Sebastián Salazar Bondy: un hombre de palabras
Este 4 de febrero se cumplen 90 años del nacimiento de Sebastián Salazar Bondy. A su gran vocación de poeta, dramaturgo y ensayista, se suma la de crítico de arte, promotor cultural y periodista. Publicó en los dos diarios más importantes de su época: El Comercio y La Prensa. En Huellas Digitales hacemos un recuento de su trayectoria.
En 1964 Sebastián Salazar Bondy remeció la sociedad limeña con su ensayo “Lima la horrible”, donde critica a lo que denomina la `Arcadia colonial´, esa leyenda idílica que pondera a Lima como la tierra promisoria y ciudad perfecta. Fue un rebelde, no sólo como escritor, también lo fue como ciudadano.
Pero Sebastián no sólo escribió sobre la Lima de su tiempo en sentido crítico, también publicó obras de diverso género: como teatro, narrativa y poesía. Asimismo, su cuantiosa labor reúne reportajes y notas de prensa, reseña de libros, crónicas de viaje, artículos literarios y de arte, etc.
Nació en el Centro de Lima el 4 de febrero de 1924 e ingresó a la Universidad de San Marcos en 1940 para estudiar letras. Mario Vargas Llosa, en su “Diccionario del amante de América Latina”, afirma que la vocación inicial por el teatro de Salazar Bondy se vio frustrada debido a la exigua vida teatral en Lima, pero luego “la literatura se fue imponiendo a él de manera subrepticia, gradual, distraída, involuntaria al principio. Quizás fue decisiva la amistad, nacida de esa época, del pintor Szyszlo, y de dos poetas de su edad, Sologuren y Eielson, tal vez despertó en él la necesidad de escribir”.
En 1946 publica su poemario “Cuadernos de la persona oscura” y al siguiente año estrena su primera pieza teatral “Amor gran laberinto”. En 1947 viajó a Argentina donde permanece por cinco años dedicándose a la literatura y al periodismo. A su regreso al Perú escribió en el diario El Comercio y retorna al diario La Prensa donde había trabajado al hincar los años 40. En 1956 viajó becado a París para estudiar dirección teatral.
El crítico de arte
Otra de las facetas del autor fue la de crítico de arte, cuyos textos, por su agudeza y concisión, fueron reunidos en 1990 en el texto “Una voz libre en el caos, Ensayo y crítica de arte”. Los estudiosos sostienen que Salazar Bondy tuvo importancia capital en la vida cultural y artística de mediados del siglo XX. Con sus amplios discursos sobre arte, aporte a la creación artística y de espacios dedicados a su difusión; polemizaba con otros intelectuales del medio en temas coyunturales como el valor del arte colonial o el sentido del arte abstracto, en medio de la reacción frente a la irrupción del arte moderno en el Perú.
Además Sebastián Salazar Bondy acudió a la crónica periodística y el ensayo para tratar temas ligados al patrimonio cultural, la literatura, la educación artística, la historia del arte y la actividad política. Sus artículos en la prensa local estaban firmados con seudónimos como Juan Eye (para temas vinculados al arte), Diego Mirán, Diego Mexía, y Pepe Chacarilla, usado en la mayoría de los casos para asuntos políticos, sostiene la historiadora del arte, Celia Rodríguez.
Su propuesta de museabilizar el Jirón de la Unión
Su discurso se dirigió con vehemencia al tema de los museos con un propósito didáctico en una época en que el país contaba con muy pocos. Un artículo suyo publicado en La Prensa el 20 de abril de 1954, refleja el ímpetu con que trataba el tema: “Imaginémonos el Jirón de la Unión convertido en un permanente museo. En una vitrina un cuadro de la Escuela Cuzqueña, en otra, una pintura moderna, en la de más allá una obra impresionista, y así en cada local”.
Esta iniciativa, que contó con la aprobación de algunos comerciantes, demuestra los esfuerzos que hizo Salazar Bondy por volver accesible el arte a las mayorías; sobreponiéndose a las contradicciones obvias de propuestas como ésta, se rescata el impulso constante por educar a la colectividad y formar la educación artística del ciudadano común, sostiene Celia Rodriguez.
Cuando falleció Salazar Bondy el 4 de julio de 1965, millares de personas deseosas de darle su testimonio de admiración, simpatía, emoción acudieron a su velorio en la Casa de la Cultura—una casona recientemente remodelada en estilo colonial—, el lugar menos apropiado para el hombre que fustigó el mito de la `Arcadia Colonial´. Sin embargo, ese reconocimiento era sincero: Lima saludaba al hombre que luchó contra el subdesarrollo cultural para que su país participara del concierto intelectual del mundo moderno, nos relata Thomas Hirschhorn en su publicación: “Sebastián Salazar Bondy. Pasión por la cultura”.
(Lizet Diaz)
Fotos: Archivo El Comercio
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