A la memoria de Juan Miguel Bákula
Fue una noticia que pasó casi desapercibida. Una de las figuras más importantes de la diplomacia peruana dejó de existir el lunes 18 de octubre. Se trató del embajador Juan Miguel Bákula Patiño (1914-2010), cuya lista de condecoraciones, grados académicos, pero especialmente experiencia profesional es larguísima y muy admirada por tirios y troyanos. Una vida que nunca olvidó los sagrados intereses del país.
El martes 19 de octubre, en medio de los trajines por la noticia de un convenio que le daba a Bolivia una playa libre en Moquegua -que acababa de firmar el presidente García y su colega del Altiplano Evo Morales-, se me encargó llamar a la casa del embajador Juan Miguel Bákula para que nos ilustrara sobre el tema del mar peruano y sus fronteras, sobre el cual era un especialista.
Al preguntar vía telefónica por el diplomático, una voz de mujer me interrumpió abruptamente con una sentencia que me dejó mudo: “El doctor Bákula ha muerto”. Pocos sabían hasta ese momento lo ocurrido.
Al día siguiente, la noticia se difundió e incluso en una conocida emisora radial el canciller José Antonio García Belaunde comentaba la gran pérdida para la diplomacia peruana. Recordar los pasajes más importantes de la vida del doctor Bákula es como navegar por un mar inmenso, de largas estelas, apasionadas incursiones y admirables descubrimientos.
Había nacido el 17 de febrero de 1914 en Huacho, al norte de Lima. Con una sólida formación académica tanto en la Pontificia Universidad Católica del Perú como en la antigua Universidad de San Marcos, el embajador siguió su carrera por más de 70 años en la Cancillería peruana.
Carrera diplomática
Maestro universitario, investigador y hombre de acción en las lides diplomáticas, Juan Miguel Bákula -casado con Laura Budge Nosiglia, con quien tuvo cinco hijos- inició su larga trayectoria en 1934 como “Meritorio”, y llegó hasta “Embajador” en 1962.
Su relación con los asuntos internacionales se mantuvo firme y continúa hasta que pasó al retiro en 1981. En ese sentido, ha sido Secretario General de Relaciones Exteriores y director de Fronteras y Límites, de Personal y de Asuntos Políticos.
Y cuando salió del país, fue encargado de negocios en Chile y Colombia; embajador en Ecuador entre 1967 y 1972, y en Francia entre 1975 y 1978. Sus dotes diplomáticas se percibieron también en Paraguay, Brasil, España y Venezuela. Ha sido, además, director de la Academia Diplomática, y el primer director del Instituto Peruano de Relaciones Internacionales.
Encabezó la delegación peruana en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (1972-1979); y destacó como secretario general de la Comisión Permanente del Pacífico Sur (Colombia, Chile, Ecuador y Perú) a comienzos de los años ’80. Asimismo, por tres períodos consecutivos, ha sido miembro del Consejo Ejecutivo de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental, con sede en París (COI – UNESCO, 1982-1986).
Un detalle que lo enaltece fue su renuncia al cargo de embajador del Perú en Quito, tras el golpe militar de 1968, que derrocó al presidente Fernando Belaunde Terry. Consecuente con esta actitud, Bákula Patiño volvió a renunciar, pero al cargo de miembro de la Comisión Consultiva del Ministerio de Relaciones Exteriores, luego de que el ex gobernante Alberto Fujimori diera el golpe cívico-militar del 5 de abril de 1992.
Su firme posición se reflejó también en 1996 cuando se negó a intervenir en las misiones enviadas al exterior a propósito del conflicto con el vecino del norte.
Investigador y humanista
Ha publicado importantes obras como “Establecimiento de relaciones diplomáticas entre el Perú y el Brasil” (1947), “La Política Exterior” (1964), “El Dominio Marítimo del Perú” (1973), entre otros títulos. Su trabajo de investigador tuvo excelentes frutos, como los dos volúmenes de “Perú: entre la realidad y la utopía” (2002), una obra ya clásica, que sintetiza con prosa fina la política exterior peruana de toda la etapa republicana.
Fue un gran negociador internacional. Uno de sus esfuerzos culminó, por ejemplo, con el reconocimiento de la tesis de las “200 millas”, que hoy se denomina Zona Económica Exclusiva.
También participó en la definición del interés del Perú y del Ecuador y su implementación consensual en la captación de las cuencas hidrográficas en común; y en el planteamiento establecido por primera vez a la Cancillería chilena para aclarar el derecho del Perú y la conveniencia de resolver el problema limítrofe.
El embajador peruano ha recibido condecoraciones nacionales como la Gran Cruz de la Orden “El Sol del Perú”, la Gran Cruz de la Orden “Al Mérito Naval” y el Gran Oficial de la Orden al “Mérito por Servicios Distinguidos”.
Y en el extranjero también son innumerables sus medallas, como la de Gran Cruz de la Orden al Mérito en muchos países, entre otros, Alemania, Chile, China, Ecuador, España y Francia. Asimismo, recibió premios nacionales e internacionales desde comienzos de la década del 80 hasta el final de sus días.
El último homenaje lo recibió el 26 de agosto de 2010, cuando fue distinguido a los 96 años como Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, su alma máter, en donde estudió en la Facultad de Derecho y Ciencia Política. Juan Miguel Bákula Patiño ha sido un ciudadano entregado a una sola causa: el Perú. Que Dios lo tenga en su gloria.
(Carlos Batalla)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio