) no pudieron volver ni grabar nada, es más, el guitarrista Phil Demmel, acabó reclutado por Machine Head (donde milita, como cerebro de la agrupación, Rob Flynn, antiguo miembro de Vio-lence), al menos dejaron como herencia un magnifico DVD. The Dirt (2007). Gammacide de Texas también pretendió volver y hasta hubo algún concierto, lo mismo que sus camaradas de Rigor Mortis. Estamos a la espera de un pronunciamiento definitivo de Exhorder, que anunció su retorno, pero del que aún no tenemos nada concreto.