´La Vieja´ Suárez: 50 años de la gloria en el billar
Hace medio siglo, un 23 de abril de 1961, Adolfo Amaro Suárez Perret alcanzó la gloria deportiva al coronarse campeón mundial de billar a tres bandas en Amsterdam, Holanda. El triunfo de ´La Vieja´, como cariñosamente se le conocía, alejó al billar de esa imagen de pasatiempo para convertirlo en un deporte de campeones. Con seis victorias consecutivas y un envidiable puntaje, Adolfo escribió uno de los capítulos más gloriosos del deporte peruano.
La competencia
El mundial de billar se realizó en la Sala de Conferencias del lujoso Hotel Granapolsky con capacidad para 1.500 personas. Una meticulosa organización y un entusiasta público constituyeron el marco perfecto para que ´La Vieja´, en cinco días de competencia, demostrara sus dotes magistrales para el billar.
Para llegar a la final, Adolfo venció al portugués Egidio Vieira, a los holandeses Henry de Reyter y Bert Teegelar, al argentino Enrique Miró y al austriaco Johan Sherts. Perdió dos partidas ante el español Joaquín Domingo y el francés Bernard Siguret.
En la última rueda, Adolfo Suárez y Joaquín Domingo ingresaron con 10 puntos. Suárez se enfrentó al belga Raymond Ceulemans; mientras que Domingo jugó contra el portugués Vieira. Aquellos tenían nueve puntos.
Los dos juegos se realizaron en simultáneo y los jugadores miraban de reojo el puntaje que se producía en la mesa contigua. Suárez tenía la balanza a su favor. Con una brillante serie de cinco carambolas llegó a los 59 puntos y, con la siguiente tocada, obtuvo el título por un amplio margen de 60 a 44.
Este título es la consagración de una carrera ascendente que comenzó a los 16 años cuando ganó su primer torneo local. Había participado en competencias internacionales en Argentina, Chile, Brasil, Uruguay y Paraguay. En 1951, también lo hizo en los Juegos Bolivarianos realizados en Venezuela. El éxito no le fue esquivo.
El recibimiento
El 28 de abril ´La Vieja´ arribó al Aeropuerto Internacional Lima-Callao, donde 2 mil personas coreaban: “¡Viva Suárez!”, ¡Viva el Perú! Bombardas y cohetes acompañaron al campeón en su encuentro con los orgullosos aficionados. Una bulliciosa caravana siguió a Adolfo hasta el Estadio Nacional donde el Comité Nacional de Deportes y la Federación de Billar le rindieron homenaje.
El maestro agradeció las muestras de cariño desde una de las ventanas de la tribuna sur del coloso de José Díaz mientras sostenía la Copa Elmer Phrater, que el príncipe Bernardo de Holanda le había entregado en una ceremonia especial.
En declaraciones a El Comercio, Suarez sentenció: “Me tuve una fe enorme y me di entero en la competencia”. La victoria se la dedicó a la patria y a sus admiradores.
Emocionado por el grandioso recibimiento expresó: “Cuando se tiene la convicción de defender los colores con altura y dignidad, no puede admitirse pergaminos ni orgullosos prestigios”. Las condecoraciones y los homenajes no cambiaron la sencillez de aquel hombre que a los 30 años alcanzó la fama mundial con la agilidad y destreza de sus movimientos con el taco.
(Lili Córdova)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio