Lima Metal Fest (LMF) 2016 - Reseña y Balance
En la madrugada del domingo 11 de septiembre del 2016 culminó la segunda edición del Lima Metal Fest, frente a cientos de seguidores del heavy metal que disfrutaron, muchos de ellos, desde las primeras horas de la tarde, o incluso desde antes del mediodía, horas de horas de continuado ataque sónico por parte de bandas de todo el espectro del metal nacional e internacional. Fueron 11 bandas extranjeras (Sinaya, Hatchet, Totten Korps, Wehrmacht, Witchblade, Zak Stevens, Primal Fear, Blood Feast, Luca Turilli’s Rhapsody, Solstice y Sadistic Intent) y 9 nacionales (Deicidios, Disinter, Evil Priest, Opresor, Akeldam, Kay Pacha, Chaska, The Fallen Symmetry y Psicorragia) las que esta vez refrendaron la fe en el verdadero metal.
Meet & Greet
En realidad el festival se empezó a vivir plenamente desde la noche anterior al evento, en el Meet and Greet con las bandas que se llevó a cabo en las instalaciones del Centro Cultural Festiva en la Av. Alfonso Ugarte. La iniciativa en este caso era especialmente interesante pues para acceder a la cita era necesaria la entrega de libros para un fin social, actitud que destacamos (acá). Headbangers llegó temprano para comprobar lo interesante que es el intercambio y la interacción con los artistas. Inicialmente solo estaban las brasileñas Sinaya, Zak Stevens, voz de Savatage durante los 90 y de Circle II Circle, y los peruanos The Fallen Symmetry. Poco a poco comenzaron a llegar los demás artistas, Solstice, Wehrmacht, Blood Feast, Hatchet, Deicidios, Totten Korps, etc. El que llegaran paulatinamente y no estuvieran todos desde el principio, fue algo muy bueno ya que permitió poder acercarse a ellos sin las presiones y apuros que se suelen pasar para tener acceso a todos.
Estar con los artistas de esa forma permite conocer muchos detalles e impresiones, más que al hablar a las carreras con ellos mientras suben o bajan de los escenarios, algo que a veces, incluso, les importuna. Por ejemplo, las integrantes de Sinaya me contaron que estaban de gira por Sudamérica y que habían hecho cuatro fechas en Argentina, 5 en Bolivia y que en Perú serían 4. Lima, Lima Metal Fest, Ayacucho e Ica, o Zak Steven confirmando que en este momento es parte de Savatage y que aún no se le comunicado la fecha para grabar un nuevo disco. Los Blood Feast, por su parte, estuvieron muy empáticos, conversando con todo el mundo, tomándose fotos y vendiendo reediciones de sus discos, al igual que los Solstice, cuyo baterista, el renombrado Alex Márquez, fue uno de los más populares de la noche ya que al ser cubano, habla a la perfección el castellano (noté que muchos no podían disfrutar todo lo que querían del encuentro por no saber sino los rudimentos del inglés).
Con quienes más conversé de las bandas internacionales fue con los integrantes de Hatchet ya que soy muy seguidor de toda la escena del nuevo thrash, y a ellos los oigo desde 2007, tengo su primer cd que compré en esa época. Obviamente les encantó que alguien lo tuviese por acá. Julz Ramos, líder de la banda, me habló sobre las enormes dificultades que atraviesa la escena thrash en los Estados Unidos. Ser thrasher, me dijo, no es cool por allá y allá todo tiene que serlo, sino es como que estuvieras en nada. Es más esa es la razón por la que Hatchet ha tenido tantos cambios de alineación (una por cada disco): simplemente es duro vivir en una camioneta por semanas, tocar en bares o clubes ante 80 o 90 personas y no recibir casi nada de dinero a cambio (¿de qué se vive?). Es terrible, pero a la vez hay una poderosa idea detrás, una pasión, un deseo de expresión que solo el metal permite canalizar y por eso él empuja en ese sentido. La constancia da frutos, ya van tres discos y han girado en Estados Unidos con Megadeth y Metal Church (obviamente en esos shows las cosas han ido mejor). Los últimos en llegar fueron los Luca Turilli’s Rahpsody y rápidamente fueron rodeados por los fans del power europeo. Al parecer buena parte de los asistentes estaba allí por ellos. Los que no llegaron fueron los Primal Fear y los Sadistic Intent, una pena: los primeros porque se trata de una de las bandas más emblemáticas del heavy metal alemán contemporáneo y los segundos porque un sector importante de headbangers tienen un verdadero culto por su trabajo y varios de los presentes habían ido principalmente por ellos.
El sábado 10 era la gran cita. Esta vez el espacio para el show fue un lugar mucho menos céntrico que la vez pasada (que fue en el Estadio de San Marcos), ahora fue en Chorrillos, un lugar que la verdad no conocía para nada. El espacio es amplio y tiene capacidad para varios miles de asistentes. El escenario, al igual que la edición anterior, era doble, de espaciosas y semejantes dimensiones, y totalmente equipados. Esta vez se incluyeron dos paneles electrónicos gigantes como fondo en los que se proyectaba la imagen alusiva del Festival. El color amarillo del auspiciador, la cerveza Cristal, estaba bastante más moderado que la edición pasada (mucho menos invasivo). La valla de seguridad no estaba muy lejos del escenario, lo cual permite disfrutar y participar más del show al público de adelante. Aunque el sonido varió de banda en banda, en general fue de mucha calidad, pues pese a su potencia, no quedaban zumbando los oídos (y estuvimos horas de horas expuestos). Vimos cámaras realizando la filmación del evento que, al igual que el año anterior, incluían un drone para tomas aéreas.
Pudimos observar que la rotación de las bandas fue bastante precisa y no pasaba mucho tiempo entre banda y banda en cada escenario. Lo cual es ya una notable señal de orden. El programa se cumplió con escrupulosa precisión y no hubo ninguna deserción de última hora (recordemos que el año pasado Terrorizer no llegó a presentarse).
El festival comenzó muy temprano y por motivos de trabajo Headbangers recién llegó a las 2:00 pm cuando acababa de terminar Sinaya y comenzaba Hatchet. Estos angelinos tocan una versión muy potente, aunque genérica de thrash metal a la antigua, lo que se ha dado en llamar retrothrash. De sus discos, acá nos quedamos con el segundo Dawn Of the End, del 2013. Sin embargo, merced a una entrega en el escenario (y a un excelente sonido, uno de los mejores del día), se robaron la atención y admiración del público, que valgan verdades, no sabían quiénes eran (un defecto de nuestra escena es que los metaleros se quedan oyendo las bandas de siempre y no investigan mucho más allá ni acerca de las nuevas bandas). Tocaron temas de todos los tres discos, pero se concentraron en los de su última placa Fear Beyond Lunacy. La capacidad de sus dos guitarristas, Clayton Cagle (ex Apothesary) y Julz Ramos quedó muy manifiesta en los sucesivos solos de los que están llenos sus temas. Un momento especial de su actuación fue cuando su Clayton Cagle, bajó a la zona del público y tocó en medio de un mosh pit circular que se armó alrededor de él; fue uno de los mejores momentos del comienzo de la tarde y una de las imágenes que mejor se quedaron en la mente de los asistentes.
El siguiente grupo de la tarde fue Wehrmacht, banda que se hiciera conocida por su primer disco, Shark Attack (1987) y que fuera una de las pioneras del hardcore crossover en los años 80. Lo que hay que destacar es que la banda mantiene la mayor parte de la alineación original, con la excepción del vocalista. Además de un prolongado set de temas de sus dos discos, tocaron Detroit Rock City de Kiss, en una versión hardcoriana que quedó bastante bien.
Por supuesto que en un festival lo interesante no es solo escuchar las bandas, en realidad es imposible mantener la atención durante 12 horas seguidas en algo, así que lo normal es interactuar e investigar el espacio alrededor. Así que anduvimos por la zona de los stands en los que estaba la feria de discos, y otros materiales asociados. Estaban los clásicos. Pentagram discos, Post Under, Erik Neira y su Austral Holocaust, Paul y Gates of Horror, la gente de Acido, Un stand del extraordinario fanzine Crypts of Eternity (el mejor y más interesante stand de todos) y un stand del Metal Fest que la verdad tenía muy poco material, básicamente polos del Primal Fear y Rhapsody, y los discos de Hatchet y Sinaya. Un puesto interesante era el de la banda Blood Feast, en el que estaban ellos mismos y que vendía un DVD de un festival thrasher en Japón (haremos la reseña respectiva), polos y parches, además de dos discos de la banda, uno de los cuales es una primera versión nunca lanzada oficialmente, de Chopping Block Blues, llamada Last Offering Before the Chopping Block Blues, una rareza que vale la pena.
Sostuvimos además conversaciones largas con los integrantes de Deicidios acerca de los orígenes de la escena metal en Ayacucho, en el backstage (al que observamos bastante ordenado y espacioso). La dificultad de las primeras grabaciones, la época del terrorismo y la guerra interna. Vimos llegar a los integrantes de Solstice y luego a Sadistic Intent (por fin) y se tomaron algunas cervezas artesanales de cortesía.
Al salir de nuevo al concierto ya estaban sobre el escenario los chilenos Totten Korps cuyo estilo de death metal hace recordar mucho el sonido de Nueva York, en particular a Suffocation, aunque siempre con el toque sudamericano. Pese a la indudable calidad de los temas, el set se me antojó muy largo, será que no soy un seguidor muy asiduo de la banda.
Luego le tocó el turno a otra banda peruana, Psicorragia. Los ya veteranos del death doom presentaron un set de pocos temas en realidad, en los que destacaron algunos de sus clásicos, particularmente Nuestro Río de Recuerdos y algunos temas de su excelente nueva producción Madremuerte, como Penitencia. Gozaron de muy buen sonido, aunque el set lució cortó. El siguiente grupo en el escenario de al lado fue otra banda peruana, los relativamente noveles The Fallen Symmetry, que han lanzado también este año un notable disco, Renacer de la Tormenta, pero que se inscribe en otro lado del espectro del metal, más relacionado con el speed power. La calidad de los temas y la pericia instrumental de los músicos son innegables, sin embargo por alguna razón, adolecieron de un espantoso sonido en el bajo que desnaturalizaba toda la ejecución. Era demasiado alto y áspero y se superponía sobre los demás instrumentos e incluso sobre la voz. Yo que conozco el disco por supuesto pude disfrutarlo, pero para muchos que los veían por primera vez no convencieron demasiado, una lástima, la banda es muy buena. Más cuidado con los detalles técnicos. Interpretaron temas como Sombras y Miedo, y Renacer de la Tormenta entre otros. En cierto momento, el vocalista Gustavo Fernández señaló que el ministro de cultura, Jorge Nieto, se encontraba en el concierto, en concreto en la torre de sonido y pidió un aplauso para él. La verdad que la ovación fue moderada mientras la mayoría de headbangers se miraban como si pensaran “¿es esto algo bueno?” Imaginamos que hemos pasado tantos años en el anonimato y la indiferencia oficial que nos hemos tornado desconfiados. Hay opinión para todos los gusto acerca de esto.
Esta presentación dio pie a la de Zak Stevens, segundo vocalista histórico de la banda Savatage y una de las principales atracciones de la noche. Fueron los Fallen Symmetry los que interpretaron la instrumentalización de los temas, algo que hicieron con acierto, pese al terrible sonido del bajo. El set de Stevens estuvo compuesto por clásicos de su paso en los 90 por Savatage, como Tauting Cobras o Edge of thorns. Así como algunos clásicos más antiguos como Hall of the Mountain King o la soberbia Gutter Ballet. Al presentar esos temas refirió que la banda Savatage nos enviaba sus saludos (la menciono bajo el nombre de Mountain King). También interpretó un par de temas de su banda Circle II Circle, que son, al parecer, bastante menos conocidos. En cierto momento Gustavo Fernández compartió el escenario e interpretaron el tema Fields of the Fallen, que aparece en el disco de The Fallen Symmetry y en el que canta como invitado Stevens.
Después recomenzaron las bandas solo extranjeras pues le llegó el turno a Blood Feast una de los grupos más entrañables de los invitados. Se trata de una de las leyendas menores de la escena thrasher de Nueva York y que tuvo una impronta muy punk en sus inicios, pero que pese a aquello se ha ganado un lugar en el aprecio de los seguidores más escrupulosos del thrash metal. Probablemente su trabajo más recordado sea el Kill for Pleasure (recuerda al famoso disco de Kreator, Pleasure to Kill) de 1988, pero editaron algunos trabajos más. En esta ocasión fue una de las bandas que llevó más merchandising al evento. De la alineación original solo queda una persona, Adam Tranquilli, uno de los guitarristas. Los demás se han ido incorporando desde el 2010, aunque no son unos jovencitos. Chris Scioscia, el otro guitarrista militó en Insaniac, banda del under thrahser de los 80, y el actual vocalista Alex Natalini, cantó en Final Prayer a mediados de los 90. Su presentación fue muy agresiva y Natalini interactuó mucho con el público acercándose a la valla y cantando con la gente. Destacaron temas como Kill for pleasure, Cannibal, Hunter, Staked & Slain y Face Fate. De verdad varios, incluida gente de Chile, habían venido por ellos. Un show muy energético y thrasher.
Luego volvimos con bandas peruanas, le tocó el turno a la agrupación puneña Akeldam que practica un black metal muy a lo Hellhammer, bastante gutural y extremo, a la vez que un tanto monocorde. Su set fue muy compacto y sólido, aunque me pregunto por qué fueron colocados tan entrada la noche. El trío tiene dos discos, que fueron lanzados hace ya varios años: Ab Aeturnum (2005) y Gritos de Guerra (2009).
Primal Fear
Después llegaría el turno de uno de los más esperados de la noche, Primal Fear. La poderosa banda de heavy metal tradicional de Alemania que contribuyera a revitalizar al género a fines de los 90. Su set fue corto, pero profesional y contundente. La precisión de la ejecución, la calidad de los temas y el dominio del escenario fueron apabullantes. Ralph Scheepers es simplemente uno de los mejores vocalistas del heavy actual. Es como un Halford repotenciado. Entre los temas tocados estuvieron cortes de su último disco, al que dieron especial énfasis, como the End is Near y el himno In Metal We Trust pero también ejecutaron sus clásicos como Nuclear Fire. El sonido estuvo magnífico con la banda y creo que fue uno de los mejores momentos de todo el LMF.
La última banda peruana de la noche fue Chaska, agrupación que fusiona el heavy, algo de speed y sonidos andinos, por lo que se le suele agrupar dentro del folk. Por ahora su trabajo más emblemático es el disco Pururauca, lanzado allá por 2009. Tocaron varios de sus temas habituales de entre los que destacaron Imperio Caído, muy conocida y coreada por el público, Sweet Lover y Nymph of the Lake.
Ya entrando a las 11 de la noche le tocó a otro de los grandes estelares y la razón por la que muchos fueron al Metal Fest, Luca Turilli’s Rhapsody, una de las versiones vigentes de la ya clásica banda italiana. Su presentación fue una de las más celebradas gracias a la fama que los italianos han sabido crear en torno a su estilo power melódico que algunos han llamado Hollywood power metal. Aunque también es cierto que es una de esas bandas que dividen los gustos de la comunidad metálica, ya que su estilo es muy rechazado por los headbangers más extremos, así mientras los fanáticos de la agrupación deliraban con Dawn of Victory o Emeral Sword, atrás los metaleros más extremos estaban que se jalaban los pelos a cada giro de la melodía pidiendo a gritos que acabaran y que subiera el escenario Sadistic Intent para que los maten a todos. El set estuvo compuesto tanto por temas de los últimos dos discos, o sea desde que Luca turilli formó su propia versión de Rhapsody, como por temas más antiguos de cuando solo había una banda con ese nombre.
Acabada esa presentación le tocó el turno al ala más radical de la asistencia. Seguían dos de los grupos más extremos de la noche, y aunque la audiencia se redujo en una buena proporción (bastante gente se fue luego de Rhapsody) aun quedó una nutrida concurrencia para la presentación de la banda de Alex Márquez, y Dennis Muñoz, Solstice. Clásica banda de culto del death metal de Florida de comienzos de los 90. Su interpretación de Transmogrified, Closeminded Failure y de su versión de S.M.D. de los Carnivore fueron aclamadas por los más duros (y nostálgicos) del death metal. Pese a la hora, la gente se estrelló mucho entre sí con ellos.
Finalmente le llegó el turno a lo que para muchos era la banda más interesante del cartel Sadistic Intent, un grupo de metal underground donde los haya, ya que pese a que su carrera se remota a fines de los años 80, nunca han editado un trabajo de larga duración y no es porque no puedan, al parecer es cierta elección artística, por lo que sus trabajos son demos, splits y Ep’s casi todos muy celebrados. Se trata de una banda de culto. Otro de los hitos de su carrera fue servir para la resurrección de Possessed en este siglo cuando junto con Becerra, reanimaron la vieja leyenda. Ya pasaban de la 1 de la mañana cuando comenzó su actuación y el frío del ambiente era evidente, aunque el frio interior que sentiríamos sería más poderoso. La banda conformada por los hermanos Cortez, Bay y Rick junto a Ernesto Bueno y Arthur Mendiola ejecutaron (nunca antes mejor usado este término) sus temas de todas las épocas entre las que destacaron Ancient Black Earth, Asphixiation e Impending Doom. Ni a esa hora falló el sonido. La gente que había esperado todo el día (los que aún estaban lúcidos porque varios yacían tendidos por los suelos ebrios y extenuados) pudo por fin estallar. La performance de la banda fue excelente.
Y así culminaron horas de horas de puro metal en todos sus estilos, y formas, así terminó también una edición de un evento que es más que un festival de metal, que es una celebración de la identidad headbanger, de nuestra existencia y de nuestra cultura. Un enorme agradecimiento a Luis Saenz y a su gente, sus colaboradores y todo su gigantesco esfuerzo al lado de Trhashirts y SoulGrinder para llevar adelante un evento de esta magnitud, cuya organización no ha tenido mayor reclamo y por mostrar que es posible llevar adelante esta clase de espectáculos con seriedad y profesionalismo. Para todos los headbangers que llevamos una vida en esto, para los que estuvimos en los Ataque Metal, en los conciertos organizados del grupo Pacifico, hace 26 años, ver este evento, con tantas bandas y que se le dé su lugar a los grupos peruanos en pie de igualdad es como ver la realización de una utopía. Bien muchachos. Están haciendo historia. Que vengan más Metal Fest y que surjan otros festivales.
Balance del festival
Lo bueno
1. Se da continuidad a una iniciativa que supera con creces a la primera edición
2. El cartel es interesante y diverso ya que abarca un gran abanico de sonidos desde lo melódico a lo extremo, diferentes épocas desde los años 80 hasta bandas del siglo XXI y grupos de ambos sexos.
3. Las bandas nacionales tocan en pie de igualdad y condiciones semejantes con las extranjeras y eso es necesario para alcanzar profesionalismo.
4. El sonido en general es bueno y permite disfrutar lo que las bandas prometen.
Lo que debe mejorar
1. La comida: es necesario que quienes se encargan de la comida brinden un mejor servicio.
2. Este año la zona ferial de disponibilidad musical no nos pareció tan tractiva como la del año pasado, las tiendas y distribuidoras deben hacer un esfuerzo por llevar mejor material.
3. La limpieza: esto tiene más que ver con el público asistente, lo de bárbaros y salvajes debería ser solo una metáfora, por ello sería conveniente mantener algo más de orden y que luego de usar los vasos de cerveza se desechen en un lugar adecuado, porque ya a eso de las 7 de la noche el lugar era difícil de transitar por el exceso de vasos aplastados: eran ya demasiados.
4. La ubicación: aunque el espacio del concierto era grande y estuvo bien acondicionado, era muy alejado para la mayoría.
Lo malo
La asistencia sigue siendo relativamente magra; debe aumentar. Si fueron 30 mil a Iron Maiden, 40 mil a Metallica, más de 5 mil a Megadeth, ¿por qué no pasamos de los 2 mil en el Metal Fest? Obviamente no conozco a todos los metaleros del Perú, pero noté la ausencia de reconocidos (por muy conocidos) headbangers, cuyos nombres no tengo por qué mencionar, cada quien ve qué hace, pero sería bueno que asistamos a esta clase de eventos.
Algunos videos
Este fue uno de los mejores momentos del día, Clayton guitarrista de Hatchet en medio de moshpit
Primal Fear, de lo mejor del evento
Psicorragia
Solstice, otra gran actuación