Warrant (USA) tocará en Lima: ocasión excepcional
La llegada de la banda Warrant (USA) es una notable oportunidad para ver a uno de los iconos de lo que fue la movida glam de los 80 que tuvo tanto impacto cultural en el metal y mediático en la sociedad.El glam fue el movimiento más desafiante para el ethos metálico en los 80 y comienzos de los 90. Nacidos de sucesivas derivaciones del hard rock estadounidense en paralelo con la llegada del heavy metal a ese país, el glam/hard rock (llamado por Deena Weinstein lite metal) fue un movimiento musical representado por bandas de estilo melódico y a la vez rockero que se insertaron en, e incoproraron elementos de la cultura metal.
El metal, al ser una derivación del rock en general, desarrolló diversas relaciones con las demás vertientes de la familia. Con algunas las relaciones fueron más o menos cordiales, con otras antágónicas y con otras más, indiferentes. Con el hard rock hubo mucha afinidad y varias bandas llegaron a incorporarse a la corriente principal del metal (Quiet Riot, Twisted Sister) o influyeron mucho en élla (Kiss). A partir del trabajo de bandas como Mötley Crüe, por un lado, o Hanoi Rocks, por otro, comenzó a gestarse un subgénero híbrido de tendencias fuertes y melódicas a la vez. Adoptaron una tendencia glamorosa, acorde con el glam rock de los setenta al estilo de David Bowie, o más aún de los New York Dolls y encarnaron cierta forma de actitud rebelde y desenfadada ligada al escándalo antes que a la violencia (real o simbólica). Quizás Ratt fue la banda arquetípica de este estilo y de hecho sirvió de gran modelo a mucho de lo que vendría después, como Cinderella, Poison y Warrant (en ese orden).
La adscripción de estas bandas al metal siempre fue problemática. En su época como todos sabemos, los seguidores del heavy metal tradicional, ya no digamos de las tendencias thrash, death o black, podían ver con simpatía a grupos de hard rock como Kiss o Alice Cooper, pero Ratt, Britny Fox o Dangerous Toys ya era otra cosa. El proverbial rechazo del metal a la comercialización de la música, típico de las subculturas reivindicacionistas, hizo que se desconectara rápidamente del amplio éxito masivo que tuvieron algunas (en realidad solo algunas) bandas del llamdo glam metal. Además, el glam se convirtió en la antitesis necesaria para definir y fortalecer la identifdad de las tendencias más extremas del metal que trataban de superar el paradigma establecido por la NWOBHM.
Se estableció así una confrontación interna en la que el ethos glam/hard rock acorde con el sistema de estrella de la música, y que las bandas de heavy metal tradicional de los 70 también cultivaron, se enfrentó al ethos punk del “hazlo tú mismo” y crítico contra el sistema de la industria musical asumido por el speed/thrash metal y posteriores derivaciones. La lucha fue dialéctica y tuvo dimensiones espectaculares, como le encanta al metal en general. Dos escenas se establecieron con sus propias bandas, festivales, sellos y músicos, los integrantes de una no se pasaban a la otra. Las agrupaciones de ambas raras veces tocaron juntas al menos en el periodo clásico. En Get Thrased, documental sobre el thrash metal, se cuenta la curiosa anécdota de los integrantes de W.A.S.P. de la época de su debur discográfico (1984) llendo a ver una presentación de Megadeth en un club de Los Angeles. Se sentaron en una mesa y luego los Megadeth en otra, la tensión era evidente. Otra cuenta que Ratt intentó tocar con Metallica en un festival en esos años también y los Metallica se negaron porque “eran una banda de metal distinta de Ratt”. Steven Pearcy, vocalista de los glammers, trató de conciliar inquiriendo “si no podían ser ambos juntos una gran familia metálica” Hetfield respondió lacónicamente “no”.
La confrontación permitió establecer los elementos de identidad y autenticidad como pilares de la cultura headbanger; ese fue su lado bueno, el malo, quizás, fue que la división a la larga debilitó a la escena y la volvió más vulnerable a la agresión del rock alternativo, el grunge y el rap en los 90. Hoy esto ya es historia vieja. El glam terminó siendo revalorado por las sucesivas generaciones de headbangers, sobre todos por los que se formaron en el cambio de década de los 80 a los 90 y que oyeron ambos géneros sin necesidad del prejucio confrontacional (y que hoy por hoy ya andamos por los 30 años). Claro, hubo agrupaciones de escasa valía artística, como en todo, ¿o no pasa igual eso con el thrash el death y, sobre todo, el black? pero también hubo varios grupos cuyo trabajo ha sobrevivido.
Warrant es una de las estrellas epigonales de esa movida glam y junto con Slaugther representaron hasta la caricatura a dicha escena. Su clásico debut fue el Dirty Rotten Filthy Stinking Rich de 1988 y encajó con el gusto promedio por el hard rock que primaba por entonces en las radios. Estábamos en la cresta de la ola del glam con el éxito de Poison y Bon Jovi. La balada Heaven se convirtió en uno de los temas definitorios de ese año. En 1990, lanzaron un disco que llegaría a ser el símbolo de todo lo que se criticó al glam, pero a la vez de todo lo que este significó como identidad en sí mismo, el Cherry Pie, que contiene su tema más concido y uno de los más populares del hard rock en general. Es verdad que ese tema no es muy bueno, pero en dicho plástico aparecen varias canciones realmente logradas como Uncle’s Tom Cabin, I Saw Red o Mr. Rainmaker. Los 90 se presentaron como un época en la que el metal extremo podría dar la nota definitiva sobre el metal. Muchas bandas de heavy y glam trataron de evolucionar su sonido. Dog Eat Dog de 1992 fue un claro intento por lograrlo para Warrant y creo que hicieron algo realmente interesante y heavy. Pero la historia cambió en otro sentido. Efectivmente, el metal extremo se convirtió en la vertiente más importante del metal, pero la mayor parte de este fue relegada al subsuelo de la cultura popular. El glam no pudo sobrevivir mediáticamente en este contexto. El disco siendo de lo mejor que hicieron y cosechando muy buena crítica había llegado a destiempo, Nirvana ya estaba en la MTV.
Durante los 90 trataron de adaptarse y salieron dos discos más, Ultraphobic (1995) y Belly to Belly (1996). Trataron de alternatibilizar su sonido aunque con una base más hardrockera. El resultado no fue desastroso, pero sí insincero. Los fans de la banda jamás engancharían con esto y la gente nueva que gustaba de esos sonidos alternativos tenía sus propios iconos. Al igual que con las bandas de thrash, el experimento de aggiornamiento tampoco resultó con ellos. En el 2006 volvieron con un disco que trató de seguir en ese estilo, Born Again, primero en el que ya no canta Jani Lane, sino el ex cantante de los Black n’ Blue (notable y muy subestimada banda de mediados de los 80) Jamie St. James.
Las mejores épocas de Warrant parecían haberse ido, pero este año, los viejos chicos (valga el oximoron) nos han sorprendido con un disco de lo mejor del hard rock de este año, Rockaholic, en el que creo que lograron por fin demostrar esa herencia rockera que siempre han tenido y que maquillaban de diferentes maneras en el pasado y que ahora por fin emerge tal y como es. En su debido momento ya comentamos este disco y no queda más por ahora qué decir de él (la crítica se puede leer acá). Por eso, que en este contexto revitalizado, con un gran disco en las calles es genial la notica de Warrant en Lima. Una oportunidad de escuchar esas canciones glam que de todas formas pueblan nuestra memoria y encontrar la esencia rockera que en ellas legitimamente vive. La presentación será en el Barza Bar el día 16 de diciembre en el contexto de un festival de Hard Rock en Lima. La banda tocará a las 9:00 pm. Los precios, acá. Me parecen exhorbitantes.
Uncle’s Tom Cabin, la producción de este video y el tema en sí son extraordinarios
No es uno de los mejores temas del rock, pero es muy energético.
Una balada que arrancaba suspiros histéricos de las chicas allá por 1989 (mientras nosotros escuchábamos el Release from Agony de Destruction)
Mr. Rainmaker, el mejor Warrant
Life’s a Song, nuevo tema