El terremoto que unió a los mexicanos
Hace 25 años la Ciudad de México sufrió un devastador sismo de 8.1 grados. Lejos de paralizarse, la población mexicana reaccionó inmediatamente con coraje y civismo.
Justo cuando el colosal Distrito Federal Mexicano empezaba a desperezarse y ponerse de pie a las 7:19 de la mañana, un terremoto más violento que el trepidante ritmo de sus millones de habitantes lo derrumbaría hiriéndolo gravemente.
Fueron poco más de 2 minutos de destructivo remezón los que sacaron de las entrañas del pueblo mexicano la fuerza para afrontar la reconstrucción, así como para despertar de un letargo cívico social que lo había alejado de su pasado de grandes revoluciones.
Son muchos los analistas políticos que interpretan la reacción solidaria de los mexicanos ante el terremoto del 19 de setiembre de 1985, no solo como el sublime resultado de la grandeza humana, sino como la manera más cruenta para poner en evidencia la ineptitud del gobierno de entonces: El Partido Revolucionario Institucional (PRI).
“En respuesta ante las víctimas, la ciudad de México conoció una toma de poderes, de las más nobles de su historia, que trascendió con mucho los límites de la mera solidaridad, fue la conversión de un pueblo en gobierno y del desorden oficial en orden civil”, relata Carlos Monsivais, confirmando así que la gran movilización ciudadana en las semanas posteriores al sismo 8.1 grados en escala de Richter, fue atribuida equivocadamente solo a la solidaridad ciudadana, quedando de lado el sentido cívico y político de la población, los cuales delataron una descomunal incapacidad del gobierno de Miguel de la Madrid.
La fuerza de la naturaleza despertó a una población adormecida y golpeada por una época de crisis que tenía en la elevada inflación de entonces a uno de sus más implacables verdugos. Afortunadamente, la sociedad civil tomó este acontecimiento para poner en la superficie la inacción del gobierno. Es así que el 27 de setiembre en medio de edificios derruidos y con el olor a cadáver reinando en la atmósfera, cerca de 30 mil personas, marcharon hacia la Residencia Oficial De Los Pinos con tapabocas y cascos, para demandar la expropiación de predios, créditos baratos, un programa de reconstrucción popular y la reinstalación de los servicios de agua y luz.
Entre los escombros
Las labores de rescate y reconstrucción estuvieron a cargo de un ejército entero de sobrevivientes que lograron rescatar a 4100 personas atrapadas en los edificios y casas. “Eran cientos de vecinos ayudando. Se formaron cadenas humanas, los que estaban adentro de los escombros llenaban las cubetas –baldes- para abrir camino a donde se oían las voces y las pasaban de mano en mano. Es increíble, pero media hora después del sismo ya había una organización”, relata Cuauhtémoc Abarca, residente de Tlatelolco – una de las localidades más devastadas- al ser entrevistado por el periodista Jesús Ramírez Cuevas.
Las 50 mil familias que durante el sismo perdieron a sus miembros, sus techos y sus futuros no tuvieron tiempo para lamentaciones. “Durante tres o cuatro días hubo un vacío de poder. La gente se encargó de la organización de la ciudad”, narra Alejandro Varas integrante de la Unión de Vecinos y Damnificados 19 de Septiembre.
Hablar de saldos exactos en un terremoto de tal intensidad y con tanta carga política y social resulta ser una tarea casi imposible. Durante la administración de Miguel de la Madrid, las agencias del Ministerio Público dieron fe de 4 mil 541 muertes y 15 mil 936 heridos que fueron atendidos en hospitales cuya infraestructura quedó gravemente lesionada. Sin embargo, en la actualidad y con el acceso a la información de diversas fuentes pudo obtenerse un cálculo desgarrador que arrojó resultados de 35 mil muertos.
Hace 25 años la ciudad de México perdió aquella imagen portentosa que hoy ha recuperado con creces, pero la fuerza y voluntad de sus ciudadanos le aseguran que hay algo que nunca perderá: su dignidad.
(Dick Cáceres Navarro)
Fotos: Agencias