Gorguts - Colored Sands - Season of Mist - 2013
Una de las más extraordinarias (y no tan conocida como debería) bandas de death metal ha lanzado su primer disco en 12 años. Gorguts asalta el panorama metálico con Colored Sands, un álbum de death metal temático llamado a levantar estándares en una escena mundial demasiado autocomplaciente o descaminada.
Excelente portada. El color gris en general le asienta al tipo de música como a la atmósfera del disco. Gorguts es la historia del vocalista y guitarrista francocanadiense Luc Lemay. De cómo se transforma de cumplido aprendiz en soberbio maestro. En los comienzos de los 90, cuando el thrash metal remitía en todo el mundo y la posta de lo extremo era tomada por el emergente movimiento de death metal, surgieron bandas como para empedrar la corteza entera de la Tierra (las bandas, …tion y las bantas …ity) todas con sus portadas hechas por Dan Seagrave (hizo como 50 por entonces) producidos por Scott Burns (que no era productor, pocos saben eso), en los estudios de Morrisound de Tampa, Florida (ciudad en la que tampoco había una escena death desarrollada entonces), una pequeña banda quebequense (del Canadá francoparlante) trataba de abrirse paso en ese medio. Cumplieron con todos les requisitos arriba señalados y obtuvieron una pequeña prensa favorable. Influenciados por bandas como Obituary y sobre todo por Suffocation en el segundo disco pasaron en aquel periodo sin mucha pena ni con demasiada gloria. Editaron dos discos. Considered Dead(1991) y Erosion of Sanity(1993). Una banda para conocedores o fanáticos, tenían lo suficiente para constituirse en banda de culto, merced a cierta sordidez original en su sonido en la que sí no copiaron a nadie. Las propuestas de culto rara vez son parejas y geniales, usualmente tienen solo unos pocos aspectos sobresalientes admirables para los que saben del estilo en concreto. Ese podría haber sido el techo de Gorguts.
Pero no lo fue. Pasada la ola inicial del death metal, hacia 1998, Lemay volvió a la carga con una propuesta que debería haber sorprendido a los fans que lo recordaran. Atacó con un soberbio disco que cambió para siempre al death metal progresivo y lo llevó a cotas que nunca había alcanzado. Una propuesta totalmente progresiva, disonante, abrupta, desafiante para el oyente medio del death metal y del metal en general (aunque de metal en general no tanto pues ya teníamos a Dream Theater y a Fates Warning, por citar a los dos más conocidos). La combinación de hacer death metal auténtico (con lo radical que puede ser una influencia de Suffocation) con lo radicalmente disruptivo que puede ser el progresivo en general creo que una de las expresiones musicales más exitosamente extremas del metal. Incluso, lo que hoy conocemos como death metal técnico se halla tan influido por este disco que la banda Obscura, actual portaestandarte del estilo se llama sí por él (no olvido a nuestros nacionales Dehumanizer y Avoidant, quienes beben de estás mismas fuentes). Un segundo disco en esta onda progre sería lanzado From Wisdom to Hate. Otro trabajo notable.
Luego de andar en otros proyectos, Lemay convertido ya en un maestro de su propia propuesta no se queda haciendo lo que ya ensayó con éxito sino que nos lleva más allá con este nuevo lanzamiento. No se trata de un disco de metal meramente progresivo ni un retorno las raíces más simples del death metal convencional, sino de una nueva propuesta cuya caracterización sería una expresión musical enfermamente técnica. Una de los aspectos que impacta más en este disco es ese sonido enteramente enfermo y profundo que proyectan todos los temas.
Los cambios de velocidad son impactantes, va de lo más rápido a lo más medio tiempo, teniendo entradas vocales precisas para abrir estas secciones. Instrumentalmente se sigue moviendo por los cauces del progresivo en varios sentidos, la guitarra disonante que en otro acorde acompaña con melodías torcidas la apabullante marcha del resto de los instrumentos.
El disco es en realidad muy variado en cuanto a los temas. Por ejemplo el tema que le da el nombre a la placa es más siniestro, un tanto opaco y termina sumergiéndose en un desesperante canto de pesar, casi como una señal de alarma. El que quizás sea el corte más ambicioso de la carrera de la banda, The Battle of Chamdo es uno enteramente instrumental orquestal en el que no intervienen ninguno de los instrumetos del rock, sino los de una orquesta sinfónico (violines, violas, cellos, trompetas, flauta traversa, etc) impresionante porque además transmite una honda sensación de dolor y desesperanza.
Así, una atmósfera de desolación y tragedia pero en clave death metal (o sea, sórdida y pútrida a la vez) es el clima sonoro del disco y no es para menos, pues sin ser un disco conceptual (no lo es para nada) se trata de un disco temático que se centra en la conquista del Tibet por parte de la República Popular China y la tragedia de falta de independencia que sufre ese país desde entonces. No es un disco político, al menos no centralmente (no hay nada que no sea político) sino existencial, busca conectarse con la experiencia de olvido y sometimiento de un pueblo orgulloso y antiguo como humanos que sufren y luchan por su libertad. De hecho la batalla de Chamdo es la campaña militar por la que China logro anexionarse dicho milenario y recóndito país en la década del 50 (y pensar que los mismos chinos venían de arrojar a los japoneses en la década anterior).
En esta nueva aventura musical Lemay es acompañado por un equipo totalmente nuevo pero con el que ha venido trabajando desde el 2009 en conciertos, giras y composición. Colin Marston en el bajo quien toca en Behold the Arctopus uno de los grupos más radicales del metal actual (radical por raro, no por violento), en Dhysrhytmia y en la banda de black metal Krallice, uno de los exponentes menos estereotipados del subgénero; John Longstreth en la batería, ex muchas bandas, pero sobre todo Angelcorpse en los 90; y Kevin Hufnagel en la guitarra, quien también toca en Dhysrhytmia.
Este álbum en mi opinión, volverá a sentar las bases de un nuevo estilo dentro del death metal, como hizo en su oportunidad el Obscura. Es demasiado radical, fresco, novedoso y técnico como para simplemente ignorarlo. Un discazo de primer orden, no lo dejen pasar, incluso quienes normalmente no oyen death, no se arrepentirán, lo bueno es bueno. Si el de Carcass te gusta pero esperabas más, está será un más que un bálsamo, será un grial.