Poesía de lunes: la diosa de los vientos
La poesía es magia y la magia tributa al milagro. La poesía es milagro. En esta semana que antecede al año que se inicia (o que culmina, según la perspectiva), van estos versos dominicales. Pudo ser el domingo de un año cualquiera.
El viento es un enigma, es también el ímpetu de volar, el artificio de una melodía o la fuerza de un huracán. Finalmente, es poesía.
Diosa de los vientos
Para siempre.
Te tenía reservado
este lugar.
Para siempre.
Es domingo
que como en tarde cuelgo
la pesadez de un agrio licor.
Inusitada neblina estival.
Para siempre
Eras para siempre.
No soy de los que pierden el tiempo
en inmediatos adioses.
Muerte sobre la mar.
No te creas que no es algo serio.
Pero tengo sombras,
Y en domingo tengo sombras
Y al envolver el pescado
tengo sombras.
Maleficio dominical.
Estoy solo
en la barca
Es domingo
Y me purifico, mujer.
Y digo así como soy,
es domingo
y se me caen las muelas de la cara.
Solemne cántico mortal.
Para siempre,
reiríamos juntos
no sé de qué vívido ron.
Te tenía un cielo
de astrología alcanzable
y un rincón de domingo sin sombra.
Un tiempo que he torcido
como a un pescuezo trémulo.
Una mano que me tuerce
como a un pescuezo trémulo.
Para siempre,
mi cuerpo sin abrigo,
una tarde de domingo
que cuelga en el corazón.