Érase una vez Ramón Valdés, el eterno ‘Monchito’
‘Ron Damón’, ¡si serás, si serás! es Don Ramón, le decía al Chavo. Y a todos se nos quedó esa confusa pero jocosa pronunciación de su nombre en una de las más populares series televisivas de Latinoamérica. Convertido en uno de los personajes más carismáticos de aquella humilde vecindad, que conocimos a través de la pantalla chica a finales de los años sesenta. Quién no ha reído a carcajadas con sus innumerables ocurrencias o admirado el temple que tenía para afrontar los golpes de la vida. Un terrible mal lo alejó de los escenarios y de este mundo hace 25 años. Huellas Digitales lo recuerda, en lo que hubiera sido su cumpleaños número 90.
Ramón Valdés Castillo, oriundo de la Ciudad de México, nació el 2 de setiembre de 1923 y pertenece a una generación de cómicos de gran trayectoria, ‘Los Valdés’ (Germán ‘Tin Tan’, Manuel ‘El Loco’ y Antonio ‘El Ratón’) de la edad de oro del cine mexicano.
Participó en más de 50 películas de esa época; sin embargo, fue su hermano Germán el que más destacó en la pantalla grande. El destino tenía preparado para él otro camino y un personaje que marcaría su vida.
El gruñón que hizo reír a generaciones ¡No te doy otra nomás…!
Fue en 1971 que Ramón Valdés se integra al elenco del ‘El Chavo del Ocho’. Él ya había trabajado con Roberto Gómez Bolaños en ‘Los Supergenios de la Mesa Cuadrada’, que más adelante se convertiría en Chespirito, un seriado de sketches en los que interpretaría a los más diversos personajes.
Sin embargo, nadie imaginó que ‘Don Ramón’, el flacucho mal geniudo, papá viudo, el hombre de los mil gestos, pobre pero honrado, sería el ídolo de muchas generaciones. Fue ese mimetismo con su personaje lo que conquistó a sus seguidores. Su porte desgarbado pero coqueto, su manera fresca de tomarse la vida y su noble corazón para hacerle frente a la adversidad eran el contrapeso ideal frente a los otros habitantes de la vecindad.
Sus también populares vecinos señalaban que Don Ramón era alérgico al trabajo, pero a pesar de eso lo intento más de una vez. Pasó de globero a pintor, de maestro de obras a peluquero, de vendedor de churros a ropavejero, de boxeador a instructor de fútbol americano y de fotógrafo hasta consejero sentimental, un mil oficios que nos sacaba una carcajada en cada capítulo.
También destacamos su caballerosidad, pues ‘Monchito’ sí que tenía paciencia a las féminas del elenco. Su caprichosa hija ‘Chilindrina’, su alterada y violenta vecina ‘Doña Florinda’ y su eterna enamorada platónica ‘doña Clotilde, La bruja del 71’, lo sacaron de sus casillas más de una vez, situaciones para las que el ‘Rorro’ siempre tuvo una salida cortés.
Su alejamiento de la vecindad ¡Qué paso, qué paso, vamos ay!
Por desacuerdos de producción con Florinda Meza (Doña Florinda), quién había tomado las riendas del programa El Chavo del Ocho, Ramón se aleja de la vecindad para emprender nuevos retos.
En 1982 se une a Carlos Villagrán, su otrora vecino, para iniciar juntos una nueva propuesta televisiva en Venezuela. A pesar de ser dos personajes muy queridos, la audiencia no les fue muy favorable.
Roberto Gómez insistió con Valdés para que retorne al elenco de El Chavo del Ocho, pero él prefirió dedicarse a su familia y posteriormente incursionaría en el mundo circense.
Para entonces, una vieja adicción al tabaco le pasaba la factura. ‘Monchito’ fue diagnosticado con cáncer al estómago a principios de los ochenta. Recibió un tratamiento y siguió trabajando. Con los años el mal recrudeció y se extendió a la columna vertebral.
La última gira (Con permisito dijo Monchito y se fue a tomar un cafecito…)
Con su circo recorrió toda la república mexicana y algunos países latinoamericanos. Fue en las vacaciones de medio año de 1987 que llegó al Perú a presentarnos su espectáculo y aprovechó la ocasión para grabar un comercial de turrones ‘San José’.
Si bien Ramón cumplió con todos sus compromisos y con su público, para nadie era un secreto que su salud estaba muy deteriorada. Cuando volvió a México empeoró.
Un 9 de agosto de 1988, tras pasar dos semanas sedado para paliar los dolores propios de la enfermedad, Monchito se fue sin pedirnos permisito.
Sus compañeros de elenco, Carlos Villagrán (Kiko) y María Antonieta de las Nieves (Chilindrina), quienes se encontraban en el país con sus respectivos circos, lamentaron su partida al igual que todos sus fans en el mundo.
Don Ramón más vivo que nunca ¡Ma! ¿Pos ora?
Nos lleva el chanfle recordando que hace 25 años perdimos a este genial comediante; sin embargo, no hay un solo día que sus fanáticos de antes y de ahora no lo tengan presente. Sin duda, Valdés era el emblema de la vecindad.
Carlos Villagrán lo explica en una entrevista de esta manera: “Don Ramón era el eje del programa. Doña Florinda vivía para pegarle; la Bruja del 71 estaba allí porque estaba enamorada de Don Ramón; Don Barriga solo iba a cobrarle la renta y, sin Don Ramón, La Chilindrina quedó huérfana y El Chavo sin protección. Todo giraba alrededor de él”.
En las redes sociales es muy común ver ‘memes’ con su imagen referidos a infinidad de temas, que van desde los deportes hasta la política.
Precisamente en El Salvador, un movimiento ciudadano hizo una campaña contra la violencia y el cobro de extorsiones (rentas) apoyándose en su personaje. Y es que la autenticidad y carisma de Ramón son eternos, por eso el cariño de sus seguidores lo acompañarán por siempre.
(Rosa Hermoso Alvarado)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio
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